Llega un momento en el que uno se tiene que rendir a la evidencia.
NO ha pasado nada.
Las banderillas son fundamentalmente inocuas. Todo el mundo sigue con su vida sin problemas ni secuelas tan campantes.
Nadie nota un exceso de mortalidad.
Salvo en un primer momento las estadísticas tampoco parecen refrendarlo.
Ver en casos puntualísimos una tendencia es querer ver de más.
NO teníamos razón (si en los temas de control social absurdos, no en la reticencia al medicamento)
NO ha pasado nada.
Las banderillas son fundamentalmente inocuas. Todo el mundo sigue con su vida sin problemas ni secuelas tan campantes.
Nadie nota un exceso de mortalidad.
Salvo en un primer momento las estadísticas tampoco parecen refrendarlo.
Ver en casos puntualísimos una tendencia es querer ver de más.
NO teníamos razón (si en los temas de control social absurdos, no en la reticencia al medicamento)