MEMORIA QUECHUA DE LA CONQUISTA
El esplendor del imperio inca coincide con le del otro “Pueblo del Sol”, los aztecas. La conquista del Estado quechua fue una gran proeza. Antes de morir el Inca Huayna Cápac, podre de Huáscar y Atahualpa, en 1525, el imperio inca tenía un millón de kilómetros cuadrados; desde la frontera con Colombia hasta el norte de Chile y Argentina había 4000 km comunicados por los caminos del incario.
El centro del imperio era Cuzco (‘ombligo del mundo’). Los españoles pronto tuvieron noticia de la proverbial riqueza de este imperio. El náufrago Alejo García fue el primero que con un grupo de chiriguanás del Paraguay tuvo contacto con los quechuas, pero sin mayor trascendencia.
De Panamá habrían de venir los conquistadores. Por suerte para los españoles, la fin de Huayna Cápac provocó la guerra entre Huáscar, el legítimo, y Atahualpa, lo que llevó a la división del imperio. Tras varias batallas, en la batalla de Cotabamba Atahualpa logró coger prisionero a su hermano Huáscar.
Entretanto Francisco Pizarro y Diego de Almagro habían hecho ya dos expediciones en busca del país del oro. Almagro regresa a Panamá y Cortés explora el golfo de Guayaquil donde le informan sobre el estado incaico y las luchas entre los dos reyes.
Em 1528, Pizarro va a España a obtener del emperador Carlos V la licencia para emprender la conquista del imperio inca. En 1530 regresa Pizarro a Panamá con las Capitulaciones (documento que le autorizaba a la conquista del Perú). Le acompañaban sus hermanos Hernando, Gonzalo y Juan. Al ver Almagro los poderes concedidos a Pizarro comenzó en él el repruebo y resentimiento que más tarde habría de fructificar.
En 1532, Pizarro y Almagro desembarcar con 200 hombres en Túmbez procedentes de Panamá. Atahualpa se encontraba en Cajamarca y tenía a su hermano prisionero. Atahualpa creía también que los españoles eran dioses, que se trataba del regreso del héroe cultural quechua Huiracocha (en México era Quetzalcóatl). El Inca envió, como Moctezuma, mensajeros y observadores. Los españoles no eran muchos y él tenía 40000 guerreros armados.
Dos meses después entran los españoles en Cajamarca, que estaba desierta; fuera de ella, en la llanura, estaba el ejército del Inca acampado. El Inca se entrevistó en la plaza de Cajamarca con Pizarro; el indio guancabilca Felipillo era el intérprete de Pizarro. La entrevista fue así:
| Tex Pizarro hizo saber al Inca que era embajador de un gran señor, que él debería ser su amigo. El Inca respondió con majestad que creía que venía enviado por un gran señor, pero que no tenía que hacer amistad, que también era él un gran señor en su reino. Habló entonces Fray Vicente de Valverde con la cruz en la derecha y el brevirio en la izquierda y le conminó a adorar a Dios y a la cruz y al Evangelio porque todo lo demás era cosa de burla.
Atahualpa respondió que él no adoraba sino al Sol que nunca muere y a sus dioses que también tenía en su ley. Preguntó luego al fraile quién le había enseñado la doctrina que predicaba. Lo que el fraile le respondió que se lo había dicho el Evangelio. Atahualpa pidió entonces el libro: “Dámelo a mí el libro para que me lo diga”.
Acto seguido se puso a ojear el libro. Acto seguido dijo: “No me lo dice, ni me habla a mí el dicho libro” y con gran majestad echó el dicho libro de las manos. Al ver esto fray Vicente exclamó a voces: ¡Aquí, caballeros, con estos indios gentiles, son contra nuestra fe”. Esta fue la señal paca comenzar el ataque.
[Relato de Guamán Poma] |
La caballería se lanzó sobre la gente de Atahualpa que fue hecho prisionero. “Murieron mucha gente de indios que no se pudo contar”. Viéndose perdido Atahualpa y temiendo que Pizarro cediera el trono a su hermano Huáscar, ordenó que este fuera ejecutado. Luego ofreció a los españoles llenar el aposento de la prisión de oro hasta la altura de un hombre y mandó traer todo el oro que se pudiera. Se llenó la habitación, pero Pizarro decidió apiolar a Atahualpa tras hacerle una farsa de juicio por el que se le condenaba por idolatría, adulterio, incesto con su hermana y fin a su hermano Huáscar.
Fray Vicente obtuvo la promesa de que si se dejaba bautizar la pena de la hoguera se le conmutaría por la del garrote. En 1533 moría Atahualpa ajusticiado por Pizarro. No sucumbió el imperio inca tan pronto, en realidad fueron los quechuas los que más resistencia pusieron a los españoles durante 40 años.
En 1534 llega por el norte Pedro Alvarado, el Tonatiuh de la conquista de México; quería adueñarse del reino de Quito por sus riquezas de oro. Almagro le convenció para que desistiera de su empresa, tras entregarle una gran cantidad de oro. Para hacer más fácil el gobierno, los españoles coronaron en el 1535 como Inca a Manco II, medio hermano de Atahualpa. Manco II no pudo soportar las crueldades de los españoles y se sublevó y con él el pueblo inca. Atacaron Lima y Cuzco, en estas batallas murió Juan Pizarro. Los españoles estuvieron a punto de perder. Manco II se retira y fortifica en la ciudad de Vilcabamba desde donde siguió atacando a los españoles.
Pizarro convence a Almagro par que conquiste Chile; este regresa desengañado y con la intención de apiolar a su rival Pizarro. Almagro toma en 1537 Cuzco y hace prisioneros a Alonso y Hernando Pizarro. Al año siguiente, Almagro es derrotado por Pizarro y condenado a fin. En 1541, Diego, hijo de Almagro, asesinó a su vez a Francisco Pizarro.
Las discordias entre los españoles emulaban las de los incas de tiempos de Huáscar y Atahualpa. En 1545 muere Manco II a quien sucede su hijo Sayri Túpac, que diez años después deja la fortaleza de Vilcabamba y se entrega a los españoles; para morir más tarde envenenado. Los quechuas coronan como rey a su hermano Titu Cusi Yupanqui quien desde Vilcabamba recrudece las batallas contra los españoles.
El virrey Francisco de Toledo, que gobernaba en Lima, le envió mensajes; el Inca redactó un mensaje en el que se quejaba de los ultrajes que había recibido su padre Manco II. Esta crónica redactada por un fraile que pudo entrar en Vilcabamba es un testimonio indígena de la Conquista. En 1569 moría en Vilcabamba Titu Cusi Yupanqui de pulmonía y le sucedía su hermano Túpac Amaru, el último de los Incas. Los españoles deciden apoderarse de la fortaleza de Vilcabamba, capturan a Túpac Amaru y lo ejecutan. Era el año 1572, la conquista del imperio inca quedaba consumada. Los quechuas, que en un principio habían creído que los españoles eran dioses, defendieron con heroísmo su libertad durante 40 años.
TESTIMONIOS QUECHUAS DE LA CONQUISTA
Los testimonios quechuas de la Conquista son menos abundantes que los de los aztecas y los mayas.
| El Primer Nueva Crónica y Buen Gobierno de Felipe Guamán [‘halcón’] y Poma [‘puma’]. Descendiente de los señores d Allanca Huánuco y quechua de pura cepa. La crónica está redactada en un castellano retorcido y con errores gramaticales y frases enteras en puro quechua. Es de difícil lectura, pero es una enciclopedia del mundo quechua y su historia. Cien páginas refieren la Conquista. |
| Instrucción del Inca don Diego de Castro, Titu Cusi Yupanqui, para el muy ilustro Señor Lic. Lope García de Castro. Es la memoria dictada por el Inca, que se dejó bautizar, al fraile Marcos García refiriendo las vejaciones de que fue objeto su padre Manco II. Se conserva en la Biblioteca del guanol. |
| Relación de Antigüedades deste Reyno del Pirú. Redactada a principios del XVII por Juan de Santa Cruz Pachacuti, Yamqui Salcamaygua. La parte referente a la Conquista es breve, pero muy importante. Se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. |
| Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega. Era hijo de un español y de una princesa incaica, sobrina de Huayna Cápac. Nació en Cuzco en 1538 y con los mestizos de los conquistadores aprendió latín e historia del Viejo Mundo. Sirvió en España y luchó contra los jovenlandeses bajo Juan de Austria, aprendiendo italiano para traducir después los Diálogos de Amor de León Hebreo. Murió en Córdoba en el 1616. Su testimonio es ya algo europeo. |
| Tragedia del Fin de Atahualpa. Pieza antigua de teatro en quechua, pertenece al género prehispano de los “huanca”, teatro épico. Es un testimonio más tardío que los anteriores, pero que por eso pone de manifiesto la persistencia del recuerdo de la Conquista en la conciencia indígena. Es una tragedia sumamente humana del trauma de los vencidos. Se sigue representando todavía. |
| Apu Inca Atawalpaman. Elegía quechua anónima escrita mucho después de la fin de Atahualpa. En ella se recuerda con realismo la ejecución de Atahualpa en Cajamarca y se describe la triste situación del pueblo quechua. |
| Runapag Llaqui. Poema tardío de la zona del Ecuador quechua. El título significa “desventura del indio” y es dolorida recordación de la fin de Atahualpa y las desgracias de los indígenas. |
CONCEPTO QUECHUA DE LA CONQUISTA
Como los aztecas, los incas creyeron que los españoles representaban la vuelta del dios-héros Huiracocha, por eso se les llamó los huiracochas; pero pronto se descubrió el error inicial. Los cronistas indígenas, para disipar el primer engaño, insisten en la codicia y sed de oro de los forasteros. El indígena pronto vio que no le quedaba más remedio que aceptar el cristianismo, pero hizo burla, a su manera, de lo que tuvo por falsa religiosidad de los conquistadores.
En la
Tragedia del Fin de Atahualpa traduce el intérprete Filipillo las palabras de Almagro: “Este fuerte señor te dice: nosotros hemos venido en busca de oro y plata”. Fray Vicente de Valverde ser interpone y grita: “No, nosotros venimos a hacer que conozcáis al verdadero Dios”. A lo que el enviado Huaya Huisa responde solamente: “El Sol, que es nuestro padre, es de oro refulgente y la Luna, que es nuestra progenitora, es de radiante plata, y en Curicancha ambos están. Pero para acercarse a ellos hay que besar antes la tierra”. Al final, a pesar de la heroica resistencia, el pueblo quechua se resigna, aunque en su alma llevó siempre clavado el trauma de la Conquista y la derrota por parte de los “enemigos barbudos”, los “huiracochas”:
| Bajo extraño imperio, aglomerados los martirios,
y destruidos,
perplejos, extraviados, negada la memoria, solos;
muerta la sombra que protege,
lloramos,
sin tener a quién o adónde volver.
Estamos delirando.
[Apu Inca Atawallpaman] |
DESCRIPCIÓN DE LOS CONQUISTADORES
| Decían que habían visto llegar a su tierra ciertas personas muy diferentes de nuestro hábito y traje, que parecían viracochas, que es el nombre con el que nosotros nombramos al Creador de todas las cosas, diciendo Tecsi Huiracochan; y nombraron de esta manera a aquellas personas que habían visto, lo uno porque diferenciaban mucho nuestro traje y semblante, y lo otro porque veían que andaban en unos animales muy grandes, las cuales tenían los pies de plata: y esto decían por el relumbrar de las herraduras.
Y también los llamaban así porque los habían visto hablar a solas en unos paños blancos como una persona habla con otra, y esto por el leer en sus libros y cartas; y aun les llaman viracochas por la excelencia y parecer de sus personas y mucha diferencia entre unos y otros, porque unos eran de barbas negras y otros bermejas, y porque los veían comer en plata; y también porque tenían yllapas, nombre que nosotros tenemos para los truenos, y esto decían por los arcabuces, porque pensaban que eran truenos del cielo.
[Relación de Titu Cusi Yupanqui para el Lic. Lope García de Castro] |
TRAGEDIA DEL FIN DE ATAHUALPA
Esta pieza de teatro en lengua quechua se representa aún en algunos lugares de la sierra andina. Más que un testimonio de la Conquista en sentido histórico, esta tragedia es memoria y reflejo de los sentimientos de quieres, descendientes de los vencidos, guardaron el recuerdo de la destrucción del estado incaico.
Diálogo entre el capitán Sairi Túpac, hijo del futuro Inca Manco II, y Pizarro, quien habla por medio del intérprete Felipillo, así como las palabras del propio Atahualpa al caer prisionero de los conquistadores.
SAIRI TÚPAC | |
| ¿Barbudo, adversario, hombre rojo,
por qué tan solo a mi señor,
a mi Inca le andas buscando?
¿No sabes que Atahualpa es Inca
y único Señor?
¿Acaso ignoras que es dueño de
esta clava de oro, que
estas dos serpientes son de
su propiedad?
Antes de que levante
esta su clava de oro,
piérdete, regresa a tu tierra,
barbudo enemigo, hombre rojo. |
FELIPILLO | |
| Sairi Túpac, inca que manda,
este rubio señor te dice:
“¿Qué necedades vienes a decirme,
pobre salvaje?
Me es imposible comprender
tu oscuro idioma.
Yo vengo en busca de tu señor Inca
y me propongo conducirlo;
si no, obtendré siquiera su cabeza
o bien su insignia real, para que ve
el poderoso señor, Rey de España.”
Esto te dice este guerrero,
Sairi Túpac, inca que manda. |
ATAHUALPA a Pizarro | |
| Barbudo enemigo, hombre rojo,
¿de dónde llegas extraviado,
a qué has venido, qué viento te
ha traído, qué es lo que quieres
aquí en mi casa, aquí en mi tierra?
En la ruta que has recorrido
no te abrasó el sol,
y el frío no te atravesó, y el monte,
retirándose a tu paso,
no te aplastó bajo sus peñas, y
abriéndose a tus pies la tierra
no pudo sepultarte, y el océano
envolviéndote no te hizo desaparecer.
¿De qué modo has venido y
qué quieres conmigo?
Vete, regresa a tu país
antes de que levante esta mi clava
de oro y vaya a terminar contigo.
Hombre rojo que ardes como el fuego
y en la quijada llevas densa lana,
me resulta imposible comprender
tu extraño lenguaje.
Yo no sé qué me dices,
no lo puedo saber de ningún modo.
Antes que mi señor, mi Inca,
monte en cólera, vete, piérdete.
(Pizarro solo mueve los labios) |
SAIRI TÚPAC a Atahualpa | |
| ¡Ay, ay, mi muy amado Atahualpa,
Inca mío!
Me es imposible descifrar
el lenguaje del enemigo.
Me infunde miedo el deslumbrar
de su honda de hierro.
Te toca a ti, solo señor, mi Inca,
como a poderoso que eres,
verte y hablar de igual a igual con él.
Acaso tú desentrañar pudieras
ese su atronador idioma.
Yo no he podido comprenderle
de ninguna manera. |
FELIPILLO a Atahualpa | |
| Señor Inca Atahualpa,
te dice este señor que manda:
“Es inútil que digas cualquier cosa
y de desates en palabras
que no se pueden comprender.
Yo soy un hombre pertinaz
y todos ante mí se humillan.
Te concedo un instante a fin de que te alistes
y te despidas de estos prójimos tuyos.
Prepárate, que has de partir conmigo
a la llamada ciudad de Barcelona.
Del mismo modo que en tus manos humillaste
a tu hermano Huáscar, asimismo
ante mí te doblegarás”. |