La guerras civiles entre españoles en el Perúsiglo XVI

EL CURIOSO IMPERTINENTE

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Quiero hablaros del episodio que puso punto y final a la era de los conquistadores y abrió paso a la era de los colonizadores, los funcionarios reales, los licenciados y bachilleres, los virreyes, los oidores y los corregidores: las guerras civiles entre españoles que asolaron en recién conquistado reino del Perú entre 1537 y 1554.

Como sabemos la conquista de las Indias fue esencialmente una empresa básicamente privada, en la que un puñado de aventureros arrostraron enormes peligros en pos de fama, riqueza, honores y la difusión de la fe. En aquella empresa la Corona no arriesgaba nada, pero obtenía cuantiosos beneficios: una quinta parte del botín en metales preciosos y joyas se entregaba al estado, el "quinto real".

Pero no era sólo a los guerreros indios a quienes debieron enfrentarse, como suele suceder sus peores enemigos eran sus propios compatriotas.

Es interesante observar como mientras España disfrutó de un largo período de estabilidad desde la época de los Reyes Católicos hasta 1808, tan sólo interrumpida por revueltas esporádicas (guerra de las comunidades, germanías, rebelión de los moriscos, guerra de los Segadores, etc) que fueron invariablemente aplastadas (exceptuando la rebelión portuguesa de 1640) en las Indias las primeras décadas después de la conquista fueron notablemente convulsas, especialmente en el Perú hasta que la autoridad real consiguió afianzarse y las filas de los primeros conquistadores quedaron diezmadas.

Empezando por el propio Cristóbal Colón y sus hermanos, que tuvieron que enfrentarse a una revuelta de los colonos españoles en la isla de La Española y terminaron siendo apresados , y devueltos a España cargados de cadenas por el enviado real Francisco de Bobadilla.

O la enemistad entre Hernán Cortés y el gobernador de Cuba Diego Velázquez, que culminó en la expedición de castigo que éste envió, al mando de Pánfilo de Narváez, en plena conquista de Méjico. Como sabemos, Cortés tuvo que abandonar precipitadamente Tenochtitlán para salir al encuentro de Narváez y derrotarlo en Cempoala. En el interín, los nobles aztecas, secundados por su pueblo se levantaron en armas contra los españoles y contra Moctezuma y asediaron a la guarnición española mandada por Alvarado, pero esa es otra historia.

Años más tarde, dueño ya de la Nueva España, el mismo Cortés afrontó a la rebelión de uno de sus capitanes, Cristóbal de Olid y audazmente encabezó una expedición de castigo hasta Honduras, una expedición difícil y peligrosa y a la postre inútil. A su regreso a Méjico se encontró con que había sido destituido por un funcionario real (el cual misteriosamente cayó enfermo y murió a los pocos días).

Por no hablar del triste final del descubridor del Oceáno Pacífico, Vasco Núñez de Balboa, decapitado por orden del gobernador Pedrarias Dávila.

Pero el episodio más largo y sangriento ocurrió en el Perú. El enfrentamiento entre los dos antiguos compañeros de armas, Francisco Pizarro y Diego de Almagro, fundamentalmente por la demarcación de la frontera entre los territorios bajo su respectivas jurisdicciones y en especial la ciudad de Cuzco, antigua capital del imperio incaico. El pleito condujo a un enfrentamiento armado entre los dos mandos. Almagro fue derrotado en la batalla de Las Salinas y decapitado por orden de Hernando Pizarro, hermano de Francisco.

Pero los almagristas estaban deseosos de venganza y encontraron un nuevo caudillo en Diego de Almagro el mozo, el cual, con un grupo de doce seguidores asaltó la mansión del gobernador Pizarro en Lima y le dio fin, así como a uno de los hermanastros de éste.
El Mozo se alzó con el gobierno del Perú. Los pizarristas y el visitador real Cristóbal Vaca de Castro lo declararon rebelde y traidor y se dispusieron a presentarse batalla.

Pronto surgieron disensiones internas en el bando almagrista. El Mozo quería aliarse con el inca Manco Cápac II, refugiado en el reducto selvático de Vilcabamba. Finalmente fue derrotado en la batalla de Chupas, la más sangrienta de las guerras civiles del Perú, fue apresado y enviado a Cuzco, condenado a fin y ejecutado en el mismo lugar donde le cortaron la cabeza a su padre. Tenía veinte años cuando murió.

La paz volvió al Perú, pero fue sólo una tregua porque aquel mismo año de 1542 el rey emperador Carlos promulgó las Leyes Nuevas que pretendían proteger a los indios de los abusos de los encomenderos. Con el fin de hacerlas cumplir llegó de España el primer virrey del Perú, Blasco Núñez de Vela. El malestar entre los encomenderos era palpable y estalló una nueva rebelión, capitaneada por Gonzalo Pizarro, hermano menor de Francisco y último de los Pizarro que aún quedaba en el Perú. Esta nueva revuelta tenía especial gravedad, pues era la primera vez que los colonizadores se rebelaban abiertamente contra la autoridad real.

Para añadir aún más confusión al drama, a causa de sus numerosas arbitrariedades, el virrey Blasco fue destituido por la Audiencia Real, lo detuvieron y decidieron enviarlo por mar a Panamá para ser juzgado. Pero en plena travesía, el encargado de custodiarle le puso en libertad y se ofreció a servirle. Blasco tomó el rumbo de la nave y ordenó el regreso a Tumbez y reunió un nuevo ejército en Quito con el que aplastar la revuelta pizarrista.

Gonzalo Pizarro marchó a su encuentro , la batalla se libró en Iñaquito, cerca de Quito y el virrey fue derrotado y muerto.

Los pizarristas habían dado fin a un funcionario nombrado por el rey, un delito de lesa majestad.
Se dice que había entre los partidarios de Gonzalo Pizarro quienes le aconsejaban que ya que se había convertido en un rebelde y un traidor a Su Majestad Católica, se proclamara rey del Perú.

Un nuevo funcionario real llegó con la misión de poner fin a las revueltas de una vez por todas. Se trataba del licenciado Pedro de la Gasca, sacerdote y diplomático sagaz. Llegó a Panamá donde se enteró de la fin del virrey Blasco. En poco tiempo consiguió ver reconocida su autoridad y los pizarristas empezaron a sufrir deserciones en sus filas. La Gasca ofrecía el perdón real a los rebeldes que se arrepintieran y se sometieran. Las filas realistas no paraban de crecer mientras las de los pizarristas menguaban. La batalla decisiva se libró en la pampa de Jaquijahuana. En realidad no hubo realmente una batalla pues los soldados rebeldes se rindieron en masa abandonando a sus jefes. Gonzalo Pizarro, Francisco de Carvajal (apodado el malo de los Andes) y los demás revoltosos fueron apresados y ajusticiados.

Con la fin del último de los Pizarro parecía que había llegado al fin la paz al Perú y se consolidaba definitivamente la autoridad real.

En 1553 Francisco Hernández Girón, quien había combatido en las huestes del virrey Blasco y más tarde en las de Gonzalo Pizarro, se rebeló en Cuzcó. Con un ejército de 900 hombres se dirigió a Lima. La Real Audiencia envió contra él a Pedro de Meneses quien fue derrotado. Otro ejército al mando del mariscal Alonso de Alvarado corrió igual suerte. Finalmente fue vencido en diciembre de 1554 en Pucara y ajusticiado en Lima.

Terminaron así las guerras civiles del Perú, aunque aún faltaba un último episodio a modo de epílogo que tuvo lugar en 1561 , el de la rebelión de Lope de Aguirre y sus marañones.

La conclusión de esta historia es que de la estirpe de los conquistadores la mayoría tuvo un final perversos. Ganaron imperios pero quienes se beneficiaron fueron otros hombres que vinieron detrás de ellos.
 
El final de muchos de los conquistadores da mucho que pensar. Magallanes también murió dando la vuelta al mundo, de lo cual no tiene la culpa la Corona, pero de lo que sí la tiene es de olvidarse de sus tratos: su familia no recibió un duro. Un gobierno de canallas ininterrumpido por 500 años ha dado por resultado un pueblo de me gusta la fruta.


Sobre la jugosa segunda intervención, recuerdo a los coforeros que el trolleo de los hilos serios debería ser premiado con reporte.

Juan Sebastián Elcano tampoco terminó demasiado bien.


Últimos años

Tras otorgar testamento el 26 de julio,5 murió de escorbuto el 4 de agosto de 1526 a bordo de la nao Victoria cuando participaba en la expedición de García Jofre de Loaisa a las Islas Molucas.

Por cierto que aunque tengas algo de razón en lo que dices yo creo que la culpa de aquellos sucesos si bien se mira están bastante repartidas. Sencillamente la mayoría de aquellos hombres eran demasiado pendencieros y codiciosos y por eso terminaron matándose entre ellos. En definitiva, eran demasiado parecidos a estos personajes de ficción para su propio bien:

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Es cierto, pero mira el caso de Colón y el de Magallanes. No es de recibo andar moliendo al que te ha descubierto América y dejar en ropa interior a la familia del otro. Los reyes ingleses tratan mucho mejor a sus piratas, que tampoco eran mejores personas. Simplemente tienen claro a quién le deben los favores, y en vez de ser hijoputescos como Fernando VII, que al primero que joroba es al que le ayuda, son más razonables y reconocen parte del mérito con dinero y favores a quienes les ayudan.

También está el caso de Juan de Austria, de Blas de Lezo (bien conocido aquí) y de tantísimos otros. Si una cosa ha hecho bien la tal cantante Ana Belén es la letra de España camisa blanca: a veces progenitora, y siempre madrastra.
Como que no es suya, sino de Blas de Otero.
 
Tanto como guerras civiles... No estoy muy al caso pero parecen enfrentamientos entre capitostes y sus seguidores por la plaza de virrey.
 
Tanto como guerras civiles... No estoy muy al caso pero parecen enfrentamientos entre capitostes y sus seguidores por la plaza de virrey.

Empezaron como peleas entre capitostes, pero se convirtieron en algo más serio cuando derivaron en rebelión abierta contra la autoridad real.

Y la plaza de virrey no estaba en litigio. El virrey era nombrado directamente por el monarca, no era un cargo al alcance del primer aventurero con ambiciones que pasara por ahí.

Lo que había era un conflicto de intereses. Imaginemos un grupo de hombres a miles de kilómetros de la progenitora patria, que por su solo esfuerzo han conquistado imperios y han humillado a monarcas tan poderosos como Moctezuma y Atahualpa. Se ven dueños de países enteros, pero entonces se acuerdan de que siguen siendo súbditos de un rey que está al otro lado de la Mar Océana, con el que además firmaron unas capitulaciones por las que éste les concedia graciosamente la licencia para explorar, conquistar y poblar las nuevas tierras y que el rey el Consejo de Indias tienen la autoridad para nombrar los gobernadores, jueces y virreyes que se hagan cargo de los territorios conquistados. Aquello tenía forzosamente que causar problemas.
 
Hombre llamar a eso guerras civiles... te has pasao un poco.
 
Las guerras civiles del Perú, según la 'Nueva coronica y buen gobierno" de Felipe Guamán Poma de Ayala , publicada en 1615:

Como estaua leuantado la tierra, ací los cristianos como los yndios andauan [... ]dos del encuentro de entre ermanos, Guarca Ynga, lexítimo, con su ermano Atagualpa Ynga, uastardo. Y después de la conquista y primer gente nunca uista y la destruyción de ellos y fin del rrey Ynga y de los señores grandes como duque de Alua, conde, marqueses y caualleros y señores deste rreyno de los yndios y prencipales, curacas. Y como se perdió, se hizieron de yndios uajos y de mandoncillos caciques, no lo ciendo, y le uecitó.

De yndio tributario, mitayo, se hizo cacique prencipal y se llaman “don” y sus mugeres, “doña”. Por ser perdido la tierra y el mundo, lo propio de los españoles pulperos, mercachifles, jastres, zapateros, pasteleros, panaderos, se llaman “don” y “doña”. Los judíos y jovenlandeses tienen “don”, mundo al rreués2.

Desto los jueses no lo rremedia; por ser cohechados como los saserdotes y padres, se llaman dotores y lisenciados, bachelleres, maystros, no teniendo título ni derecho y no sauer letra. Algunos por chocarreal y burlarse le dize “lesenciasno”. Esto es dezir que ay mundo al rreués, pero la justicia deue ajustar y castigar.

Don Francisco Pizarro con el enterés de la conquista y del gouierno del rreyno y de la rrequiesa de oro y plata se alsó y le mató a don Diego de Almagro el viejo y se leuantó por gouernador deste rreyno don Francisco Pizarro. Don Diego de Almagro el moso mestizo mató a don Francisco Pizarro y se leuantó Don Diego de Almagro el moso por gouernador de la tierra. Gonzalo Pizarro y los demás conquistadores y oydores le mató a don Diego de Almagro el moso y se leuantó Gonzalo Pizarro y mató al birrey Blasco Nuñes en Quito.3

Y se leuantó Gonzalo Pizarro por rrey y gouernador de la tierra y se pregonó desde su casa y se alsó contra la corona rreal. Y le conquistó y mató el prícidente y los oydores y capitanes, arzoobispos, obispos y perlados que enbió el enperador.

Y después se alsó Francisco Hernandes Girón contra la corona rreal y lo desbarataron los señores deste rreyno, dándole primer batalla don Martín Guaman Malque de Ayala, segunda persona del Ynga, excelentícimo señor deste rreyno, y apo Uasco, prencipal de la prouincia de Andaguaylas, Changa, en Gunca Co[c]ha, junto a Ora Yaoma. Y dallí le prendió apo Alanya y Chuqui Llanqui, yndios Uancas, y le hizieron justicia en Lima. Y después Carreño y los de Quito se quicieron leuantar y se hizo justicia en el Cuzco.

Nótese que el autor resalta el papel de su padre en la derrota de la revuelta de Francisco Hernández Girón.




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DON FRAN[CIS]CO PIZARO LE MATÓ A DON DI[EG]O DE ALMAGRO, el biejo capitán y conquistador1.

En el año de mil y quinientos y quarenta y uno, papa Paulo tres de su pontificado ueynte y tres, enperador don Carlos cinco y de su enperio ueynte y tres y de su rreynado ueynte y quatro, tubieron contradición don Francisco Pizarro con don Diego de Almagro, los dos capitanes, por el gouierno deste rreyno. Y ací le mató y se alsó; tubo la batalla en Yauri Pampa, más auajo de San Sebastián de la ciudad del Cuzco. Y le ayudó Gonzalo Pizarro su ermano. Le dio parte y tubo otra batalla en Quito. Y le prendió en la batalla y le mató y le cortó la cauesa y hizo justicia por quedar solo en el gouierno.

Y no tubieron contradición con los yndios ningún capitán, cino entre ellos por la cudicia de los yndios y del oro y plata y señorear solo apsolutamente, cin que nadie se le meta en este rreyno, cin mandacto del señor enperador, cino sólo a su boluntad se leuantó y alsó el estandarte rreal deste rreyno. Cin consederación de [sic] fue enbiado por enbaxador del señor enperador, con la soberbia hizo todo los daños y atreuimientos de apiolar al rrey del Pirú, Atagualpa Ynga, y sentenciar, ciendo un cauallero pobre2.

De ello perdió su Magestad mucha hazienda de la fin de los Yngas y de señores grandes deste rreyno. Están perdidos toda la rriquiesa, oro y plata y minas deste rreyno.

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[A] DON DI[EG]O DE ALMAGRO EL MOZO MESTIZO MATÓ Gonzalo Pizarro, ermano de don Francisco Pizarro, capitán

Don Diego de Almagro el moso mestizo mató a don Francisco Pizarro en el año de mil y quinientos quareynta y uno, papa Paulo tres de su pontificado ueynte y tres, enperador don Carlos cinco y de su enperio ueynte y tres y de su rreynado ueynte quatro. Tubieron la batalla con los oydores en Uarina Pampa en el Collau. Ubo grandes muertes y batalla. Duró esta dicha batalla desde por la mañana hasta la oración de la noche y murió mucha gente. Fue destruyda de la uanda de los oydores y de don Francisco Pizarro.

La batalla de don Diego de Almagro el moso en Chupas Pampa, Uaraco Urco, con Uaca de Castro del egército de don Diego de Almagro: Tubo ochocientos soldados, quarenta de a cauallo, cien arcabuseros, trecientos piqueros y quatro piesas de artellería. Fue el capitán Candía de la artellería. Luego en el mismo encuentro le mató don Diego de Almagro al dicho capitán Candía, porque al desparar los echaua toda las piesas por alto y por los lados y ancí le dio una lansada. Y de la uanda del rrey, ochocientos soldados y sesenta de a cauallo, docientos arcabuseros, y piqueros fueron setecientos. Y se dieron la batalla.

En este tienpo seruió a su Magestad en esta batalla don Martín de Ayala, el excelentícimo señor, padre del autor, y don Juan Tingo, segunda persona, Cauina ynga. De la uanda de su Magestad dio rrecaudo y de comer y ancí se echaron a huyr; de la uanda de don Diego de Almago saquearon.

Tubo otro encuentro en Quito en el ualle llamado Hambato, adonde mataua yndios dilenqüentes el dicho Ynga. Allí dieron batalla don Diego de Almagro el moso con los oydores y Gonzalo Pizarro. Le prendió y le mató a don Diego de Almagro el moso Gonzalo Pizarro.

Este dicho don Diego de Almagro el moso no se alsó contra la corona rreal y con enterés de yndios ni de oro ni plata ni querer señorear, cino por uengarse de la fin de su padre1. Como cristiano y cauallero y honrrado murió. Ni su padre no se alsó con ningún ynterés, cino por defenderse de sus enemigos, que como desde primero le tenía en repruebo y demistad y procurado la fin de sus enemigos.

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PRIMER VIREI BLASCO NVÑES DE VELA MATÓ AL CONQVIStador Gelín Juares [Illán Suárez de Carvajal], fator, con sus pajes le mandó apiolar.

El primer uirrey Blasco Nuñes de Uela1, año de mil quinientos y quarenta y quatro, papa Paulo tres de su pontificado onze, enperador don Carlos cinco de su enperio ueynte y says y de su rreynado ueynte y ciete. Lo susedido a Blasco Nuñes de Uela, uirrey, que en conpañía de don Francisco Tello auía partido para el Pirú.

A dies días de henero [llegó] a Nombre de Dios y pasó a Panamá y estubo ueynte días. Y le enformó los oydores que como con la nueua ley rreciuían mal los conquistadores, que ellos auían seruido a su Magestad en la batalla de Uaca de Castro con don Diego de Almagro, del biejo como del moso, quatro oydores.

Y el uirrey juntó quinientos hombres, maystre canpo Alonso de Toro, y a don Pedro de Portocarrero por capitán de gente de a cauallo y de enfantería, Migel Juan Beles de Gueuara.

Diego Senteno, en nombre de la uilla de Plata, fue de los rreys con rrecaudo del uirrey. Senteno halló al capitán Almendras con su gente. Diego Senteno le abisó a Gonzalo Pizarro.

Prenden al lesenciado Uaca de Castro, don Pedro Luys de Cabrera, al capitán Hernando Mexía, su ermano, al capitán Lorenso de Aldana. Metió en una naue de armada y fue desterrado a Nicaraua, a Panamá. Nombró capitán a don Alonso Montemayor, Diego Áluares Cueto, su cuñado, con seyci[e]ntos hombres.

Pariciendo al virrey Blasco Nuñes, mandó apiolar a sus pages al fator Gelín Xuares [Illán Suárez de Carvajal], conquistador.

Prenden al uirrey; desposeýdo de su oficio, pricidente al lecinciado Sepeda, [hicieron llamar] al capitán Martín de Robles para la preción firmada de sus nombres. Prendió cin quitalle las armas y lo lleuaron a una esleta junto a Lima con su guarda para que no lo matase sus parientes del dicho fator. Rehuymiento de lesenciado Juan Áluares a Blasco Nuñes Uela, uirrey.

El dicho Blasco Nuñes de Uela en Quito fue uencido en la batalla de Gonzalo Pizarro. Y, después de muerto, le cortaron la cauesa.

Cilua, Diego Senteno fueron tanbién uencidos, desuaratados del capitán Caruajal y se fueron huyendo.

Carta y auisos de Gonzalo Pizarro, escrita al señor rrey enperador don Carlos, pensando que le abía de enbialle rrecaudo para gouernar la tierra y ser señor en ella y en el rreyno con esta tonalidad.

Y ací enbió muchos abizos y enformó por donde enbió el señor rrey enperador primer uirrey a Blasco Nuñes de Uela y más oydores y nueua ley.

Y la carta de Gonzalo Pizarro dize:

S[acra] R[eal] M[agestad]: QVE EN esta buestra prouincia y rreyno del Pirú abido grandes rrebueltas y daños entre los conquistadores, abiéndose acauado mi ermano don Francisco Pizarro y don Diego de Almagro y los demás conquistadores. Y no se acauará ni uendrá a concierto ni estará en pas ci Vuestra Magestad no lo rremedia, y rrecreserá grandícimos daños y trauajos como auido. Y cada uno tienen su pretencior y haze lo que quiere y nostá en sugeto y otras cosas auido, como en muchas cartas y abisos le e abizado para que se prouea rremedio antes que no rrecresca más en este rreyno.

Con tanto, beso los rreales pies y manos su umilde bazallo, Gonzalo Pizarro (rúbrica)

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ENPERADOR DON CARLOS ENBÍA SV CARTA I PERDÓN A GONZAlo Pizarro y a los demás conquistadores y lo lleua la carta el dotor Pedro de la Casca.

Carta y perdón que enbió a Gonzalo Pizarro y a los demás conquistadores, año de mil y quinientos y cincuenta y quatro, papa Paulo tres de su pontificado treze, enperador don Carlos cinco de su enperio ueynte y ocho y de su rreynado ueynte y nueue:

Pedro de la Gasca, nombrado pricidente de su Magestad, y lleue cartas de su Magestad y enbía con ellas su carta. Y lo llebó Pedro Fernandes Panyagua. Dize desta manera la carta de su Magestad2:

Carlos, por la gracia de Dios, enperador de rromanos, rrey de las Espanias, de Germania :

Gonzalo Pizarro: Por buestra letra y abisos de deuersas tenemos entendido los rrumores y leuantamientos en esas prouincias del Pirú sucididas después auer llegado Blasco Nuñes Uela, nuestro uirrey, en esas partes y los oydores de la rreal audiencia que con él fueron por rrazón de querer poner en xecución la nueua ley y hordenansas por nos hechas. No queríades azeptallo y de ello auíades leuantado bos y los demás. Y de ello os perdonamos. Y que lo dexes y cumpláys y xecutéys cin delación bos y los demás.

Carlos (rúbrica)

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EL RECIBEMIENTO SOLENE QVE HIZO GONZALO PIZARO al capitán Caruajal en la ciudad de los rreys de Lima con los demás prencipales de la dicha ciudad.

Capitán Caruajal fue rreciuida en el año de mil y quinientos y quareynta y ciete, papa Paulo tres de su pontificado catorse, enperador don Carlos cinco y de su enperio dies y nueue y de su rreynado treynta, suseso del dotor Pedro de la Casca1:

Pedro Fernandes Paniagua, a quien el dotor de la Casca enbió el año pasado con cartas a Gonzalo Pizarro con quexas que tenía del Caruajal.

Escriuió a su gouernador a Quito a sus capitanes2.

En este tienpo llegó de Charcas el capitán Caruajal con mil y quinientos soldados, trecientos arcabuseros y quatrocientos mil escudos. Fue rrecibido en la ciudad de los rrey con mucha solenidad. Sale a rrecibir Gonzalo Pizarro con toda la gente prencipal de la dicha ciudad3.

Luego llegó nueua del Puerto Uiejo cómo se auía uisto quatro nauíos, cómo uiendo la tierra, bolbió y pasó adelante. Y dixo que era mala señal.

Y saltó a Trugillo dotor Caruajal, Cepeda, capitán de arcabusero Juan de Acosta, Juan Ueles de Gueuara, Juan de la Torre, capitanes de la enfantería de piqueros hizo Hernando Bachicau, Martín de Robles, Martín de Almendras. Y confirmó en el oficio de maystre de canpo de todo exército a Francisco de Caruajal con cien arcabuseros que abía traýdo de Charca. A los capitanes de a cauallo, a cada uno cinqüenta mil ducados, a los de enfantería, un ueynte y cinco mil. Fue criado por arfeles general de estandarte Antonio Altamirano, ciudadano y rregidor del Cuzco, con ochenta caualleros.

Y sacaron en canpañas sus uanderas; dotor Sepeda en su uandera puso una ymagen de Nuestra Señora, el dotor Caruajal, una ymagen del señor Sanctiago, el capitán Caruajal, la misma que auía lleuado contra el uirrey Blasco Nuñes Uela, el capitán Gueuara figoró unos corasones con unos montes y unas letras que decía “Pizarro”, el capitán Bachicau, una G rrebuelta en una pe, P, que desía “Gonzalo Pizarro”, con una corona de rrey arriba. El estandarte rreal serbía las armas rreales enpereales.

Gonzalo Pizarro entendía en dar socorro a los soldados que no estauan asentado de la enfantería, mil hombres armados.

Al capitán Lorenso de Aldana en su nombre de todo el rreyno a enformar al enperador se auía uenido con el pricidente contra ellos1.

[A] el dotor de la Casca sentencia Gonsalo Pizarro que le corte la cauesa, y [que] a Lorenso de Aldana y a Hinojosa con los demás capitanes fueesen [sic] desquartesados. Queriendo [Gonzalo] que firmasen los abogados, aconsexaron no pronunciase tal sentencia. Luego le dixeron que el pricidente era saserdote, como tal, ecento de su juridición. Con estas rrasones se suspendió.

Capitán Aldana salió los nauíos de la costa. Salió Juan del [sic] Acosta, corrió con cien arcabuseros de a cauallo.

En lugar del dotor [Carvajal], al capitán Juan de Acosta con docientos y ochenta llegó a la barranca de Trugillo. Dotor Caruajal con trecientos arcabuseros y llebó el capitán Juan del [sic] Acosta2.

Capitán Sayauedra, tiniente de Guanoco, tubo cartas de Lorenso de Aldana que le persuadía se rredugese al seruicio enpereal. Salió en busca de Gonzalo Pizarro, que tanbién lo abía llamado. Desto salió secretamente, se fueron [a] Gonzalo Pizarro tres capitanes.

Sayauedra enbió un capitán en su alcanse [hacia] Gonzalo Pizarro, con trecientos hombres [para que] quemase todo Guanoco a los yndios. Y los yndios estauan de armas. Y señoreaua en seruicio del enperador el capitán Sayauedra y de la uanda de los yndios, el capitán general, segunda persona del Ynga, capac apo [poderoso señor] don Martín Guaman Malque de Ayala, Allauca Uanoco, Yaro Bilca, el excelentícimo señor destos rreynos, y otros capitanes yndios defendió la ciudad de Guanoco3.

Y dallí se fueron [Saavedra] con quatro caualleros; se juntó en la ciudad de Caxamarca con jovenlandesa4.

Después de Ynajosa, fue Antonio de Robles al Cuzco y hizo mucha gente. Alonso Peres de Ysquiuel, Luys de Herrera [Rivera], Francisco Negal [Negral], Diego Áluares, Pedro Ortís de Sárati [Zárate] en esta horden caminó hasta llegar al Cuzco.

El ardil [ardid] de Diego Senteno [Centeno] de quitar cillas y freno de los cauallos de los contrarios y comensó a echar fuera de la ciudad con yndios, enbinción del baleroso.

Hizo cortar la cauesa a Gerónimo Mexía, yerno del Conde La Gomera.


En los Reys pareciendo que Gonzalo Pizarro que Antonio Altamirano, su alferes general, andaua con treuesa en su [n]egocio y de su sospecha le hizo dar garrote una noche y otro día lo mandó ahorcar públicamente. Y dio el estandarte a don Antonio de Reuera [Rivera].

Y juntó todos los ciudadanos y hombres prencipales, a quien le agradició que se auían puesto en tanta guerra y peligro sólo por defendella del marqués don Francisco Pizarro, su ermano, la honrra y trauajo de la conquista deste rreyno2.

Y ancí Gonzalo Pizarro ordenó el capitán Juan de Acosta se partiese la buelta del Cuzco por el camino de la cierra con trecientos hombres, maystre de canpo Páez de Sotomayor, y por capi[tá]n de a cauallos Martín de Olmos y de arcabuseros y piqueros, don Gomeel [Diego de Gumiel] y Martín de Almendras. Dio el estandarte enpereal y Martín de Alarcón contra Diego Senteno al Cuzco.

La armada de Lorenso de Aldana pareció dos leguas del puerto.

Ausentáronse Gabriel Uerdumes [Bermúdez] y Gomes de Roxas, su sobrino, y otros hombres prencipales. Y en otra parte se huyeron y picaron la espuela, yua deziendo: “Biba, biba, enperador”, y “Muera y muera el tirano de Gonzalo Pizarro”3.

Perdón se publicó del enperador y se alsó el estandarte rreal de su Magestad. [A] Mendosa y Seluera, acimismo a fray Pedro de la Merced y Gonzalo Núñez [Muñoz] dixo. “Demos”, rresponde Pizarro; dixo ci se biniese a juntar trecientos hombres4.

Bays [Páez] de Sotomayor, Martín de Olmos y Martín de Alarcón, alferes general, y Hernando de Aluarado, Alonso Regil [Rengel], Antonio de Áuila5.

Marcha al Cuzco Juan de Acosta; llegó a Ariquipa con cien hombres a Gonzalo Pizarro. Trecientos y cinqüenta de Diego Senteno estaua en el Collao.

Y capitán Mendoza alsa estandarte y Diego Senteno en seruicio del enperador.

[El presidente] desenbarcó en el puerto de Tumbes y dejó un nauío en ella, por capitán don Pedro de Reuera. Y Alonso de Ynojosa marcha hasta ajuntarse con otra armada [en Cajamarca]. [Centeno] se junta [con Mendoza y la gente] de Charcas y Cuzco, Ariquipa6. Y traýa un clérigo de misa.

Diego Senteno tenía mil hombres y docientos de a cauallo y ciento y cinqüenta arcabuseros, por maystre de canpo Luys de Reuera, alferes general Diego Áluares, sargento mayor Luys García. Del egército de Gonzalo Pizarro, maystre de canpo Francisco de Caruajal, trecientos arcabuseros, ochenta caualleros, quinientos piqueros.

De la primera artellería ciento y cinqüeenta [sic] hombres, dos capitanes de fuerte, de la segunda artellería rrompió del todo. Comensaron a huyr; Gonzalo Pizarro cayó en tierra.

De la parte de Diego Senteno, cien hombres con treynta que hizo justicia; un frayle de la Merced de misa. Murió el mayse [sic] de canpo Luys de Reuera, Diego Lopes de Súñiga, Pantoxa, Sanogal2.

De la parte de Gonzalo Pizarro murió ciento y ueynte. Y Caruajal, con algunos de a cauallo, se fueron y escaparon en la gran batalla que fue mayor en este rreyno entre cristianos, que no con los yndios3.

De Diego Senteno en seruicio de su Magestad y de Gonzalo Pizarro deí traydor contra la corona rreal fue esta batalla de la prouincia del Collao, por donde fue desbaratado y se huyó Gonzalo Pizarro con los demás capitanes y soldados y Caruajal se fueron.

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REHVIMIENTO DE GONZALO PIZARO I LE CIGVIó el dotor Pedro de la Casca contra ellos como pricidente.

El pricidente dotor Pedro de la Casca le hizo huyr a Gonzalo Pizarro1.

Y [Gonzalo Pizarro] tornó al Cuzco con quatrocientos soldados. Yua haziendo más gente y maltratando a los yndios2.

Y ancí este dicho dotor de la Casca, pricidente, exército que hizo. Y tornó otra armada al pricidente. El mariscal Aluarado fue declarado por maystre de canpo, el dotor [Benito] Caruajal alferes general, don Pedro de Uillauisencio sargento mayor, capitanes de a cauallo el capitán Luys de Áualos de Ayala, don Pedro de Cabrera, Gomes de Aluarado, Juan de Sayauedra, Diego de jovenlandesa, Alonso de Mendoza y otros capitanes de enfantería don Baltazar de Castilla, Fernán Megía de Gusmán, Francisco Mosquera, Gomes de Solís y otros capitanes de la artellería Gabriel de Roxas3.

Para estar serca de la persona del pricidente, nombraron al arzoobispo de la ciudad de los rreys y al obispo del Cuzco y de Quito y a fray Tomás de San Martín, probincial de Sancto Domingo, y [al provincial] de la horde[n] de Nuestra Señora de las Mercedes y guardián de San Francisco, y otros muchos rreligiosos.

Luego el pricidente mandó hazer última rreciña donde halló setecientos arcabuseros, quinientos piqueros y quatrocientos de a cauallo, que en el ualle en la qüenta que se hizo de los capitanes y soldados llegaron en Xauxa mil y quinientos hombres.

Y ancí a los dichos sus contrarios enemigos Gonzalo Pizarro le seguieron.

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RESPONDE EL DOTOR P[EDR]O DE LA CASCA AL ENBAjador de Gonzalo Pizarro que uino un clérigo de misa1.

/ en Xacxauana Pampa /

El dotor Pedro de la Casca, pricidente, en el año de mil y quinientos y quarenta y ocho, papa Paulo tres de su pontificado quinze, enperador don Carlos cinco de su enperio treynta y de su rreynado treynta y uno:

El dotor de la Casca tornó a la dicha armada, encuentró en el ualle de Xacxauana, adonde enbió un clérigo de misa de la parte de Gonzalo Pizarro que deshiciese la batalla. Y rresponde el pricidente que no a lugar.

El dicho pricidente está con nouecientos hombres de a pie, quinientos de a cauallo y otros quinientos arcabuseros y seys piesas de artellería. Se armaron en Xacxauana Pampa, says leguas del Cuzco.

“Con buen ánimo”, dixo Gonzalo Pizarro, “que todos se uan, que tanbién me yré. Quizá me perdonará.” El capitán Acosta dixo: “Deemos en ellos y jovenlandesamos como buenos soldados.”2 [Dize Gonzalo:] “Quiere Dios que jovenlandesamos como cristianos que como paganos.”

Rendió al sargento mayor y dio un estoque a don Pedro de Uillauisencio y préndele a Gonzalo Pizarro y a los demás capitanes. Y [le] tubo preso [a Gonzale Pizarro] Diego de Senteno. El Caruajal escapó [a]donde le prendieron de dentro de canauerales. En el Cuzco prenden al capitán Acosta.

Saquearon y hallaron mucho oro y plata y cauallos.

El día seguiente sentenció a cortar la cauesa al dotor Ciancas, Aluarado y a Gonzalo Pizarro. Y lleuaron la cauesa a Los Reys de Lima y lo pucieron en una xaula de hierro en unas uentanas. Guartezado Caruajal, ahorcado nueue de sus capitanes, acauando, se bolbieron todos a sus ciudades.
 
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