Pese al sesgo de artículo, es claro que la Bandoleritat estipendia que es un primor, tal como si el dinero lloviera del cielo, destinándolo en fruslerías. Es legítimamente denunciable igual que las desmesuras de otras CC.AA, máxime en estos aciagos tiempos de recesión económica en los que habría de prevalecer una actitud espartana.
El porcentaje de los que quieren es ínfimo. Lo correcto hubiese sido decir que algunos queremos o quizá mejor cuatro amigos y yo, pero claro, el mensaje subyacente ya no sería el mismo...