Los nazis de la boina se esfuerzan cada día en hacer más simpático el aprendizaje forzoso de la jerigonza de cosa que ni ellos usan.
Esta gente es estulto. Lo único que conseguirán es que la gente lo deteste y lo vea como una imposición inútil... cosa que por otro lado, es lo que es.
Se prevé un gran futuro para la eusko cháchara, sí.
«Nunca me imaginé que el Gobierno vasco matricularía contra nuestra voluntad a nuestros hijos en una ikastola», confiesa Ana, una progenitora treintañera, docente de formación, mientras ve como sus tres hijos corretean en los columpios de un parque en el barrio del Antiguo en San Sebastián. Son las 12.10 horas del mediodía y el sol templa una fría mañana a escasos cincuenta metros de la playa de Ondarreta. Un entorno idílico en el que Ana, nieta e hija de donostiarras, ha descubierto las enormes dificultades a las que se enfrentan los padres que desean que sus hijos estudien en castellano en Euskadi. La familia de Ana ha decidido rebelarse ante esta «imposición del euskera» y ya ha denunciado ante la Fiscalía y ha comunicado al Defensor del Pueblo vasco la vulneración de su derecho a educar sus hijos en castellano.
«Mami, por favor, estoy deseando que nos den un colegio en castellano para hacer amigas», le dice casi al oído su segunda hija que debería estar cursando 2º de Primaria. Los padres junto a sus tres niños regresaron a España a finales de enero en una «vuelta a su tierra» desde las Islas Británicas siendo conscientes de que los más pequeños tendrían que conocer y utilizar el euskera. «Desde el amor» a esta lengua, como recalca Ana. Una clara voluntad de facilitar el aprendizaje del euskera que incluyó en uno de los correos electrónicos con los que ha intentado pedir sin éxito la colaboración de la Delegación de Educación.
«Antes de volver a España estudié con detalle la normativa educativa en Euskadi con los tres modelos lingüísticos y hasta hice la previsión que mis hijos podrían necesitar clases de refuerzo en euskera pero nunca imaginé que estarían un mes en la calle porque el Gobierno vasco decidió que los tres debían ir a una ikastola», confiesa Ana mientras los tres chavales aprovechan los columpios vacíos del parque. Niños de 10, 7 y 6 años que cuentan los minutos para ir a jugar al tenis y coincidir allí con otros chavales y que ahora acaban de salir de una academia en donde han repasado el castellano, el idioma con el que sus padres desean que sigan formándose.
La odisea para los niños de Ana se inició cuando el pasado 3 de febrero recibió un SMS en su teléfono en el que se le indicaba que el nuevo centro educativo de sus hijos era la ikastola Jakintza donde estudiarían todas las asignaturas en euskera. «No me lo podía creer; era condenarles al fracaso escolar y no tener en cuenta ninguna de los tres centros que habíamos incluido en nuestra solicitud, ni las circunstancias que incluimos entre las observaciones», recuerda un mes después, treinta días con tres niños literalmente en la calle porque sus padres no admitieron el trágala de mandarles a la ikastola impuesta por el Gobierno de Urkullu.
«Estuvimos a punto de ceder y pensamos marcharnos a Cantabria o a Asturias pero mi progenitora y mi abuela nacieron aquí», sostiene Ana que en uno de las alegaciones -aún no contestadas de manera formal- advirtió al Gobierno vasco que se le estaban vulnerando sus derechos como «ciudadana española» y que dejó claro desde el primer contacto con el Departamento de Educación que estaba dispuesta a que sus hijos acudieran a colegios diferentes al incorporarse a mitad de curso.
«Yo defiendo el 'modelo D' (íntegramente en euskera) y me parece que es una opción libre para los padres pero también debe respetarse el derecho de los padres que desean una educación en castellano; es lo que marca la ley», insiste Ana que encontró en la asociación Hablamos español el respaldo legal y el apoyo que no encontró en sus interlocutores de la Delegación de Educación en San Sebastián [...]
La Fiscalía investigará la matriculación de tres niños en una ikastola vasca cuando querían estudiar en español | País Vasco
Esta gente es estulto. Lo único que conseguirán es que la gente lo deteste y lo vea como una imposición inútil... cosa que por otro lado, es lo que es.
Se prevé un gran futuro para la eusko cháchara, sí.
«Nunca me imaginé que el Gobierno vasco matricularía contra nuestra voluntad a nuestros hijos en una ikastola», confiesa Ana, una progenitora treintañera, docente de formación, mientras ve como sus tres hijos corretean en los columpios de un parque en el barrio del Antiguo en San Sebastián. Son las 12.10 horas del mediodía y el sol templa una fría mañana a escasos cincuenta metros de la playa de Ondarreta. Un entorno idílico en el que Ana, nieta e hija de donostiarras, ha descubierto las enormes dificultades a las que se enfrentan los padres que desean que sus hijos estudien en castellano en Euskadi. La familia de Ana ha decidido rebelarse ante esta «imposición del euskera» y ya ha denunciado ante la Fiscalía y ha comunicado al Defensor del Pueblo vasco la vulneración de su derecho a educar sus hijos en castellano.
«Mami, por favor, estoy deseando que nos den un colegio en castellano para hacer amigas», le dice casi al oído su segunda hija que debería estar cursando 2º de Primaria. Los padres junto a sus tres niños regresaron a España a finales de enero en una «vuelta a su tierra» desde las Islas Británicas siendo conscientes de que los más pequeños tendrían que conocer y utilizar el euskera. «Desde el amor» a esta lengua, como recalca Ana. Una clara voluntad de facilitar el aprendizaje del euskera que incluyó en uno de los correos electrónicos con los que ha intentado pedir sin éxito la colaboración de la Delegación de Educación.
«Antes de volver a España estudié con detalle la normativa educativa en Euskadi con los tres modelos lingüísticos y hasta hice la previsión que mis hijos podrían necesitar clases de refuerzo en euskera pero nunca imaginé que estarían un mes en la calle porque el Gobierno vasco decidió que los tres debían ir a una ikastola», confiesa Ana mientras los tres chavales aprovechan los columpios vacíos del parque. Niños de 10, 7 y 6 años que cuentan los minutos para ir a jugar al tenis y coincidir allí con otros chavales y que ahora acaban de salir de una academia en donde han repasado el castellano, el idioma con el que sus padres desean que sigan formándose.
La odisea para los niños de Ana se inició cuando el pasado 3 de febrero recibió un SMS en su teléfono en el que se le indicaba que el nuevo centro educativo de sus hijos era la ikastola Jakintza donde estudiarían todas las asignaturas en euskera. «No me lo podía creer; era condenarles al fracaso escolar y no tener en cuenta ninguna de los tres centros que habíamos incluido en nuestra solicitud, ni las circunstancias que incluimos entre las observaciones», recuerda un mes después, treinta días con tres niños literalmente en la calle porque sus padres no admitieron el trágala de mandarles a la ikastola impuesta por el Gobierno de Urkullu.
«Estuvimos a punto de ceder y pensamos marcharnos a Cantabria o a Asturias pero mi progenitora y mi abuela nacieron aquí», sostiene Ana que en uno de las alegaciones -aún no contestadas de manera formal- advirtió al Gobierno vasco que se le estaban vulnerando sus derechos como «ciudadana española» y que dejó claro desde el primer contacto con el Departamento de Educación que estaba dispuesta a que sus hijos acudieran a colegios diferentes al incorporarse a mitad de curso.
«Yo defiendo el 'modelo D' (íntegramente en euskera) y me parece que es una opción libre para los padres pero también debe respetarse el derecho de los padres que desean una educación en castellano; es lo que marca la ley», insiste Ana que encontró en la asociación Hablamos español el respaldo legal y el apoyo que no encontró en sus interlocutores de la Delegación de Educación en San Sebastián [...]
La Fiscalía investigará la matriculación de tres niños en una ikastola vasca cuando querían estudiar en español | País Vasco