Celebrada en Barcelona, por un catalán, en el decadente Camp Nou, con un éxito espectacular y... Ni una sola palabra en catalán. Todo el mundo entendió el evento y, además, todo el mundo sabe que de haberlo hecho en dialecto catalán no habría sido global sino una paletada local.
Esta es la triste realidad del dialecto inventado catalán y porqué, a pesar de la millonada invertida en su imposición, y a pesar de los comisarios políticos lingüísticos que vigilan a los niños, esta imposición fracasa sin remisión y el español se impone por sí mismo sin que movamos un dedo ni gastemos un duro.
La gente sabe que el dialecto catalán es la jerga administrativa impuesta, la obligación de aprender, la excusa para montar chiringos para amiguetes y familiares, que es inútil fuera de hacer méritos como buen catalán de cara a los nazis amarillos.
El español es la lengua de intercambio, de la cultura, de la diversión, la que usas porque quieres y no por imposición, de la libertad, la que te abre el mundo. La de verdad.
Seguid, seguid imponiendo, seguid con las multas y seguid con los chiringos tirando dinero. No sirve de nada.
De la euskocháchara ya ni hablamos, porque su realidad es simplemente paupérrima e insignificante. Al menos el dialecto catalán es relativamente fácil de aprender y quitártelo de encima con un títulito de todo a cien.
Esta es la triste realidad del dialecto inventado catalán y porqué, a pesar de la millonada invertida en su imposición, y a pesar de los comisarios políticos lingüísticos que vigilan a los niños, esta imposición fracasa sin remisión y el español se impone por sí mismo sin que movamos un dedo ni gastemos un duro.
La gente sabe que el dialecto catalán es la jerga administrativa impuesta, la obligación de aprender, la excusa para montar chiringos para amiguetes y familiares, que es inútil fuera de hacer méritos como buen catalán de cara a los nazis amarillos.
El español es la lengua de intercambio, de la cultura, de la diversión, la que usas porque quieres y no por imposición, de la libertad, la que te abre el mundo. La de verdad.
Seguid, seguid imponiendo, seguid con las multas y seguid con los chiringos tirando dinero. No sirve de nada.
De la euskocháchara ya ni hablamos, porque su realidad es simplemente paupérrima e insignificante. Al menos el dialecto catalán es relativamente fácil de aprender y quitártelo de encima con un títulito de todo a cien.
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