Siempre está hablando mal de los «riquinos», como si él no estuviese intentando hacerse rico cuanto antes.
Me hacía gracia el autóctono hasta que una vez le oí contar que le había comprado una tierra a un riquino que vivía fuera, y que este se la había vendido a muy buen precio. Después de firmar, el riquino le invitó a comer y el autóctono rechazó la invitación «porque él no come con riquinos», y lo dijo con un desprecio y una cara de ardor de estomago impresionantes.
Autóctono, vete a tomar por ojo ciego con tu ridículo orgullo de «clase obrera». Dices que te han explotado mucho, que la gente te menospreciaba porque eras cabrero, ¿y tú qué? ¿Desprecias a alguien que se ha portado bien contigo solo porque tiene dinero? Anda y vete a la cosa, que te crees mejor que nadie y no hay nada peor que un pueblerino resentido y envidioso (y encima acomplejado).