ATARAXIO
Madmaxista
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una rama de primates primitivos fue forzada, debido a la competencia que reinaba en la vida arbórea, a alimentarse en la orilla del mar”.
El desarrollo en un ambiente acuático explicaría, por ejemplo, nuestra excepcional habilidad nadadora, así como el hecho de que los recién nacidos puedan nadar y flotar en el agua
el medio acuático podría haber presionado a nuestros antecesores hacia la adquisición de una marcha bípeda, ya que les ofrecía la posibilidad de sacar los brazos fuera del agua. Sin duda alguna, esto liberó sus manos, que pudieron ser utilizadas para usar las primeras herramientas, quizás unos cantos rodados para romper la concha de los moluscos, como hacen en la actualidad las nutrias marinas de California.
los humanos somos los únicos primates que han borrado casi por completo el pelo de su cuerpo. Esta ausencia pilosa se repite en algunos mamíferos acuáticos, como los delfines y los hipopótamos. A cambio, muchas de estas criaturas poseen una capa de grasa bajo la piel, otra característica que nos diferencia del resto de los primates. De hecho, la profusión de glándulas sudoríparas que pueblan nuestro tejido dérmico servirían para compensar esta grasienta capa aislante y regular la temperatura corporal tras salir del agua.
el ser humano posee un número de adipocitos -las células almacenadoras de grasa- 10 veces superior del que cabría esperar en un animal de su talla, lo que nos convierte en los primates más grasientos. De hecho, el bebé humano ya nace con una buena capa lipídica, única dentro de los primates. Además, esta capa subcutánea no está compuesta por grasa gris, sino blanca que, aunque no resulta útil como aislamiento térmico, sí lo es para la práctica del buceo.
las tras*formaciones fisiológicas que permitieron la posterior adquisición del lenguaje evolucionaron en un ambiente acuático. El hombre es el único mamífero terrestre capaz de controlar voluntariamente su respiración, una habilidad extendida entre los mamíferos acuáticos. Asimismo, ningún otro animal terrestre alberga en su garganta una laringe descendente, que es perfecta para articular las palabras. También lo es para aspirar de forma rápida una gran cantidad de aire por la boca
El ambiente acuático favoreció el desarrollo del cerebro humano. Hace 3 millones de años, nuestra masa pensante no superaba a la de un bonobo. El volumen cerebral de un Homo Habilis, que vivió hace entre 2,5 y 1 millón de años, era de 580 a 670 centímetros cúbicos y el del Homo Erectus, que apareció hace 1,8 millones de años y se extinguió hace 300.000 años, era de 750 a 1.250 centímetros cúbicos. Y en apenas 200.000 años, la especie humana ha ganado entre 200 y 300 centímetros cúbicos.
En términos bioquímicos, el cerebro humano jamás habría evolucionado de esta manera, si nuestros ancestros hubieran permanecido en la sabana, según Crawford. Los habitantes de la sabana se caracterizan por tener un cuerpo grande en comparación con su cerebro: un rinoceronte de una tonelada tiene una masa encefálica de 350 gramos, lo que supone menos del 0,1 por 100 de su masa corporal.
Añado que los animales de sabana no necesitan inteligencia puesto que se limitan a pasar y huir de los depredadores .
Nada que ver la inteligencia de una avestruz con la de un loro que vive en los árboles y tiene una inteligencia similar a un delfín o chimpancé.
La inteligencia aparece por alguna razón , no es una consecuencia del paso del tiempo puesto que ni los cocodrilos ni tantas otras especies son más inteligentes ahora que hace un millón de años.
Enrique Coperías - El origen acuático del hombre
LA NOVEDAD , es que acabo de ver este vídeo en facebook de un chico autista italiano que su padre cuelga muchos vídeos y me parece muy interesante su comportamiento , puesto que tiene mucho que ver con la etología, el comportamiento y lo que nos define como humanos .
Mi sorpresa es que este chico , que apenas sabe comer sin abalanzarse en el plato y no puede ni hablar ni hace ninguna destreza , sin embargo nada de una forma extraordinaria , algo completamente inconcebible de alguien que el pobre no puede ni tocar una pandereta.
Por lo tanto deduzco que su habilidad es innata anterior al desarrollo del intelecto y por lo tanto la puede desarrollar sin necesidad de aprendizaje.
El desarrollo en un ambiente acuático explicaría, por ejemplo, nuestra excepcional habilidad nadadora, así como el hecho de que los recién nacidos puedan nadar y flotar en el agua
el medio acuático podría haber presionado a nuestros antecesores hacia la adquisición de una marcha bípeda, ya que les ofrecía la posibilidad de sacar los brazos fuera del agua. Sin duda alguna, esto liberó sus manos, que pudieron ser utilizadas para usar las primeras herramientas, quizás unos cantos rodados para romper la concha de los moluscos, como hacen en la actualidad las nutrias marinas de California.
los humanos somos los únicos primates que han borrado casi por completo el pelo de su cuerpo. Esta ausencia pilosa se repite en algunos mamíferos acuáticos, como los delfines y los hipopótamos. A cambio, muchas de estas criaturas poseen una capa de grasa bajo la piel, otra característica que nos diferencia del resto de los primates. De hecho, la profusión de glándulas sudoríparas que pueblan nuestro tejido dérmico servirían para compensar esta grasienta capa aislante y regular la temperatura corporal tras salir del agua.
el ser humano posee un número de adipocitos -las células almacenadoras de grasa- 10 veces superior del que cabría esperar en un animal de su talla, lo que nos convierte en los primates más grasientos. De hecho, el bebé humano ya nace con una buena capa lipídica, única dentro de los primates. Además, esta capa subcutánea no está compuesta por grasa gris, sino blanca que, aunque no resulta útil como aislamiento térmico, sí lo es para la práctica del buceo.
las tras*formaciones fisiológicas que permitieron la posterior adquisición del lenguaje evolucionaron en un ambiente acuático. El hombre es el único mamífero terrestre capaz de controlar voluntariamente su respiración, una habilidad extendida entre los mamíferos acuáticos. Asimismo, ningún otro animal terrestre alberga en su garganta una laringe descendente, que es perfecta para articular las palabras. También lo es para aspirar de forma rápida una gran cantidad de aire por la boca
El ambiente acuático favoreció el desarrollo del cerebro humano. Hace 3 millones de años, nuestra masa pensante no superaba a la de un bonobo. El volumen cerebral de un Homo Habilis, que vivió hace entre 2,5 y 1 millón de años, era de 580 a 670 centímetros cúbicos y el del Homo Erectus, que apareció hace 1,8 millones de años y se extinguió hace 300.000 años, era de 750 a 1.250 centímetros cúbicos. Y en apenas 200.000 años, la especie humana ha ganado entre 200 y 300 centímetros cúbicos.
En términos bioquímicos, el cerebro humano jamás habría evolucionado de esta manera, si nuestros ancestros hubieran permanecido en la sabana, según Crawford. Los habitantes de la sabana se caracterizan por tener un cuerpo grande en comparación con su cerebro: un rinoceronte de una tonelada tiene una masa encefálica de 350 gramos, lo que supone menos del 0,1 por 100 de su masa corporal.
Añado que los animales de sabana no necesitan inteligencia puesto que se limitan a pasar y huir de los depredadores .
Nada que ver la inteligencia de una avestruz con la de un loro que vive en los árboles y tiene una inteligencia similar a un delfín o chimpancé.
La inteligencia aparece por alguna razón , no es una consecuencia del paso del tiempo puesto que ni los cocodrilos ni tantas otras especies son más inteligentes ahora que hace un millón de años.
Enrique Coperías - El origen acuático del hombre
LA NOVEDAD , es que acabo de ver este vídeo en facebook de un chico autista italiano que su padre cuelga muchos vídeos y me parece muy interesante su comportamiento , puesto que tiene mucho que ver con la etología, el comportamiento y lo que nos define como humanos .
Mi sorpresa es que este chico , que apenas sabe comer sin abalanzarse en el plato y no puede ni hablar ni hace ninguna destreza , sin embargo nada de una forma extraordinaria , algo completamente inconcebible de alguien que el pobre no puede ni tocar una pandereta.
Por lo tanto deduzco que su habilidad es innata anterior al desarrollo del intelecto y por lo tanto la puede desarrollar sin necesidad de aprendizaje.