Si Feijoo no se hubiera empeñado tanto en que el rey le propusiera a él, Felipe sexto no hubiera tenido ningún problema en nombrar a Sánchez, que es el que había conseguido la presidencia del Congreso y quien parecía poder llegar a algún tipo de acuerdo que le dé la mayoría del parlamento.
Al rey no le conviene vacilar al PSOE porque lo necesita para poder seguir reinando. Si finalmente Sánchez no consigue los apoyos necesarios sí que iríamos a nuevas elecciones.