ppsoefobico
Madmaxista
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Independientemente de toda la sarama decadente de progres, de derechass y de los psicopedagogos, lo que está claro es que los padres con hijos adolescentes deben saber que a sus hijos/as les van a ofrecer un abanico infinito de drojas cada vez que salgan a la calle. Entre los 12 y los 18 años hay que estar muy atento a las conductas y a las amistades de los críos.
Os cuento la experiencia propia de mi hermano con su hijo. Mi sobrino a los 14 años en el instituto comienza a relacionarse al salir del instituto con un grupo en el que se incluye un viajero latinito de 20 años que pasa droja y se va enrollando con adolescentes de la ESO. Un día mi cuñada al recoger a mi sobrino lo ve en ese grupo, en mi familia en estos temas se nos dispara la alarma del botón del pánico.
Gestión del problema:
Charla con mi sobrino de toda la familia, hermanos mayores, tíos, padre, progenitora y hasta un primo que va al mismo instituto. Ultimátum claro: prohibido acercarse a ese grupo. Además tenemos conocidos en la polícia y pedimos informes del individuo, los cuales nos los facilita con la advertencia de que el no nos ha dicho nada. El latinito tiene denuncias de maltratos por antiguas novias y se le han incautado algunas dosis de diversas drojas.
Mi sobrino sigue con vigilancia, y lo pillamos de nuevo con el latinito. Procedimiento siguiente, un mes de castigo sin salir y se le recoge todos los días al salir del instituto, lo llevamos a un psicólogo para que hable con él y también para que nos diga a nosotros la conducta a seguir.
Afortunadamente las medidas funcionaron. Cambió de amigos, mejoró en las notas, y ya no tiene el rebote que tenía hace año y medio. Aún así no hemos bajado la guardia, su ordenador (hasta que cumpla 18) tendrá un keylogger para monitorear sus conversaciones (sí, sabemos que no está bien, pero es una medida preventiva importante). A la hora de salir también debe cumplir ciertas normas sencillas, cada hora debe enviar por whatsapp una foto del lugar y la gente con la que está.
Os cuento la experiencia propia de mi hermano con su hijo. Mi sobrino a los 14 años en el instituto comienza a relacionarse al salir del instituto con un grupo en el que se incluye un viajero latinito de 20 años que pasa droja y se va enrollando con adolescentes de la ESO. Un día mi cuñada al recoger a mi sobrino lo ve en ese grupo, en mi familia en estos temas se nos dispara la alarma del botón del pánico.
Gestión del problema:
Charla con mi sobrino de toda la familia, hermanos mayores, tíos, padre, progenitora y hasta un primo que va al mismo instituto. Ultimátum claro: prohibido acercarse a ese grupo. Además tenemos conocidos en la polícia y pedimos informes del individuo, los cuales nos los facilita con la advertencia de que el no nos ha dicho nada. El latinito tiene denuncias de maltratos por antiguas novias y se le han incautado algunas dosis de diversas drojas.
Mi sobrino sigue con vigilancia, y lo pillamos de nuevo con el latinito. Procedimiento siguiente, un mes de castigo sin salir y se le recoge todos los días al salir del instituto, lo llevamos a un psicólogo para que hable con él y también para que nos diga a nosotros la conducta a seguir.
Afortunadamente las medidas funcionaron. Cambió de amigos, mejoró en las notas, y ya no tiene el rebote que tenía hace año y medio. Aún así no hemos bajado la guardia, su ordenador (hasta que cumpla 18) tendrá un keylogger para monitorear sus conversaciones (sí, sabemos que no está bien, pero es una medida preventiva importante). A la hora de salir también debe cumplir ciertas normas sencillas, cada hora debe enviar por whatsapp una foto del lugar y la gente con la que está.
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