La bonita historia del caza y el bombardero

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EL CORREO DEL ZAR

La bonita historia del caza y el bombardero

Un día de las Navidades de 1943 el as alemán Franz Stigler decidió no derribar el maltrecho B-17 de Charlie Brown


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Cuando me preguntan cuál es mi historia favorita de la Segunda Guerra Mundial, lo que no sucede tan a menudo como desearía, no tengo dudas. Al menos desde que descubrí, gracias a Arturo Pérez Reverte (quién sino cuando se trata de amistad, honor y redaños), una absolutamente imbatible. La del piloto de caza alemán que, un día de Navidades, decidió no derribar al bombardero estadounidense que tenía indefenso a su merced e incluso lo ayudó a volver a casa. Una historia tan buena que parece que no pueda ser verdad, pero lo es.

Resulta curioso que la sanguinaria segunda contienda tenga episodios edificantes, y más aún que tras*curran durante la terrible campaña de bombardeo aliado que laminó las ciudades de Alemania y desató un repruebo indecible en los cielos, donde la aviación alemana luchaba por evitar la destrucción de sus casas y sus familias y las jóvenes tripulaciones británicas y estadounidenses peleaban rabiosamente por sus vidas. En esos días mirabas al cielo y veías caer continuamente aviones y pilotos como ícaros y meteoros envueltos en llamas, miedo y coraje.

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El piloto alemán Franz Stigler y el estadounidense Charles Brown

La bonita historia del caza Messerschmitt Bf-109 G y el bombardero B-17 la cuenta un libro que es además de los mejores (si no el mejor) que he leído sobre la aviación de la Segunda Guerra Mundial, A higher call, de Adam Makos con Larry Alexander (Atlantic Books, 2014), y que va a convertirse en película, con guion de Tom Stoppard. Makos, periodista, historiador y editor de una revista de aeronáutica militar había entrevistado a numerosos veteranos estadounidenses –jamás pilotos alemanes, a los que categorizaba invariablemente como “nazis”- cuando el ex piloto de bombardero Charlie Brown (¡) le contó la historia y le puso en la pista del otro protagonista de la misma, “el verdadero héroe”, le recalcó, el as de caza alemán Franz Stigler. El renuente Makos descubrió, como deberíamos hacer más a menudo todos, que mantener opiniones inflexibles sobre los demás es una majadería.

Stigler resultó ser una gran persona, aparte de que su carrera de aviador, que A higher call sigue como si estuvieras presente, es apasionante y espectacular. Descubres cosas como que nunca hay que atacar un P-38 de frente o que todos los pilotos se orinan encima en el primer combate. El piloto alemán (487 misiones de combate, 28 victorias confirmadas, 30 probables –dejó de contar hacia el final de la guerra- y una herida de bala en la cabeza) combatió en África, donde conoció a Marseille, y aprendió de sus mayores un código jovenlandesal impecable. Luego peleó en Sicilia (su aeródromo estaba el pie del monte Erice) y acabó defendiendo el cielo de Alemania. Amigo, entre otros nombres famosos, de Galland y Steinhoff (del que describe su terrible accidente), terminó la guerra nada menos que en la JV-44, la inigualable escuadrilla de ases, los Experten, donde pilotó los siniestramente tan bellos reactores Me-262.

Stigler puso el dedo sobre el disparador de sus cañones para rematar al avión enemigo, pero no hizo fuego. Voló junto al bombardero observando sus heridas y cruzó la mirada con sus tripulantes a través del fuselaje abierto

Toda la trayectoria anterior y posterior de Stigler, militar y humana, se concentra en ese 20 de diciembre de 1943 en que apareció a la cola del devastado B-17 de Brown. El bombardero, bautizado The pub, había sufrido lo indecible atacado poco antes por un enjambre de cazas alemanes y se arrastraba maltrecho de vuelta a casa, agujereado como un gruyer, con el artillero de cola decapitado y el resto de la tripulación manando sangre, como una bestia herida, apenas capaz de mantenerse en el cielo. Stigler puso el dedo sobre el disparador de sus cañones para rematar al avión enemigo, pero no hizo fuego. Voló junto al bombardero observando sus heridas y cruzó la mirada con sus tripulantes a través del fuselaje abierto. Decidió que no abatiría el avión. Una decisión absolutamente fuera de lugar y que podría costarle a Stigler el pelotón de fusilamiento (de entrada le supuso no ganar la preciada Cruz de Caballero que le hubiera correspondido automáticamente de apuntarse esa victoria). Pero no solo no derribó al bombardero sino que ¡lo acompañó por encima de las líneas de sus propios antiaéreos para evitar que le disparasen! Luego incluso les recomendó por señas a los perplejos y maltrechos estadounidenses que se dirigieran hacia Suecia. A los mandos de su avión arruinado, Brown acabó entendiendo una cosa: fuera lo que fuera que se propusiera aquel aviador enemigo, que se despidió con un saludo, era un buen hombre.

La historia tiene una coda; tras la guerra, a la que ambos sobrevivieron, Stigler milagrosamente dado el índice de supervivencia de los ases alemanes, los dos aviadores se encontraron. Fue en 1990 y desde entonces hasta su fin, que se produjo, curiosamente, la de los dos, el mismo año 2008, Brown y Stigler fueron grandes amigos.:8:

¿En qué pensó el piloto alemán aquel día en el cielo sobre Alemania? Él dijo que en su hermano, también aviador y opositor a los nazis, que había muerto en acción. Y en su mentor, el as Gustav Roedel, que le advirtió que jamás disparara a un enemigo indefenso. En todo caso su código establecía que había que celebrar victorias, no muertes, y saber cuándo era el momento de escuchar, allá arriba, una llamada más alta, la de la caballerosidad y la compasión.

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La tipica "caballerosidad" militar entre iguales.

Seguro que para ametrallar una barca de pesca en el Canal de la Mancha uno o bombardear el centro de una ciudad el otro, no tendrian tantos miramientos.
 
Seguro que si ese B-17 y su tripulación se recuperaban y volvían a llenar de cráteres Alemania ese piloto de caza no estaría muy contento... No sé yo.

Es la guerra, no una peli de Disney.

¿Y si hubiese sido al revés? Un Heinkel hecho migas que volviese de bombardear Inglaterra, perdonado por un piloto inglés...
 
No sé si la tripulación de ese bombardero realizó más misiones en Alemania, pero si fue así habría que preguntarles a las víctimas de los posibles posteriores bombardeos si aprobaban la actitud de ese aviador compatriota.
 
No sé si la tripulación de ese bombardero realizó más misiones en Alemania, pero si fue así habría que preguntarles a las víctimas de los posibles posteriores bombardeos si aprobaban la actitud de ese aviador compatriota.

Así es la guerra. No hay lugar para caballerosidades.
El pelotón de fusilamiento para el piloto alemán no habria sido por gusto.
Y se ve que se libró de la fin por fusilamiento. No se sabe tambien las posibles victimas futuras de esos aviadores usanos.
Pais de piruleta, Disney y Spilberg.

Vamos, y lo trae a colacion Arturito Perez Reverte. No se si a los que muy provablemente mató en una estampida humana en África querían mostrarle su caballerosidad... lástima no haberle dado esa oportunidad, no, Arturo?
Lo contó hace 20 años.
Estaba en una pickup y tuvieron que salir por patas por que se los comian y se liaron, Arturo incluido revolver en ristre (lo de los sables lo deja para sus novelas) a pegar fuego a discreción, como él dijo, matando, muy procabkemente, a varios de los que les perseguían.
Pues sí, Arturo, a veces hay que apiolar, y si no lo pagas con tu vida o la de tus congeneres.


Muy buena entrevista, sí señor...
Para estas cosas aún me queda algo de memoria (y faltarán detalles).
Ahora escribes cuentos de perdonar la vida a quien te quiere apiolar.

Muy bien Arturito.

Últimamente estas que te sales.
 
Última edición:
Parece sacado de un "Hazañas Belicas" esos de antaño, pero es creible.
 
Un traidor a la patria, común y silvestre.

Al aterrizar debió ser ahorcado con una cuerda de piano como ejemplo para algun otro simple que se le pudiera ocurrir hacer algo semejante.

El yankee, una vez en Suecia, volvió a Inglaterra,piloteó otro B17 fue a Dresde y embocó sus bombas sobre algún hospital con miles de refugiados.

Linda historia.:abajo:
 
No recuerdo dónde lo leí, y que alguien me corrija si me equivoco, pero se supone que en una guerra el objetivo no es apiolar a tu enemigo, sino incapacitarlo para que no te ataque, no?

Pero como apunta Cap. Furillo, eso ya no lo recuerda nadie...
 
Me parece mal. Esos pilotos podrían haber vuelto y continuar con el bombardeo en Alemania y apiolar civiles. No es caballerosidad. Los bombardeos masivos de los aliados dejaron un reguero de fin bestial. No debió haberlo perdonado.
 
No recuerdo dónde lo leí, y que alguien me corrija si me equivoco, pero se supone que en una guerra el objetivo no es apiolar a tu enemigo, sino incapacitarlo para que no te ataque, no?

Pero como apunta Cap. Furillo, eso ya no lo recuerda nadie...

Es incapacitarlo dejarlo herido para desmoralizar y gastar recursos del enemigo. Con los jovenlandeses actuales no funciona...
 
Gran historia, había gente en el ejército alemán muy digna.
Maltratados por el recuerdo.
 
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