Lo he escuchado a un tertuliano está mañana en una radio. Contestaba así a las manifestaciones de los agricultores que están poniendo la Agenda 2030 en el centro de su reivindicación.
Todos cierran filas entorno a esa nueva Sagrada Biblia del siglo XXI que es la Agenda 2030 cuyos dogmas no deben ser contravenidos. Al tiempo trataban de convencer a los agricultores, desde sus micrófonos en los mass media, que en parte tenían razón en sus reivindicaciones pero que estaban errando el tiro al poner en la diana esa inquebrantable hoja de ruta al paraíso que se llama Agenda 2030. Siguiendo las recomendaciones que, sin rubor, lanzaban a los manifestantes y al resto del pueblo esos poseedores del conocimiento absoluto que son ese puñado reducido de opinadores que copan todos los días, saltando de cadena en cadena, de emisora en emisora lanzando consejos que nos llevarían a soluciones que pasan porque una lechuga nos acabe costando cinco euros. La Agenda 2030 no se toca porque es lo mejor que nos puede pasar, porque, a quién le vas a hacer caso?, a un agricultor que lleva desde los quince años en el campo?, o a un licenciado en periodismo por la Camilo José Cela que nos lanza su sermón todos los días desde cualquier medio de comunicación?.