Pobres son los papás y mamás ingenieros, economistas, etc. Trabajando 12 horas diarias, entre desplazamiento y hora para comer, sin ver a sus hijos, llegando a duras penas a fin de mes y con el estado quitándole más del 50% de su sueldo para dárselo a privilegiadas como Karina, que vive y ahorra sin dar palo al agua.