BGA
Madmaxista
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Se están abriendo fisuras en la conformación de un mundo de bloques cuando la intención parecía que solo hubiera uno. Si esos bloques se consolidan como lo hicieron durante la guerra fría la oportunidad del Hispanismo quedará en lo que siempre ha sido, un espacio cultural sin capacidad de mayores pretensiones, mucho menos en el plano geopolítico. Si la cultura tiene potencial a largo plazo para crear ese espacio geopolítico por su propia fuerza y al margen de la decisión o permiso de terceros, es algo que de momento se me escapa.
El problema no es a quién se dore la píldora sino estar convencido de que existe potencial para ser la cortesana de preferencia. Ser la preferida o no no depende de los atributos de la susodicha en competencia con atributos iguales o parecidos del resto de cortesanas. Si existe la más mínima oportunidad de crear ese espacio geopolítico, aunque sea en sueños que uno crea premonitorios, esa cualidad convierte a nuestra cortesana en potencial candidata a ser algo más que una de tantas del harén. A partir de ahí se espera de la cortesana un saber hacer frío en medio de las mayores calenturas ya que de lo que se trata es de conseguir lo que se ha propuesto, que no es ser la principal mientras su piel se marchita...
Una política comprometida con el espacio hispánico debe hacerse valer hasta la extenuación. Dirán que no es tan guapa, que su momento ya pasó, pero quien sabe lo que quiere puede hacer cambiar esos prejuicios, sobre todo si reconoce que no medrará a base de lisonjas sino de su propia convicción.
Una España otánica como la que más no es un ejemplo a seguir por nadie que la mire por ver si le queda algo del amor propio que un día tuvo. Me refiero al las repúblicas que hoy siguen siendo el patio trastero de los intereses useños. Si la penetración de China o Rusia en España no es posible, un mal ejemplo de entrega incondicional por nuestra parte ya le está marcando el destino a esas repúblicas sin referencia y abandonadas a su suerte, que de ningún modo consistirá en una unión a expensas de España, sino en una entrega al mejor postor según criterio o urgencia de cada cual.
El problema no es a quién se dore la píldora sino estar convencido de que existe potencial para ser la cortesana de preferencia. Ser la preferida o no no depende de los atributos de la susodicha en competencia con atributos iguales o parecidos del resto de cortesanas. Si existe la más mínima oportunidad de crear ese espacio geopolítico, aunque sea en sueños que uno crea premonitorios, esa cualidad convierte a nuestra cortesana en potencial candidata a ser algo más que una de tantas del harén. A partir de ahí se espera de la cortesana un saber hacer frío en medio de las mayores calenturas ya que de lo que se trata es de conseguir lo que se ha propuesto, que no es ser la principal mientras su piel se marchita...
Una política comprometida con el espacio hispánico debe hacerse valer hasta la extenuación. Dirán que no es tan guapa, que su momento ya pasó, pero quien sabe lo que quiere puede hacer cambiar esos prejuicios, sobre todo si reconoce que no medrará a base de lisonjas sino de su propia convicción.
Una España otánica como la que más no es un ejemplo a seguir por nadie que la mire por ver si le queda algo del amor propio que un día tuvo. Me refiero al las repúblicas que hoy siguen siendo el patio trastero de los intereses useños. Si la penetración de China o Rusia en España no es posible, un mal ejemplo de entrega incondicional por nuestra parte ya le está marcando el destino a esas repúblicas sin referencia y abandonadas a su suerte, que de ningún modo consistirá en una unión a expensas de España, sino en una entrega al mejor postor según criterio o urgencia de cada cual.