Espartano27
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«Me vi morir. Pensé que me mataban» | El Correo
Un hostelero recibe una paliza con una silla por parte de «dos menores» a los que no sirvió tabaco en un restaurante de Artxanda
www.elcorreo.com
«Me vi morir. Pensé que me mataban»
Ainhoa De las Heras
5-7 minutos
Bizkaia
Un hostelero recibe una paliza con una silla por parte de «dos menores» a los que no sirvió tabaco en un restaurante de Artxanda
José Ángel tiene una herida sangrante en un brazo, además de un chichón y magulladuras. /
José Ángel lleva «toda la vida» trabajando detrás de la barra de un clásico, el restaurante Antón en Artxanda, situado junto al funicular. Nunca antes en su profesión había pasado miedo. Hasta ahora. «Ayer (por el jueves) me vi morir. Pensé que me mataban», confiesa el hombre, «dolorido y lleno de magulladuras» por todo el cuerpo. Le duele el cuello, tiene una herida sangrante en el brazo y erosiones en la muñeca y una pierna, además de un chichón en la cabeza, pero se ha tomado «paracetamol e ibuprofeno» y se ha puesto a trabajar. «Ayer, entre el ambulatorio y la Policía fue un día perdido» a efectos laborales.
Dos jóvenes, que cree que son «menores tutelados por la Diputación», le dieron una paliza por no servirles tabaco. «Están acogidos en el centro El Vivero porque han cerrado por obras el de Amorebieta y les traen aquí. Les dejan con una furgoneta al lado del funicular a las ocho de la mañana para que bajen a Bilbao, pero algunos se quedan. Y por la noche, a las nueve, les vuelven a recoger».
«Ha habido mil incidentes. Que yo sepa han robado en cinco coches, uno de ellos de un conocido mío»
El brutal ataque se produjo a primera hora de la mañana del pasado jueves. Suele abrir el bar a las ocho y media de la mañana y quedaba aún un cuarto de hora. Por la noche guardan la máquina de tabaco detrás de la barra para evitar robos o actos de vandalismo. «Yo solo no puedo con ella, así que tengo que esperar a que venga un empleado, el bodeguero, para que me ayude a sacarla».
Entonces entraron estos dos chicos «y pidieron un paquete, pero les expliqué que la máquina estaba apagada». «Como no les di tabaco, uno de ellos se puso histérico, como un energúmeno. Empezó a tirar cosas de la barra y a chillarme». Después, salió a la calle y la emprendió con la terraza. «Rompió una mesa y dos sillas y entonces salí yo, aunque me equivoqué, no tenía que haberlo hecho»
«Tengo miedo»
«Me empujó y me tiró al suelo. Caí boca arriba», recuerda. «Me vino a dar derecho con una silla, pero me protegí con la planta de los pies. No me dio una vez, fueron cuatro. Me acurruqué contra la pared del restaurante. Porque paré el golpe con las piernas, si no me mata. Me miraba con un repruebo. Estaba absolutamente fuera de sí. Ayer me vi morir, pensé que me mataba».
El hostelero cree que en ese momento pasó alguien, ya que los dos jóvenes huyeron. «Yo iba todo el rato con el móvil en la mano para sacarles una foto. Se me debió caer y desapareció. Se lo llevaron. Llamé y daba llamada. Lo he anulado y me he comprado uno nuevo porque tenía ahí las tarjetas del banco», advierte.
José Ángel se fue al ambulatorio para que le curaran y le dieron un parte de lesiones que incluirá en la denuncia ante la Ertzaintza. No se trata de un episodio aislado. «Ha habido mil incidentes. El domingo mismo a un conocido mío le robaron en el coche y a un cliente de unos 80 años le arrancaron una cadena de oro de un tirón. Que yo sepa en las últimas semanas han robado en cinco coches», denuncia. Se ha puesto en contacto con la plataforma Artxanda de vecinos para tomar alguna medida para frenar esta oleada.
«Tengo miedo», reconoce. Siempre ha abierto todo «para que se ventilase», pero ayer esperó a que llegara el primer cliente.
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