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En mi pueblo le dirian:"Mal ***áááá!!!:XX::XX::XX::XX::XX:
El rencor (y tu repruebo irracional hacia los catalanes) es tanto que no te permite redactar con un poco de coherencia.
Hasta los "tuyos" sienten lastima de ti.
Curioso que toda la maroma indepe se este volcando en abrir hilos sobre el "fracaso" de la mani del 12-O.
Fracaso que se refleja en multiplicar por 3 la manifestacion del año pasado...
fracaso que se refleja en la subida de votos de C´s de 3 a 9 diputados por ejemplo y el hostion que se pegó el PSC y su discurso tibio, HIPOCRITA (Pere navarro dale las gracias a tu papa indepe y su estelada) y sin proyecto real...
venga, seguir, hay que dar imagen de derrota que esto se nos escapa... :bla:
Curioso que toda la maroma indepe se este volcando en abrir hilos sobre el "fracaso" de la mani del 12-O.
Fracaso que se refleja en multiplicar por 3 la manifestacion del año pasado...
fracaso que se refleja en la subida de votos de C´s de 3 a 9 diputados por ejemplo y el hostion que se pegó el PSC y su discurso tibio, HIPOCRITA (Pere navarro dale las gracias a tu papa indepe y su estelada) y sin proyecto real...
venga, seguir, hay que dar imagen de derrota que esto se nos escapa... :bla:
Quizas se le olvida algo que es moneda vulgar en Cat. hoy: miedo, miedo a que el vecino te reconozca y te haga la vida imposblen en el bloque.
Miedo a que te quemen el coche o a que te señalen en el trabajo.
Miedo a que hagan pintadas incluyendo un círculo rojo.
Miedo e instinto de protección.
Si al vecino del principal se le acosa, insulta y marca por colgar de su ventana una bandera nacional no es nada extraño que la gente calle y se quede en casa.
El fanatismo catindepe....
La prensa catalana, es decir, la prensa nacionalista, no sabe cómo llamar a las decenas de miles de personas que esta mañana se manifestaron en la plaza de Cataluña de Barcelona. Últimamente prueban mucho con unionistas, que es como llamaban en Irlanda del Norte a los partidarios del mantenimiento de los vínculos con Gran Bretaña. Les parece bien su carácter antipático y hasta matón, que es como quedaron para siempre congelados en la prensa de la época, decantada absolutamente hacia Bernardette Devlin y su Derry, aunque solo hasta antes de que la muchacha católica apostólica y romana alumbrara un hijo de soltera. Antes lo había intentado con españolistas; pero les hacía daño la evidencia asimétrica más siniestra de la historia contemporánea de Cataluña; esto es, que catalanista fuera una palabra amable y cariñosa y españolista un mordisco de reptil. Obviamente desecharon sin apenas probarlo el adjetivo constitucionalista: no fuera a manifestarse que gentes como las de la plaza de Cataluña son las que en Cataluña cumplen la ley.
Las vacilaciones prensiles son, sin embargo, lo de menos. Lo peor es que la inmensa mayoría de los manifestantes barceloneses --algunos más que los del año pasado y bastante más entusiastas-- tampoco sabe cómo llamarse. Unionistas les parece de reverendos. Españolistas, puro periquito. Y constitucionalistas, un compromiso demasiado estrecho con una Constitución que, al fin y al cabo, no ha sabido pararle los pies a sus traidores. Aunque en este punto, yo me pregunte cada tarde melancólica qué pacto puede prever a sus traidores.
Tengo la solución, como para tantas cosas.
Llamadles españoles. Y sobre todo, llamaos españoles.
He estado leyendo y dándole vueltas estos días al libro rellenito de García guandoca sobre la memoria y la historia españolas. Sus agonías y sus malabarismos en torno al ser de España. Iba diciéndome a mí mismo, repasando el centón, qué fortuna pasar por un tiempo donde el ser de España, que volvió maceradamente locos a mis queridos decadentes del 98, sea tan claro e indiscutible, tan práctico, tan ajeno a misticismos, tan realista, pura prosa poética a lo Mairena. En efecto. España es la ley, la convivencia y la paz: el único tipo de paisaje donde la libertad es posible.
Y sin embargo, en la plaza, esta mañana y me temo que queden muchas otras, estos españoles que aún no saben cómo llamarse desfilan con más desconcierto que firmeza, rindiendo pleitesía y pidiendo permiso al presidente cavernícola antes de salir a la calle, tratando de que su identidad, meramente racional, no ofenda los sentimientos de la fiera, y soportando la lectura de un manifiesto cuya invocación y redactado (cordero de dios que quitas el pecado de España) solo podrían pertenecer al flatulento Gerundio de Campazas.
De joven, para animarme y salir a la calle a defender la dignidad de los catalanes, que era entonces la mía, me ponía España en marcha, de Celaya y Paco Ibáñez. Para quitarme el miedo y saber adónde iba. Dónde están esos chicos, dónde su plaza.
1714: diario del año de la peste
Yo les llamaría españoles desde luego, pues todos venían de fuera de Catalunya, por lo tanto decir que Catalunya es españa, dicho por españoles no deja de ser un oximoron como una catedral, pues los catalanes ya sabemos que esos que vinieron de fuera son de la españa grande, ande o no ande..
Ah miedo lo tuve yo, que no pude pasear por mi ciudad, por no encontrarme con los pedazos de simples que se pasearon impunemente a los gritos de: Artur Mas a la cámara de gas...
En fin, una pena la imagen que quisieron dar de una Catalunya fracturada, pues ni está fracturada ni piensa estarlo, no así españa que no tiene una sola comunidad autónoma regentada por el PP en el que no se encuentre más m*** que en un vertedero...
Eso ya no pasa ni en Hernani.