KUTRONIO
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Dentro de toda la polémica con la actriz Itziar Ituño, una cuestión que ha pasado bastante desapercibida es la del segundo apellido de la actriz, que es Martínez. Viene al caso el matiz porque la actriz, para justificar su militancia abertzale, apela en una entrevista a la profundidad de sus raíces con su pueblo y sus orígenes, pero parece que después de negar la mitad de sus orígenes, algo por otro lado muy común en todos los militantes nacionalistas, que frente a los círculos concéntricos de la realidad española y la mezcla real, viven en una pureza racial y cultural que sólo es mental, y en la que se enorgullecen de una parte de lo que son sólo en la misma medida en que se averguenzan de la otra parte de lo que son. De hecho el nacionalismo vasco y catalán, o el gallego, suele consistir sobre todo en eso: en la afirmación de unos orígenes a costa de la negación de otros. Como no te puedes independizar de la mitad de lo que eres, esa mitad la tienes que negar. Un nacionalista es un español incompleto, alguien que renuncia a parte de lo que es, alguien que mutila parte de sus raíces sin necesidad en vez de abrazarlas todas, que es lo que te permite ser español. Para ser español todo aporta, todo es sumable, no hace falta renunciar a ninguna parte de lo que uno es, para ser independentista sí. ¿Quién prefiere ser nacionalista y quedarse con sólo una parte pudiendo quedarse con todo como español?
Respecto a todo lo anterior, resulta llamativo por tanto no sólo que Itziar Ituño, que dice pensar como piensa en base a sus raíces, resulte que se apellide Martínez por parte de progenitora, sino que el etarra en cuyo favor Ituño pronunció un emotivo discurso hace un tiempo, conocido como “Txus”, resulta que en realidad se llama Jesús María Martín Hernando. O sea, otro amante de sus raíces que sólo son archivascas suprimiendo el 99% de esas raíces. Pero hay más.
El asesinado por Txus, el etarra en cuyo favor pronuncia emotivos discursos Itziar Otuño Martínez, era un ertzaina que se llamaba Joseba Goikoetxea Asla. O sea, que tenía más apellidos vascos el asesinado que los asesinos y sus devotos, o por lo menos tantos. El amor a sus orígenes y al pueblo vasco de Ituño y sus mariachis es lo que queda después de suprimir a la mitad del pueblo vasco y la mitad de sus raíces.
Irónicamente, en el asesinato de Joseba Goikoetxea participaron también los etarras Joseba Urrusolo Sistiaga y Carmen Guisasola, pero a estos no los apoya Sare, ni Bildu, ni Ituño Martínez porque son etarras arrepentidos de verdad, acogidos a la vía Nanclares, que han pedido perdón a las víctimas, críticos con la banda y desvinculados de las plataformas de la izquierda abertzale encargadas de mantener la ortodoxia y disciplina del colectivo de presos. Por tanto las fotos de estos etarras no aparecen en las manifestaciones, ni en las txoznas, ni en las korrikas, ni en los kontziertos, ni ninguna actriz de la izquierda abertzale que hace de policía española derrama una lagrimita hablando del florecimiento de sus semillas.