Lubinillo
lonchafinista
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Por lo visto no hemos aprehendido nada de lo acontecido en aquellas tan fatídicas fechas porque eso mismo VOLVERÁ A OCURRIR, lo mismo da que lo cometa un bando o el otro.Matanza de la guandoca Modelo de Madrid - Wikipedia, la enciclopedia libre
Las ejecuciones[editar]
Ante la situación creada, a las siete de la tarde de aquel día se decidió poner en libertad a los presos comunes. Todavía no estaba claro qué se iba a hacer con los presos políticos. En ese momento, algunos de los milicianos que habían tomado el control de la prisión decidieron formar un tribunal revolucionario que juzgase a los presos derechistas más peligrosos.42 Entre 2439 y 3022 de ellos fueron seleccionados y, tras un corto juicio, ejecutados en el sótano de la guandoca, la noche del 22 al 23 de agosto.42
Melquíades Álvarez, uno de los fusilados más notorios.
Entre ellos se encontraban varios políticos «moderados» como Melquíades Álvarez —expresidente del Congreso de los Diputados—,4344 Manuel Rico Avello —exministro y antiguo alto comisario de España en jovenlandia—,45 Ramón Álvarez-Valdés —exministro de Justicia—,46 o Elviro Ordiales Oroz, que había sido director general de Prisiones en 1934.39 De entre los presos falangistas fueron seleccionados algunos destacados como Julio Ruiz de Alda —cofundador de Falange en 1933— o Fernando Primo de Rivera, militar y hermano del fundador.44 Además de Ruiz de Alda y Primo de Rivera, también fueron ejecutados tres militantes falangistas que tenían pasado izquierdista: Sinforiano Moldes —antiguo anarquista—, Enrique Matorras Páez —antiguo comunista— y Nicasio Ribagorda Pérez.3941
De los militares presos que fueron ejecutados, destacan los generales Rafael Villegas —el jefe teórico de la rebelión militar en Madrid—, Osvaldo Capaz Montes —destacado africanista y sospechoso por su participación en la conspiración militar—43 o el médico y teniente José Ignacio Fanjul Sedeño,40 hijo del general Fanjul, que había sido juzgado y ejecutado apenas unos días antes.47
También fueron fusilados el diputado y líder nacionalista, José María Albiñana,4844 los diputados cedistas Tomás Salort49 y Rafael Esparza García,40 o el monárquico Francisco Javier Jiménez de la Puente.5051 Otro de los fusilados destacados fue el comisario Santiago Martín Báguenas,41 que había sido comisario-jefe del Cuerpo de Investigación y Vigilancia, además de un estrecho colaborador del jefe principal de la rebelión militar, el general Emilio Mola.52 Martín Báguenas era un personaje odiado53 por su antiguo papel en la represión policial.
Julius Ruiz señala que tras los fusilamientos, diez cuerpos fueron llevados al cementerio del Este, mientras que otros fueron abandonados en los terrenos de la Ciudad Universitaria y en los campos de la pradera de San Isidro.39 Durante el resto de la noche siguió agolpada a las puertas de la prisión una masa de personas que exigía que los presos todavía recluidos fueran ejecutados. Sin embargo, finalmente un grupo de guardias de asalto y otro de milicianos socialistas de «la Motorizada», mandados por Enrique Puente, lograron dispersar a la multitud concentrada, debiendo hacer también grandes esfuerzos para expulsar a los milicianos anarquistas de Sandoval.27 A la mañana del día siguiente, 23 de agosto, se hizo balance de lo que realmente había ocurrido. La prensa de la época interpretó la matanza como una respuesta a un intento de fuga de los presos «fascistas»30 y, también, como una venganza por el bombardeo aéreo ocurrido anteriormente.54
Consecuencias[editar]
A primeras horas de la mañana, el 23 de agosto, la embajada británica en Madrid envió al gobierno de Londres un informe donde se detallaba lo que había ocurrido.55 Cuando la noticia apareció en la prensa y se conoció fuera de Madrid, se originó un escándalo. El cuerpo diplomático extranjero exigió al presidente Giral que cesaran estas ejecuciones extrajudiciales, o de lo contrario los embajadores se retirarían de la capital.2 A última hora del 22 de agosto, el encargado de negocios británico, George Ogilvie-Forbes, había ido al Ministerio de Asuntos Exteriores y le había pedido al ministro que se pusiera fin a las ejecuciones.56 El ministro, Augusto Barcia Trelles, le confesó «al borde de las lágrimas» la impotencia del gobierno ante la situación que se estaba viviendo en la Prisión Modelo.56 El propio José Giral lloró al conocer lo sucedido.57
El líder socialista Indalecio Prieto visitó la guandoca después de producirse las ejecuciones y ante la escena que vio, le dijo al jefe de los milicianos de la prisión: «La brutalidad de lo que aquí acaba de ocurrir significa, nada menos, que con esto hemos perdido la guerra».58 Cuando Cipriano Rivas Cherif, cuñado del presidente Manuel Azaña, lo visitó el 24 de agosto, este se encontraba destrozado por la noticia y fuera de sí.59 Comentó en medio de una gran alteración: «¡Han asesinado a Melquíades! ¡Esto no, esto no! Me asquea la sangre, estoy hasta aquí; nos ahogará a todos».60 Azaña llegó a plantearse dimitir de su puesto,61 pero Ángel Ossorio y Gallardo le disuadió de hacerlo.n. 9
Aunque es difícil delimitar las responsabilidades individuales, el historiador Hugh Thomas, por ejemplo, critica el papel pasivo que tuvo el director general de Seguridad, Muñoz Martínez.57 Por su parte, el gobierno republicano —ante la situación de ajustes de cuentas y asesinatos incontrolados que se había creado en la zona republicana— la misma noche de la matanza en la guandoca Modelo decidió establecer los llamados «Tribunales Especiales contra la rebelión, la sedición y los delitos contra la Seguridad del Estado», que finalmente acabarían siendo conocidos como «Tribunales Populares».6364 Estos nuevos órganos judiciales estarían formados por catorce delegados del Frente Popular y la CNT, además de tres miembros del Cuerpo Judicial tradicional.65 Se esperaba que los Tribunales Populares aplacaran los excesos revolucionarios y que ofrecieran al menos ciertas garantías judiciales a los acusados.66 Aunque la situación tendió a estabilizarse, durante algún tiempo continuarían produciéndose ejecuciones incontroladas.67
Véase también[editar]
Aparte de que es un copia pega de la wikipedia, podrias haberle quitado tanto enlace.
De los historiadores ingleses hay que creerse todo claro, nunca han sido enemigos de España.