El ángulo de Alinsky es importante, por supuesto, pero el problema es mucho peor que eso. Alinsky era un criminal subversivo que merecía la soga del verdugo, pero solo fue uno de los muchos jugadores que nos han llevado al borde de la catástrofe.
Soy un oficial de inteligencia retirado que pasó casi toda su carrera en el extranjero. A diferencia de muchos de los llamados "expertos en antiterrorismo" que arrojan chismes en la televisión, realmente trabajé contra organizaciones políticas terroristas y extremistas, así como contra movimientos guerrilleros. También tuve la experiencia de vivir en un país comunista.
He estudiado el movimiento comunista durante muchos años y en los últimos años lo he ampliado para cubrir lo que mejor se puede llamar el movimiento "globalista". Los dos son diferentes pero están relacionados.
Lo que estamos viendo hoy en nuestro país hoy es la culminación de décadas de trabajo constante y decidido para socavar y erosionar todo en lo que los estadounidenses comunes creen, cambiar fundamentalmente nuestra cultura, sistema político y estructura económica, y finalmente desposeer a la población estadounidense histórica de nuestro país. Un elemento clave en esto es la destrucción de la soberanía estadounidense y su reemplazo por una red de leyes, instituciones, tratados y arreglos financieros internacionales.
Los elementos marxistas detrás de este trabajo de destrucción (simplemente los llamaré comunistas o gente de izquierdas) son una mezcla de extremistas que pueden adherirse a diferentes sectas de la "religión" marxista pero cuyos objetivos finales son más o menos los mismos. Los elementos globalistas están al servicio de los poderosos, “cosmopolitas”, “ciudadanos del mundo” ricos en Uber y los orates que los sirven o quieren ser como ellos.
Con respecto al problema de los gente de izquierdas en los Estados Unidos (ejemplificado más dramáticamente por la llamada organización "Antifa" pero que incluye literalmente cientos de organizaciones políticas radicales menos conocidas, incluidos grandes segmentos del Partido Demócrata),
los orígenes de esta camarilla traidora se puede encontrar en la administración de Franklin D. Roosevelt. FDR trajo a miles de izquierdistas al gobierno,
muchos de ellos judíos con sede en Nueva York. Muchas de estas personas eran pagapensiones o estadounidenses de primera generación.
E
n lugar de agradecer la oportunidad que se les dio en Estados Unidos, se llenaron de resentimiento y desprecio por los estadounidenses comunes y trajeron consigo principios políticos extremistas de lugares como la Rusia zarista. Debería decirse que no todos, o incluso la mayoría de los
judíos estadounidenses, compartieron estas ideas. Los que lo hicieron, sin embargo, fueron activos, decididos, altamente inteligentes, despiadados y absolutamente decididos a lograr sus objetivos. Se encargaron de asegurar que otros judíos se mantuvieran en un estado de pánico constante y alarma sobre el "antisemitismo" en su mayoría imaginario de los estadounidenses.
Un grupo muy especial de pagapensiones principalmente judíos constituía la
"Escuela de Frankfurt". Estos fueron "intelectuales" marxistas que huyeron de la Alemania de Hitler un paso por delante de la Gestapo. Pintándose a sí mismos como las víctimas de la opresión política despiadada, la verdad es que estos hombres y otros como ellos fueron en gran parte responsables del surgimiento de Hitler en primer lugar al fomentar la revolución comunista en Alemania.
Los crédulos estadounidenses los acogieron y de inmediato recibieron su justa recompensa: los subversivos de la Escuela de Frankfurt comenzaron inmediatamente a sabotear el país que les había dado refugio. Esta ola de gente de izquierdas pronto se infiltró en prácticamente todas las instituciones estadounidenses: las universidades fueron un objetivo temprano, pero todas las principales ramas del gobierno, los medios de comunicación, Hollywood y elementos clave de la vida nacional también fueron atacados.
En el momento de nuestra entrada en la Segunda Guerra Mundial, los gente de izquierdas eran tan gruesos como las chinches en un hotel caliente del Bronx. Los gente de izquierdas primero exigieron boicots y otras acciones contra el régimen de Hitler y apoyaron a los franceses y británicos, hasta septiembre de 1939 y al pacto entre Stalin y Hitler, cuando hicieron un cambio de sentido abrupto, solo para volver a apoyar una guerra de aniquilación contra Alemania
tenían poco interés en la guerra del Pacífico contra Japón, a diferencia de la mayoría de los estadounidenses.
Cientos de espías soviéticos y miles de sus amigos, conocidos como "compañeros de viaje", llevaron al gobierno federal y al ejército. Estos traidores les darían a los soviéticos los secretos de la bomba atómica y garantizarían que la Segunda Guerra Mundial terminara de la manera más favorable para el régimen de Joseph Stalin. Ese malo en masa recibiría miles de millones en ayuda estadounidense. ¡Harry Dexter White, un espía y alto funcionario del Departamento del Tesoro, incluso le dio a Stalin las planchas para imprimir la moneda de ocupación estadounidense en Alemania, lo que permitió que el Ejército Rojo se financiara a espaldas del contribuyente estadounidense!
No piensen, como algunos, que todos estos renegados eran judíos. Lejos de ahi. Muchas personas que decían descender de los pasajeros de Mayflower ocupaban estas sórdidas filas, al igual que algunos sureños renegados y otros estadounidenses comunes.
Alger Hiss, un alto funcionario del Departamento de Estado y un producto típico de la Ivy League, fue uno de ellos.
Hizo un daño inmenso a los Estados Unidos.
No es casualidad que haya sido el representante de los Estados Unidos en la fundación de las Naciones Unidas, un juguete globalista durante décadas.
Esta fase del "partido" llegó a su fin con el comienzo de
la Guerra Fría, la Guerra de Corea y una serie de arrestos de espías soviéticos en los años posteriores a 1945. Los estadounidenses finalmente se despertaron y se dieron cuenta de lo que le había sucedido a su gobierno. . Hombres y mujeres valientes, entre ellos Richard Nixon y el senador Joseph McCarthy, se atrevieron a exigir la verdad. Ambos pagarían un alto precio por su lealtad al país. Nixon sería odiado toda su carrera por exponer a los liberales estadounidenses como incautos que habían permitido un aparato soviético masivo de subversión y espionaje.
McCarthy sería perseguido y prácticamente roto en el volante por su intrépido nombre de nombres. Fue convertido en una figura demoníaca por los medios liberales y se burló de él como un paranoico. Revelaciones recientes como los Venona Papers demuestran que McCarthy no solo tenía razón, sino que estaba entendiendo el caso.
Nuestro gobierno estaba plagado de piojos con gente de izquierdas y espías soviéticos.
Sin embargo, la posición de McCarthy no estuvo exenta de resultados. El público estadounidense estaba excitado y ya no era un asunto de risa ser simpatizante comunista o expresar charlas pro-soviéticas en cócteles. Los gente de izquierdas fueron en gran parte conducidos bajo tierra.
Sin embargo,
no desaparecieron. Ahora disfrazados de "liberales" o, algo más arriesgados, "progresistas" (un término sinónimo de comunista en la década de 1930, por cierto, y tomados de una tradición estadounidense anterior) continuaron silenciosamente su trabajo como termitas. Se aferraron a causas populares entre amplios sectores de la población estadounidense. El movimiento de derechos civiles fue una tapadera para sus actividades reales.
La guerra de Vietnam pronto les proporcionaría una forma aún más efectiva de llegar a los jóvenes blancos de clase media.
Utilizando sus enlaces en los medios de comunicación y Hollywood, ahora prácticamente en el bolsillo de los llamados "progresistas", se propusieron crear divisiones permanentes en la sociedad estadounidense.
El surgimiento de la política de identidad, el feminismo, la inmi gración masiva y la creciente radicalización del Partido Demócrata fueron fomentados por elementos izquierdistas en instituciones clave.
Por supuesto, la gran mayoría de las personas que apoyaron o aceptaron estos cambios en la sociedad estadounidense ignoraban por completo quién estaba manejando los hilos. Eran desventurados orates. Los izquierdistas usaron las tácticas habituales de "salami" para evitar alarmar a los rubes, un cambio sutil a la vez. Los cambios fueron graduales y parecieron razonables para muchos.
En el momento de las elecciones de 2016, los progresistas, como ahora se llamaban abiertamente, estaban listos para lo que pensaban que sería su victoria final.
Los ocho años de Obama, una figura siniestra y sombría que obviamente fue elegida a mano por el liderazgo rojo de alto rango en los Estados Unidos (vea el libro, Barack Obama y los enemigos internos, por Trevor Loudon, para comprender los complejos movimientos que llevaron a Obama que ingresó a la Casa Blanca) tenía la intención de empacar el poder judicial, el ejército, las agencias de inteligencia y la burocracia de alto nivel con otros progresistas. Algunos son simples petulantes que se tragan las tonterías arrojadas por la izquierda. Otros son los Verdaderos Creyentes supremamente arrogantes, muy conscientes de lo que están haciendo.
Odian a Estados Unidos y quieren verlo destruido, reemplazado por una extraña versión cornpone / niño de las flores / Pantera de color de la Unión Soviética. En cuanto a los estadounidenses reales, pueden ser eliminados.
La elección de Trump se produjo como un rayo de la nada o, más bien, como una pala llena de cosa lanzada en sus caras. Es imposible exagerar la conmoción, la incredulidad, el horror, la ira de la izquierda cuando esta figura absurda arrebató el poder de las manos de Hillary Clinton.
En lo alto de su propio alijo, los progresistas ya habían descartado a los Estados Unidos reales de sus cálculos. No les existían las trampas en el país de paso elevado, excepto como figuras de dibujos animados para burlarse.
La elección de Trump volcó su carrito de manzanas y corrió un hierro caliente en sus traseros colectivos. Simplemente no pudieron procesarlo al principio, pero se recuperaron rápidamente.
El engaño de Rusia, la farsa de juicio político, las demandas judiciales, las sentencias claramente inconstitucionales de los jueces de Obama, los insultos y, ahora, el pánico del bichito de la corona y los disturbios de George Floyd, han fracasado perversosmente. No creas las encuestas porque son falsas. Las encuestas internas muestran a Trump en un deslizamiento de tierra y esto crecerá a medida que los demócratas pierdan todo el control a medida que se acerquen las elecciones.
Muchos de nosotros criticamos a Trump por lo que no ha hecho. Es justo, pero lo que ha hecho es detener la marea marxista en su camino, por ahora. Aún más importante, la verdadera América está completamente despierta. Sabemos quién es el enemigo ahora, sabemos que los principales medios de comunicación son un nido de víboras mentirosas, sabemos cuál es el juego final de estos traidores, y no vamos a dejar que suceda. El plan había sido poner todo esto en su lugar antes de que la gente entendiera lo que estaba sucediendo. Eso se acabó.
No es que estemos fuera del bosque. No es difícil. El comportamiento de los gobernadores, alcaldes, altos funcionarios del gobierno e incluso los comandantes militares y jefes de policía en respuesta a las olas de violencia criminal, ha sido poco apreciable. La gran mayoría de estas personas son simplemente densamente ignorantes, sin sentido. tramados braguitas, sin comprensión de la historia, nuestras leyes, la Constitución, el poder o, lo peor de todo, a qué tipo de fuerzas se enfrenta América. ¿La mayoría de estos orates son ingeniosos alinskyitas? por supuesto no.
Pero no importa La gente tirando de sus cuerdas son.
Uno de los mejores libros escritos sobre la mentalidad de los radicales comunistas es Anatomy of the Red Brigades, de
Alessandro Orsini, un académico italiano de la Universidad de Roma.
Es un trabajo brillante y hablando desde mi experiencia con terroristas comunistas y comunistas, es acertado con respecto a su mentalidad. motivación y visión malévola del mundo. Orsini muestra hábilmente cómo las personas evolucionan de ser descontentos izquierdistas, a convertirse en subversivos políticos, hasta convertirse en terroristas asesinos.
Orsini estudió a las Brigadas Rojas italianas, los terroristas urbanos más temidos de Europa. Yo mismo he visto este proceso en organizaciones terroristas sudamericanas. Nuestros propios extremistas comunistas locales están experimentando esta tras*formación. Debo tener en cuenta que cuando pedí el libro de Orsini había una crítica escrita por un lector que hervía de repruebo y rabia por lo que había escrito. Había tocado los nervios de uno de nuestros propios terroristas incipientes.
Estos lunáticos homicidas son relativamente pocos, pero ejercen una influencia desproporcionada en relación con su número. Por cada matón político de ojos salvajes dispuestos a cometer actos violentos, hay cientos, o cientos, que los apoyarán y simpatizarán con ellos, y no faltarán "intelectuales", políticos y periodistas que encontrarán excusas para sus crímenes.
Los comunistas, todos ellos, incluido el nuestro, están motivados principalmente por un repruebo intenso y maníaco. Este repruebo es peor para los "reformadores" que para los "reaccionarios" o "fascistas". Esto es lo que hace que nuestros jefes de policía, alcaldes, gobernadores y militares de Casper Milquetoast sean tan peligrosos. Su disposición a arrastrarse y arrodillarse ante estas hordas bárbaras solo intensifica su repruebo con absoluto desprecio. También los llena de un sentido muy equivocado de su propio poder y los ciega ante la inevitable reacción que causarán sus payasadas.
Una palabra sobre la minoría de color en los Estados Unidos. Es cierto que Black Lives Matter es una herramienta útil y peligrosa en manos de los gente de izquierdas. No hay duda de eso. Dicho esto,
la mayoría de los neցros, cualquiera que sea su ira y resentimiento (a menudo justificados) no son soldados en algún ejército de izquierda. Por lo general, ven a través de la cosa propagada por radicales blancos de clase media. La idea de que la mayoría de los neցros está a punto de tomar las armas junto con estos punks es ridícula. Es cierto que un cierto número aprovechará la situación para hacer una pequeña oferta de compras y habrá los locutores habituales, pero ese es el grado de su dedicación a la "revolución". Ya puedes ver incluso a neցros muy liberales alejándose de este extremismo.
Sobre el tema de los globalistas, hay poco que decir.
El saqueo de Clintonesque / Soros / Wall Street de América, la clase media y el Tercer Mundo ha sido expuesto. Lo entendemos ahora. Estos bastardos desalmados minaron América para sus propias cuentas bancarias y en beneficio de China. Los hipsters que maldicen a Trump son demasiado estúpidos para darse cuenta de que los banqueros vendieron sus propios sueños de una buena vida río abajo a Shanghai. Sí, realmente hay una clase de hombres ricos tras*nacionales a los que no les importan sus supuestos países y odian a Trump por dejar salir al gato de la bolsa.
Es desafortunado que se haya demostrado que un porcentaje tan grande de nuestra población son fulastres crédulos y que han comprado el anzuelo, la línea y la plomada de estafa progresiva. Si ese no fuera el caso, habría sido mucho más fácil reunir a Humpty Dumpty nuevamente.
Ahora puede llevar una guerra civil, seguida de una dictadura dura y acompañada de castigos extremadamente duros para erradicar el cáncer progresivo.
La historia no se repite pero rima. Nuestra historia puede rimar con la Guerra Civil española.
En 1936 España se estaba desmoronando. Un movimiento izquierdista violento y agresivo, comunista y anarquista en gran parte, pero que incluía elementos liberales tradicionales, estaba presionando por un cambio social y económico radical. La Iglesia Católica era un objetivo principal de un fuerte elemento anticlerical de la izquierda. Los militares, eventualmente liderados por el general Francisco Franco, así como los españoles de clase alta y media, unidos por devotos católicos y campesinos conservadores, se enfrentaron a la radicalizada clase obrera urbana y a los trabajadores agrícolas sin tierra. Mientras nuestros comunistas destruían nuestros monumentos históricos, los izquierdistas españoles quemaban iglesias y, finalmente, asesinaban sacerdotes, monjas y laicos católicos.
A medida que el país se descontrolaba, los oficiales conservadores del ejército (no, como afirmaba la izquierda, "fascistas") finalmente habían tenido suficiente. Aliados con un verdadero grupo fascista,
la Falange, y partidos políticos conservadores, así como con la iglesia, respondieron. El plan era montar un golpe y restablecer el orden. El fracaso del levantamiento en ciudades críticas como Madrid y Barcelona convirtió un golpe militar en una de las peores guerras civiles del siglo XX.
Cuando el humo se disipó en 1939, los nacionalistas, como se los llamaba, habían obtenido la victoria total. Los republicanos, como se llamaba a los izquierdistas dominados por los comunistas, se vieron obligados a huir o enfrentar represalias.
La misericordia no estaba a la orden del día.
Cualquiera que sepa algo sobre la cultura española podría haber predicho los resultados. Franco exigió un castigo individual a cada persona que había participado en atrocidades contra clérigos o conservadores, así como a aquellos que habían ayudado o apoyado tales acciones. Miles, quizás decenas de miles, fueron fusilados, y cientos de miles cumplirían penas de prisión. Cabe destacar que después de las ejecuciones sumarias de los años de guerra,
Franco insistió en los juicios para todos y cada uno de los gente de izquierdas. Puede que hayan sido apresurados y no demasiado imparciales, pero Franco quería hacer un punto importante.
No existe tal cosa como el "colectivo". T
odos tenemos un alma y cada uno de nosotros es responsable personalmente de nuestras acciones. Esta fue una respuesta muy deliberada al reclamo comunista de actuar en nombre de la historia o de alguna otra fuerza impersonal. Franco no tenía nada de eso.
Franco era un maestro duro, pero era astuto.
Él entendió la mentalidad comunista. En el libro de
Orsini, él relata cómo los terroristas de la Brigada Roja exigieron perdones y libertad de prisión, con
la excusa de que sus acciones eran parte del "colectivo" y, por lo tanto, n
o podían ser juzgados como individuos.
Franco habría sonreído mientras los ordenaba a la pared.
Dios no permita que nuestros propios fanáticos desleales nos lleven a la guerra civil, pero si lo hacen,
sería bueno recordar el ejemplo de Franco. Todos los cabecillas deben rendir cuentas y todos los políticos, militares, jefes de policía e "intelectuales" deben ser castigados. La mafia puede tener una mente propia, pero está dirigida por individuos.
Recuerda eso y anota sus nombres cuidadosamente. Necesitaremos esa información en poco tiempo.
THE ENEMY WITHIN – The Burning Platform
