Henry Rearden
Madmaxista
Advierto: es un poco tocha la historia, pero tengo que poneros en antecedentes.
Un amigo me presentó a otro amigo suyo en un bar. El pobre trabajaba en una consultora relacionada con temas de energía atómica y estaba más quemado que la pipa de un indio. Echaba más horas que un reloj en la empresa (de la cual no puedo decir el nombre pero que cogía proyectos de otra famosa española que empezaba por In- y acaba por -dra). Aunque no cobraba mal, no estaba lo suficientemente valorado en su trabajo y para colmo su pareja lo había dejado recientemente porque apenas lo veía por casa (tenía que viajar incluso en fines de semana por temas de trabajo)
Lo que pasa en estos casos: te quedas en una mesa de un rincón apartado del bar, empiezan a caer los cubatas y el tío nos estaba dando la tabarra por la ruptura cuando empezó a explicar por qué no aparecía por casa antes de que lo dejara la novia. Le habían metido un pardoazo con un proyecto de un reactor atómico compacto refrigerado por aire. Las especificaciones no tenían ni pies ni cabeza y, un día, de repente aparece su jefe, un responsable de In-*-dra y un general del ejército español para una reunión secreta. Le obligan a firmar unos papeles de confidencialidad (que, por lo visto, se los pasó por el forro al cuarto cubata) y le dicen que les acompañe a una reunión secreta de la OTAN en Madrid, al día siguiente.
Van a una sala de reuniones, con militares y especialistas de los diferentes países que componen la OTAN y se sientan para ver una presentación. Por supuesto, nada de móviles, portátiles, ni cualquier otro dispositivo electrónico. Los militares sí podían tomar notas en un cuaderno, pero el personal civil no. Empieza la presentación del proyecto Arquímedes* (nombre clave). Consistía en una especie de bombardero supersónico, diseñado para volar sobre la estratosfera, con perfil entre triangular y romboidal (nos lo dibujó en una servilleta del bar) parecido al B-2 Spirit.
Cuando les explicaron el tipo de motor que iba a tener, al colega de mi amigo le explotó la cabeza. ¡Un motor a reacción nuclear! Al reactor le entraría aire por la toma delantera, lo calentaría pasando por unas varillas cerámicas (diseñadas para aguantar miles de grados) que contenían el uranio enriquecido y saldría por detrás impulsando el avión.
Pero ahí no queda la cosa: el objetivo del avión no era ofensivo sino defensivo. Montaría unos láseres de alta potencia que servirían para destrozar cualquier misil que se aproximase a territorio OTAN. Al operar en la estratosfera, donde solo queda un 1% de la atmósfera, el laser no se disiparía, ni perdería potencia, ni se vería interceptado por las nubes y podría hacer deshacer las múltiples ojivas de un ICBM. El potencial del arma era inmenso.
Al tío este le empezaron a cuadrar los números del reactor atómico y de los compuestos cerámicos que montaba. El avión nuclear de la OTAN podía ser una realidad y él formaría parte de ese proyecto. Los asistentes salen de la sala para deliberar y el general español se lo lleva a una salita aparte y le dice literalmente "Cuando volvamos a la sala de reuniones y me toque hablar te pediré que intervengas para criticar la parte del motor nuclear". "¿Por qué? Sus números son más que razonables, he estado trabajando en el proyecto durante meses" le pregunta sorprendido. El general le responde "Para que sepas de lo que va la película: los británicos están detrás de este proyecto, quieren construir el avión. Tienen ayuda francesa, para el tema del motor, y trabajan con una empresa israelí para montar el láser. Por eso, los americanos no quieren que salga adelante este proyecto. ¿Entendido?"
El tipo este vuelve a la sala de reuniones cabreado, pero dispuesto a hacer su papel. Cuando le toca a hablar empieza a decir que el compuesto cerámico de las varillas no está diseñado para funcionar tantas horas a esa temperatura y que el material se degradará y habrá un escape radiactivo. El técnico franchute que le replica le dice que no: que el ejército francés tiene un ensayo de muchas miles de horas de un reactor experimental y que han comprobado que el material no se degrada. Pero ya da lo mismo. Es todo un paripé para que las empresas americanas de material militar sigan masajeando de la berza con diseños obsoletos de sistemas antimisiles. Pocos días después, el proyecto se cancela y cambian al tío a un proyecto de consultoría para la recarga de una central nuclear en Brasil.
A este chico, que ya iba por su octavo cubata, se le calienta la boca y empieza a decir que va a hacer un resumen de todo y lo va a enviar a la embajada rusa. Con un par. Mi colega y yo lo intentamos tranquilizar. Se juega su trabajo y pasar un tiempo en la guandoca (e incluso algo mucho peor, como entren en juego los servicios secretos). Se le veía bastante quemado, con su trabajo y con la ruptura con su pareja. Se lo había tomado como algo personal, no hacía más que decir "puñeteros americanos, siempre moliendo los inventos españoles, como el submarino de Peral" Le quitábamos hierro al asunto, diciendo que a lo mejor no era tan buena idea tener un Chernobil volante. Aparte de que el motor nuclear era francés, no español. "Como si lo fuera. ¿Vosotros sabéis la cantidad de horas que he dedicado a optimizar la disposición de las varillas y su espesor? Es casi como si fuera mío".
Mi amigo acompañó al suyo a su casa y me dijo antes de despedirse que no me preocupara. Que lo llevaría antes por un pisito que conocía donde unas profesionales le harían un buen francés para que se olvidara del motor francés (tenía retranca mi colega) y para que mojara el churro que falta le hacía después de que lo dejara la novia.
Días después le pregunté y, por desgracia, mi amigo movía la cabeza apesadumbrado: se le había ido la pinza y estaba dibujando unos diagramas en su casa y seguía con la idea de enviar un informe a la embajada rusa. Me dejó caer que no preguntaría más, por si acaso le salpicaba la historia y me aconsejó que me olvidase del tema.
Yo, por mi lado, no dejo de pensar en que muchas grandes traiciones de la historia se suelen hacer por despecho. ¿Podría inclinar este amigo mío la balanza armamentística mundial del lado ruso?
Resumen del tocho:
Un amigo me presentó a otro amigo suyo en un bar. El pobre trabajaba en una consultora relacionada con temas de energía atómica y estaba más quemado que la pipa de un indio. Echaba más horas que un reloj en la empresa (de la cual no puedo decir el nombre pero que cogía proyectos de otra famosa española que empezaba por In- y acaba por -dra). Aunque no cobraba mal, no estaba lo suficientemente valorado en su trabajo y para colmo su pareja lo había dejado recientemente porque apenas lo veía por casa (tenía que viajar incluso en fines de semana por temas de trabajo)
Lo que pasa en estos casos: te quedas en una mesa de un rincón apartado del bar, empiezan a caer los cubatas y el tío nos estaba dando la tabarra por la ruptura cuando empezó a explicar por qué no aparecía por casa antes de que lo dejara la novia. Le habían metido un pardoazo con un proyecto de un reactor atómico compacto refrigerado por aire. Las especificaciones no tenían ni pies ni cabeza y, un día, de repente aparece su jefe, un responsable de In-*-dra y un general del ejército español para una reunión secreta. Le obligan a firmar unos papeles de confidencialidad (que, por lo visto, se los pasó por el forro al cuarto cubata) y le dicen que les acompañe a una reunión secreta de la OTAN en Madrid, al día siguiente.
Van a una sala de reuniones, con militares y especialistas de los diferentes países que componen la OTAN y se sientan para ver una presentación. Por supuesto, nada de móviles, portátiles, ni cualquier otro dispositivo electrónico. Los militares sí podían tomar notas en un cuaderno, pero el personal civil no. Empieza la presentación del proyecto Arquímedes* (nombre clave). Consistía en una especie de bombardero supersónico, diseñado para volar sobre la estratosfera, con perfil entre triangular y romboidal (nos lo dibujó en una servilleta del bar) parecido al B-2 Spirit.
Cuando les explicaron el tipo de motor que iba a tener, al colega de mi amigo le explotó la cabeza. ¡Un motor a reacción nuclear! Al reactor le entraría aire por la toma delantera, lo calentaría pasando por unas varillas cerámicas (diseñadas para aguantar miles de grados) que contenían el uranio enriquecido y saldría por detrás impulsando el avión.
Pero ahí no queda la cosa: el objetivo del avión no era ofensivo sino defensivo. Montaría unos láseres de alta potencia que servirían para destrozar cualquier misil que se aproximase a territorio OTAN. Al operar en la estratosfera, donde solo queda un 1% de la atmósfera, el laser no se disiparía, ni perdería potencia, ni se vería interceptado por las nubes y podría hacer deshacer las múltiples ojivas de un ICBM. El potencial del arma era inmenso.
Al tío este le empezaron a cuadrar los números del reactor atómico y de los compuestos cerámicos que montaba. El avión nuclear de la OTAN podía ser una realidad y él formaría parte de ese proyecto. Los asistentes salen de la sala para deliberar y el general español se lo lleva a una salita aparte y le dice literalmente "Cuando volvamos a la sala de reuniones y me toque hablar te pediré que intervengas para criticar la parte del motor nuclear". "¿Por qué? Sus números son más que razonables, he estado trabajando en el proyecto durante meses" le pregunta sorprendido. El general le responde "Para que sepas de lo que va la película: los británicos están detrás de este proyecto, quieren construir el avión. Tienen ayuda francesa, para el tema del motor, y trabajan con una empresa israelí para montar el láser. Por eso, los americanos no quieren que salga adelante este proyecto. ¿Entendido?"
El tipo este vuelve a la sala de reuniones cabreado, pero dispuesto a hacer su papel. Cuando le toca a hablar empieza a decir que el compuesto cerámico de las varillas no está diseñado para funcionar tantas horas a esa temperatura y que el material se degradará y habrá un escape radiactivo. El técnico franchute que le replica le dice que no: que el ejército francés tiene un ensayo de muchas miles de horas de un reactor experimental y que han comprobado que el material no se degrada. Pero ya da lo mismo. Es todo un paripé para que las empresas americanas de material militar sigan masajeando de la berza con diseños obsoletos de sistemas antimisiles. Pocos días después, el proyecto se cancela y cambian al tío a un proyecto de consultoría para la recarga de una central nuclear en Brasil.
A este chico, que ya iba por su octavo cubata, se le calienta la boca y empieza a decir que va a hacer un resumen de todo y lo va a enviar a la embajada rusa. Con un par. Mi colega y yo lo intentamos tranquilizar. Se juega su trabajo y pasar un tiempo en la guandoca (e incluso algo mucho peor, como entren en juego los servicios secretos). Se le veía bastante quemado, con su trabajo y con la ruptura con su pareja. Se lo había tomado como algo personal, no hacía más que decir "puñeteros americanos, siempre moliendo los inventos españoles, como el submarino de Peral" Le quitábamos hierro al asunto, diciendo que a lo mejor no era tan buena idea tener un Chernobil volante. Aparte de que el motor nuclear era francés, no español. "Como si lo fuera. ¿Vosotros sabéis la cantidad de horas que he dedicado a optimizar la disposición de las varillas y su espesor? Es casi como si fuera mío".
Mi amigo acompañó al suyo a su casa y me dijo antes de despedirse que no me preocupara. Que lo llevaría antes por un pisito que conocía donde unas profesionales le harían un buen francés para que se olvidara del motor francés (tenía retranca mi colega) y para que mojara el churro que falta le hacía después de que lo dejara la novia.
Días después le pregunté y, por desgracia, mi amigo movía la cabeza apesadumbrado: se le había ido la pinza y estaba dibujando unos diagramas en su casa y seguía con la idea de enviar un informe a la embajada rusa. Me dejó caer que no preguntaría más, por si acaso le salpicaba la historia y me aconsejó que me olvidase del tema.
Yo, por mi lado, no dejo de pensar en que muchas grandes traiciones de la historia se suelen hacer por despecho. ¿Podría inclinar este amigo mío la balanza armamentística mundial del lado ruso?
Resumen del tocho:
- Remero español larga secretos oficiales en un bar tras varios cubatas.
- Como buen remero está quemado con su empresa, con su exnovia y con la historia de España.
- Optimiza un motor nuclear francés para ser montando en un avión estratégico británico con un láser israelí.
- General español le dice que naranjas de la china: los americanos no lo quieren porque no trincan pasta ellos.
- Remero español se le calienta la boca diciendo que se va a chivar a los rusos.
- El autor de este hilo se preocupa por un bocachancla español que podría cambiar la historia mundial.