Hugo Chávez, el niño santero

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Dentro de los regímenes que pretenden inspirarse más o menos en el marxismo, la Venezuela de Hugo Chávez es uno de los más pintorescos.

En mi opinión, lo de Venezuela poco o nada tiene que ver realmente con el marxismo. Se trata de un Estado regido por un caudillo populista--con fraseología izquierdista--, pero no es una sociedad sin clases, comunista.

Y especialmente dominada por una corte o casta militar: el Ejército de Venezuela, en absoluto sometido al Poder Civil. Del que irónicamente se dice que tiene más oficiales y suboficiales que soldados. Supongo que la promoción en la jerarquía militar es el gran incentivo que puede dar el régimen a sus ciudadanos cuando los incentivos materiales posibles son tan escasos.

Un Estado donde casi todo está militarizado y controlado coercitivamente de tal modo, difícilmente puede entenderse como el cúlmen de la solidaridad según los cánones del socialismo clásico.

Los medios de comunicación y la riqueza están en manos en gran medida del Estado. Sí, Pero el Estado no es el Pueblo. Luego, todo puede adornarse con palabras grandilocuentes. Pero el acceso a ambos está filtrado de un modo claro y el clasismo de los mandos sobre la tropa, que está obligada a obedecer, vuelve ridículo cualquier discurso igualitario.

Yo pienso que Marx se horririzaría viendo que un régimen como el de la Venezuela de Chávez o Maduro pretenda justificarse ocasionalmente como inspirado o próximo al marxismo.


Un aspecto que probablemente más horrorizaría a Marx es la devoción santera de los dirigentes venezolanos, que a mí me parece en clara contradicción con el materialismo histórico.


La santería en realidad es una importación de Cuba, de la Cuba de Fidel Castro. Sin embargo, en el caso de Fidel Castro, que se declaraba ateo, no veo tan claro lo que a mí me parece superstición en Chávez.


La Cuba de Fidel Castro no llevó a cabo una represión tan brutal de la religión como la que pudo haber en la URSS bajo Lenin y Stalin, donde el solo hecho de ser sacerdote o monja podía significar ser ejecutadx o ir de cabeza al Gulag.

La Iglesia Católica estuvo marginada en los primeros años tras la revolución, Castro había sido excomulgado por Juan XXIII por haber cerrado las escuelas religiosas, según algunas fuentes.


Pero tras el derrumbe de su gran apoyo internacional, la URSS, en los años 90, Castro buscó desesperadamente tener una buena relación con el Vaticano y una convivencia armoniosa con la religión. Y no sólo con la católica, pues un gran número de los cubanos simultanéan el catolicismo con la santería.

La santería no es un culto satánico, como piensan algunos. Se basa en la invocación de espíritus jovenlandeses, que fueron asimilados a santos católicos cuando llegaron a América. Del mismo modo que pasó en Haití con el vudú o en Brasil con la Umbanda.

Lo normal es que los cubanos, haitinos o brasileños que practican la santería/vudú/umbanda vayan a misa cristiana por la mañana y lleven a cabo sus ceremonias de inspiración del sur muy sur por la noche. Sin creer que incurren en ninguna contradicción por ello.

Excepto quizá en una minoría, los muy metidos en magia de color, para hacer daño a otros, que dicen que el sincretismo con los santos católicos sólo fue un modo de enmascarar durante los tiempos coloniales sus auténticas creencias animistas.

Así, parece que Castro detectó esa afición de Chávez por lo esotérico y la aprovechó en su beneficio.

En las ceremonias santeras los participantes bailan supuestamente poseídos por espíritus ancestrales jovenlandeses. Yo he asistido a alguna por curiosidad. Yo me explico lo que allí pasa como una conexión con capas profundas del inconsciente colectivo tal como plantea la psicología jungiana, no exactamente con entidades.



Según Freud, toda religión supone una regresión hacia etapas infantiloides de la psique, donde reina el pensamiento mágico y se confunden deseos con realidades.

Freud concluye que “la religión es la neurosis obsesiva de la colectividad humana” y una forma de infantilismo que debe ser superada y vencida: “El hombre no puede permanecer eternamente niño; tiene que salir algún día a la vida”, admitiendo su dureza e imperfección.

Apoyarse en un amigo invisible, hablar con él y confiar en su providencia, constituye una regresión. Aceptar que estamos solos, que no tenemos más recursos que nuestra inteligencia y nuestro sentido ético, puede resultar doloroso, pero es mejor que engañarse y vivir atrapados en una ilusión.

 
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En lo referente a las castas, el estatalismo y la militarización, pues más o menos como todos los regímenes comunistas que en el ancho mundo han sido durante más de un siglo, en teoría la teoría y la práctica son lo mismo, pero en la práctica no lo son.

Eso sí, al combinar el "socialismo científico" con la cultura caribeña pues sí que es cierto que la mezcla resultante tiene un aspecto más estrambótico y menos serio de lo normal, como en lo relativo a la práctica de cultos afrocaribeños que mencionas.
 
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