Historias de Superación: la AUSTRONAUTA CASADA que se ***ó a un compañero en el espacio exterior y LLENÓ DE cosa la nave para boicotear la misión

Segismunda dijo:

El siguiente caso de CHARISMO EXTRATERRESTRE demuestra que mujeres gonna mujerear en cualquier situación imaginable. Serena Auñón-chancellor (que es casi como apellidarse Smith-Gutiérrez) es una ingeniera y médica cubana. Con tal nivel formativo podría haber llevado una vida destacada en Estados Unidos, pero en el año 2009 decidió postularse para un puesto de cirujana de vuelo que ofrecía la NASA. Tras completar un entrenamiento intensivo, se quitó la escafandra y dijo con tono solemne: «¡Yo tengo mis trienios, hombre ya!» mientras ondulaba a su espalda la bandera de las barras y estrellas. Había cumplido su sueño de ser Charo Espacial y nada iba a detenerla, pero... ¿Estaba la ISS equipada para acoger un fenómeno tan irracional y devastador como el charismo?




CUERNOS GALÁCTICOS: EL ORIGEN DEL DRAMA

Según informan los investigadores rusos, el ambiente en la Estación Espacial Internacional se volvió irrespirable debido a una ruptura. Serena, casada con el físico Jeff Chancellor, habría bailando la danza horizontal con un compañero de tripulación. Estos son los dos sospechosos de haber profanado el TESORITO INGRÁVIDO de la cubana. Al terminar este romance extramarital, la relación estaría deteriorada y a punto de derivar en una viogen-alienígena. La charonauta estaba tan estresada que no paraba de hacer peticiones a cada cual más extravagante. Un buen día, se obsesionó con que había que cambiar los cagaderos de toda la Estación y gastarse 23 millones de dólares en la tarea.




UN SUCCIONA-CULOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

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A la izquierda, Serena Auñón instalando personalmente el nuevo modelo. A la derecha, varios miembros
de la Estación Espacial Internacional intentan esquivar heces altamente fecales.

Hasta la llegada de Serena, los váteres espaciales constaban de un tubo, similar al de una aspiradora, que se enchufaba en el tercer ojo para aspirar las deposiciones de los astronautas, y hacía un trabajo similar con la orina. Sin embargo, este sistema no tenía en cuenta la forma de los genitales femeninos. Por ello, se diseñó un embudo que recogiese los orines chumineros y se implementó un gran avance tecnológico: el nuevo retrete podría aspirar orina y heces simultáneamente. Diseñar y enviar este inodoro desde la Tierra costó 23 millones de dólares, pero con él se ponía fin a una injusticia histórica. Serena utilizó sus conocimientos de ingeniería para realizar la delicada operación de sustitución. Cambiar el sistema requería de gran pericia, pues cientos de litros de orina y CAGARROS ESPACIALES podían liberarse y flotar por toda la Estación.

Y de hecho, eso fue lo que pasó. Ríos de orina multiétnica orbitaban por cada habitación, heces que provenían de cada continente se hermanaban por doquier, haciendo que la Estación Espacial oliese realmente Internacional. Los tripulantes jugaban al Twister Poo Edition, adoptando divertidas posturas, ora para evitar pisar una boñiga humana, ora para no ver sus vías respiratorias anegadas con pardocita cosa. Al quedar los sanitarios inutilizables, los astronautas tuvieron que usar sus pañales de emergencia. Desde el miembro con el rango más bajo hasta el Comandante, todos se encontraban por las zonas comunes con unos Dodotis denigrantes. Para comprender hasta qué punto estos héroes perdieron epicidad, recrearemos la película Apollo 13 en versión cagona:

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«PUES YO ME BAJO AQUÍ», DIJO SERENA A 400 KM DEL SUELO

La tensión entre Serena y su amante era insostenible y a su mente acudían los recuerdos de su marido en tierra. La atormentaba la culpa pero el intenso olor a ocre le impedía pensar con claridad. En un acceso de locura, decidió agujerear las paredes de la nave Soyuz, acoplada a la Estación para provocar el fin de la misión y su vuelta a casa. Que la nave se hallase a 400 kilómetros de nuestro planeta no era óbice para que una mujer empoderada no se bajase allí mismo, como el que está llegando a Sevilla y se encojona con que quiere parar en Dos Hermanas aunque no figure en el billete. Cuando los otros miembros de la tripulación descubrieron la perforación, que podía provocar un grave accidente, idearon una solución insólita: poner un dedete en el abujero. Por ridículo que parezca, los astronautas de la ISS tienen un dicho para estas situaciones: «Better once red than a hundred yellow» («Más vale una vez colorado que ciento amarillo»). La estrategia funcionó y les dio tiempo para rellenar la brecha con pegamento y salvar la vida.

Gracias a los esfuerzos de esta valiente mujer, hoy podemos realizar estudios empíricos sobre el charismo en el espacio exterior, que serán de gran utilidad cuando la humanidad esté preparada para colonizar Marte.

FUENTES: Diversos artículos periodísticos, habladurías de 4Chan y la fuerte creencia de que esto sucedió tal que asín.​

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