Eric Finch
Será en Octubre
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Dispongo en mi limitada biblioteca de las monografías de la Editorial San Martín dedicadas al Zero (Mitsubishi A6M «Zero») y al Me109 (Messerschmitt Bf 109), así como de la Batalla de Inglaterra.
Siempre me pareció curioso que al libro dedicado al Zero lo hayan subtitulado como "Un caza famoso" mientras que al dedicado al Me109 lo subtitulen como "Un caza incomparable", cuando realmente ambos cazas son los modelos más conocidos de sus respectivos países (aunque el Me109 tuvo competencia con el Focke Wulf 190 y el Zero era el avión de la Marina Imperial, ya que el Ejército tenía sus propios aviones) y, a lo largo de una evolución constante en sus diseños, mantuvieron su preponderancia durante toda la guerra.
También recuerdo dos detalles referidos a ambos aviones. Uno de ellos es elque se narra en la monografía dedicada al Zero: poco después de la Batalla de Inglaterra fue trasladado un grupo de pilotos ingleses, experimentados en la lucha contra Alemania, con sus Spitfire al frente del Pacífico. Allí los pilotos ingleses desdeñaron los sabios consejos de quienes habían tenido que enfrentarse al Zero y quisieron luchar "a cara de perro" contra el soberbio avión japonés: y perdieron en el primer combate algo así como diez de doce Spitfires. En verdad que el Zero fue imbatible hasta que Claire Chennault, sus Tigres Voladores y sus Curtiss P-40 crearon escuela aprovechando la mayor resistencia de éstos, que les permitía atacar desde lo alto y escapar en picado sin que los japoneses pudiesen perseguirlos.
Un segundo detalle se narra en la monografía del Me 109, y hace referencia al momento en que, a finales de la guerra en Europa, los Hellcat (no recuerdo ahora si eran pilotados por británicos o por estadounidenses) no tuvieron enemigo en los aviones alemanes. Cosa lógica por cuanto en aquellos tiempos los Hellcat eran diseños que aunaban velocidad, potente armamento y gran radio de acción (lo propio de la guerra en el Pacífico).
Siempre he creído que el Supermarine Spitfire era un avión sobrevaloradísimo y que sus triunfos en la Batalla de Inglaterra provinieron de la escasísima calidad de los bombarderos alemanes (con dos gravísimos defectos: escaso radio de acción y falta de capacidad defensiva; para los anglófilos añadiré que, además, eran bombarderos ligeros con muy poca capacidad de carga, que mostraban la falta de pensamiento a largo plazo alemán) y, en general, del limitado alcance del Me 109.
Lo que yo quería proponer ahora era un ejercicio de historia-ficción. Imaginemos que los alemanes hubiesen tenido ocasión de conocer los avances aeronáuticos japoneses; que hubiesen decidido aplicarlos en su beneficio; y que hubiesen desarrollado portaaviones capaces de tras*portar modelos como el Zero. Sabemos que el Zero tenía un gravísimo error casi imposible de subsanar: su falta de blindaje y la escasa solidez de su estructura (de la falta de armamento habría que hablar otro día) pero a cambio lo compensaba con un enorme radio de acción y una maniobrabilidad propia de la aviación acrobática.
¿Qué habría sido de Inglaterra si los alemanes hubiesen contado con portaaviones y con aviones como el Zero? ¿Qué habría sucedido si, con tan potente herramienta, hubiesen dedicado sus esfuerzos, como estaba inicialmente previsto, a destruir la RAF en lugar de a bombardear ciudades? ¿Qué habría resultado de combinar los submarinos alemanes con aviones torpederos como los japoneses en lucha contra la Marina Real británica? Probablamente la caída del Reino Unido.
Y todo esto en 1940, sin que los británicos contasen con los estadounidenses.
Siempre me pareció curioso que al libro dedicado al Zero lo hayan subtitulado como "Un caza famoso" mientras que al dedicado al Me109 lo subtitulen como "Un caza incomparable", cuando realmente ambos cazas son los modelos más conocidos de sus respectivos países (aunque el Me109 tuvo competencia con el Focke Wulf 190 y el Zero era el avión de la Marina Imperial, ya que el Ejército tenía sus propios aviones) y, a lo largo de una evolución constante en sus diseños, mantuvieron su preponderancia durante toda la guerra.
También recuerdo dos detalles referidos a ambos aviones. Uno de ellos es elque se narra en la monografía dedicada al Zero: poco después de la Batalla de Inglaterra fue trasladado un grupo de pilotos ingleses, experimentados en la lucha contra Alemania, con sus Spitfire al frente del Pacífico. Allí los pilotos ingleses desdeñaron los sabios consejos de quienes habían tenido que enfrentarse al Zero y quisieron luchar "a cara de perro" contra el soberbio avión japonés: y perdieron en el primer combate algo así como diez de doce Spitfires. En verdad que el Zero fue imbatible hasta que Claire Chennault, sus Tigres Voladores y sus Curtiss P-40 crearon escuela aprovechando la mayor resistencia de éstos, que les permitía atacar desde lo alto y escapar en picado sin que los japoneses pudiesen perseguirlos.
Un segundo detalle se narra en la monografía del Me 109, y hace referencia al momento en que, a finales de la guerra en Europa, los Hellcat (no recuerdo ahora si eran pilotados por británicos o por estadounidenses) no tuvieron enemigo en los aviones alemanes. Cosa lógica por cuanto en aquellos tiempos los Hellcat eran diseños que aunaban velocidad, potente armamento y gran radio de acción (lo propio de la guerra en el Pacífico).
Siempre he creído que el Supermarine Spitfire era un avión sobrevaloradísimo y que sus triunfos en la Batalla de Inglaterra provinieron de la escasísima calidad de los bombarderos alemanes (con dos gravísimos defectos: escaso radio de acción y falta de capacidad defensiva; para los anglófilos añadiré que, además, eran bombarderos ligeros con muy poca capacidad de carga, que mostraban la falta de pensamiento a largo plazo alemán) y, en general, del limitado alcance del Me 109.
Lo que yo quería proponer ahora era un ejercicio de historia-ficción. Imaginemos que los alemanes hubiesen tenido ocasión de conocer los avances aeronáuticos japoneses; que hubiesen decidido aplicarlos en su beneficio; y que hubiesen desarrollado portaaviones capaces de tras*portar modelos como el Zero. Sabemos que el Zero tenía un gravísimo error casi imposible de subsanar: su falta de blindaje y la escasa solidez de su estructura (de la falta de armamento habría que hablar otro día) pero a cambio lo compensaba con un enorme radio de acción y una maniobrabilidad propia de la aviación acrobática.
¿Qué habría sido de Inglaterra si los alemanes hubiesen contado con portaaviones y con aviones como el Zero? ¿Qué habría sucedido si, con tan potente herramienta, hubiesen dedicado sus esfuerzos, como estaba inicialmente previsto, a destruir la RAF en lugar de a bombardear ciudades? ¿Qué habría resultado de combinar los submarinos alemanes con aviones torpederos como los japoneses en lucha contra la Marina Real británica? Probablamente la caída del Reino Unido.
Y todo esto en 1940, sin que los británicos contasen con los estadounidenses.