Sep. Yo en realidad soy del Madrí porque mi mejor hamijo de la infancia lo era. En un barrio de un pueblo qatarlán perdido de la mano de dios y en u barrio de inmis andaluces. No podía entrar en su casa si no llevaba el llavero y la bufanda del Madrí, que me regalaron ellos, porque en mi casa no teníamos un duro. Luego eso se amplió en la uni donde con dos compis de piso lleidatans nos íbamos a un bar cercano de esos paco paco a ver los partidos del Madrí. Y en menor medida también me recuerda a mi padre que fue quien me introdujo en el fútbol y recuerdo aún algunas noches jugando en una plaza.