Amenazas de fin a estudiantes unionistas en la UAB - Noticias Sociedad - Noticias Sociedad - e-notícies
"Cogeremos las pistolas y os reventaremos la cabeza"
Un estudiante independentista se ha acercado a la carpa que plataforma "Se acabó" -formada por antiguos integrantes de Jóvenes de Sociedad Civil Catalana- ha instalado en la plaza Cívica de la Universidad Autónoma de Barcelona y les ha amenazado de fin : "tomaremos las pistolas y le revienta la cabeza, me gusta la fruta".
Esto ha pasado después de que este joven haya acercado a la carpa, que lucía las banderas de Europa, España y Cataluña, y haya escupido a los pies de uno de los miembros de la plataforma unionista, les haya acusado de "provocar" y los ha calificado de "fascistas".
Por otra parte, una cincuentena de "antifascistas" se ha concentrado frente a la carpa con una pancarta "se ha acabado = JSCC, no nos engañéis, amigos de los fascistas". Los jóvenes también han recibido gritos de "la Autónoma será la tumba del fascismo", "fuera, fuera, fuera; la bandera española "y también les han cantado los Segadores con los puños alzados.
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Una concejala de ERC acusa a su partido de tapar una agresión machista - Noticias Política - Noticias Política - e-notícies
Silvia Guillén afirma que los republicanos la quisieron silenciar: "habeis blindado al agresor y desprotegido a la víctima"
La concejala y portavoz de ERC en Molins de Rei, Sílvia Guillén, ha denunciado en Viumolinsderei que sufrió una agresión machista por parte de un compañero de partido y ha asegurado igualmente que el partido la presionó para que mantuviera este hecho en silencio.
"Después de nueve meses, hoy rompo el silencio. Está claro que hablar de ello no es nada fácil ni cómodo, pero creo que a estas alturas es el mejor para todos. Lo es para mí, porque como mujer tengo el derecho, y como cargo electo tengo el deber. Pero de paso también lo es para vosotros, compañeras y compañeros de ERC, porque como partido político tenéis una parte de responsabilidad que no podeis rehuir", escribe.
Silvia Guillén explica que "a finales del mes de marzo sufrí una agresión machista por parte de un compañero. Llevaba días evitándolo por discrepancias políticas, en aquellos momentos no me apetecía hablar con él. Una tarde, a la entrada del Ayuntamiento, me abordó. Me agarró de los brazos con fuerza".
"'Ahora me sentirás!', me gritó. Me arrinconó. Seguía gritándome. 'Me hablarás por huevones!'. Me apretaba los brazos con fuerza. Le pedí que se detuviera. 'Déjame, por favor'. No me hacía caso. 'Me estás haciendo daño', le advertí. Hasta tres veces. 'Por favor, déjame ir', le insistía".
"Pero la única salida que me quedó fue librarme. Y me fui corriendo. Y lo hice ante la mirada atónita de varias personas que presenciaron asustadas una escena fugaz que a mí se me hizo eterna. El cuerpo me temblaba. El corazón me iba a cien".
"Es una de esas situaciones angustiosas y violentas que nunca piensas que te pasarán, y que si te pasara (cosa poco probable) tendrías muy claro cómo afrontarla. Pero pasa, claro que sí, y tu reacción no es la que todo el mundo espera de ti. De entrada, callas. Porque es un compañero, shishi. Porque ha perdido los nervios. Porque quizás no es para tanto. Y dejas pasar un día, dos, tres ... y por la noche no duermes. Te despiertas continuamente. Y lloras a escondidas".
"Y un día, cansada de esperar una mínima disculpa, tragas saliva y lo sueltas en una reunión con la ejecutiva local del partido. Y lo haces delante de él, porque tú eres de las que de cara, guste o no. y él, bajando la cabeza, consciente de que le han delatado, lo reconoce. Y dice que perdió los nervios y pide perdón. Y aceptas las disculpas, porque crees que así lo tienes que hacer. Porque mejor tarde que nunca".
"Pero claro, tienes un mínimo de dignidad, guste o no, y entiendes que lo más legal es dejar las cosas claras. Y les dices que la relación en el grupo municipal ya no será la misma. Y que hay que explicar lo que ha pasado. Y aquí es donde la cagas. Hasta ahora ibas bien. Porque esto de perdonar está muy bien. Porque todo el mundo puede equivocarse o tener un mal día, ¿verdad? Pero si ya te ha pedido perdón, ahora qué quieres? Contarlo? Y es allí donde vosotros veis la inconveniencia que yo veo la necesidad".
"Porque tan imperiosa es mi necesidad de explicarlo como su afán de esconderlo. Aquí es donde comienza la pesadilla. Porque en 3, 2, 1 ... lo que expliqué (y que él mismo reconoció) no pasó. De hecho, soy yo la que lleva mucho tiempo acosándola el. A él, ya otros tres compañeros, todos ellos ya inactivos en la vida política local".
"Primero me acusa en privado. Pronto, sin embargo, no se corta un pelo. También permite que una militante lo haga públicamente, en asamblea. De ahí me voy llorando. Impotente. Superada. Completamente abatida. Entiendo que a partir de ahora , mi palabra valdrá menos que la del compañero que me agredió".
"No importa si hay testigos, o si lo ha reconocido en público y en privado. La razón es suya, es masculina. Otorgar al hombre el monopolio de la razón, por el simple hecho de serlo. Al día siguiente mismo anuncio en la radio que en las próximas elecciones municipales no estaré en las listas del partido y que después del verano explicaré los motivos. No puedo seguir. Así, no. Para nada".
"En julio me proponéis un encuentro con miembros de la ejecutiva local. Acepto, siempre y cuando haya alguien de la ejecutiva comarcal. Alguien neutral. Me cuenta que 'los trapos sucios se lavan en casa y, a ser posible, en silencio' y me pide que deje de ir a las asambleas y que salga de los grupos de WhatsApp".
"El compañero sigue pidiendo disculpas y me dice que para él no es una agresión. Le digo que me sentí intimidada, que me quería forzar a hablar. Que me estaba haciendo daño, y que le dije varias veces. 'Si llevas días girándose la cara por la calle, alguna reacción debo tener. Es la reacción, mala reacción, a tu actitud".
"Es entonces cuando me planteo denunciar. Pero no lo hago. Tengo miedo a sus posibles represalias y a las del partido. Temo que afrontar un juicio (también social) que quizás me cuestionará y me estigmatitzarà como ha hecho con otras mujeres. Se me hace una montaña denunciar a un compañero, que vive en la misma ciudad y con los que comparto espacios de convivencia".
"Es evidente que me ha dolido más la reacción de algunos miembros del partido que la propia agresión. La juzgada en todo momento he estado yo. Mi comportamiento ha sido más cuestionado que no el del hombre que tuvo una actuación violenta. He estado criminalizada por quien se supone que eran mis compañeros y compañeras de partido".
"Me habéis tratado de mentirosa, de manipuladora, de sonada, de exagerada, de interesada ... Habeis blindado al agresor y desprotegido a la víctima. Él sale reforzado y legitimado. Yo, sitiada y repudiada. Él es la víctima. yo, su verdugo", lamenta.
"Y en noviembre el caso llega a ERC a nivel nacional. Me reúno con un diputado que, ante el inminente eco mediático, me pide que no hable. Y me ofrece un pacto en nombre del partido. Si no digo nada, reunirán a una comisión (interna) que decidirá (internamente) si lo que sufrí es o no es una agresión".
"En caso de que así se considere, le abrirán un expediente informativo (interno, claro). Pero si decido hacerlo público, el agresor me denunciará por calumnias y el partido también podría hacerlo, porque estoy ensuciando su buen nombre. y llegados a este punto, yo, que soy terca de tipo, decido no callar más y tomar el atajo a pesar de mi evidente desgaste físico y emocional".
"No puedo aguantar el asedio constante de un colectivo que considera que el aparato político está por encima de las personas. Que minimiza un hecho condenable y denunciable como es una agresión machista. Que olvida los valores de izquierda y de igualdad que pregona. Que pretende hacer listas cremallera, que se llena la boca de 'tolerancia cero' y de 'república feminista'".
"Como lo haremos para combatir el machismo de nuestra sociedad, si ni siquiera somos capaces de hacerlo dentro de nuestras instituciones y organizaciones políticas? Os pido que actúeis. El enemigo a batir no soy yo. Creedme" .
"En todo esta pesadilla, también ha habido compañeros que, a pesar de los embates, me han creído y defendido desde el inicio o bien posteriormente, entendiendo que lo que estaba pasando era cruel e injusto. A todas estas personas les agradezco su apoyo, en especial al concejal Marc Rebulà, que decidió dejar de ser militante de ERC tras denunciar mi caso al partido y constatar que la formación no reaccionaba. Él obtuvo el silencio como respuesta", concluye.