Taliván Hortográfico
ПРЕД P И B ВИНАГИ СЕ ИЗПИСВА M
Alemany, Laporta y tres millones de euros
«Ha aplicado sentido común y conocimiento; pero de ahí a llamarle 'padremany', como si fuera un genio, hay un camino de difícil recorrido»
Hay una anécdota que retrata a Mateu Alemany y es que a principio de 2020, cuando la campaña para las elecciones del Barcelona aún no había sido convocada, pero ya había ambiente electoral, hizo circular a través del canal de televisión balear IB3 que iría en la candidatura de Víctor Font. Ni Víctor Font ni nadie de su equipo habían hablado jamás con él, pero Alemany, que estaba en su casa sin hacer nada, tuvo la habilidad de hacer circular aquel rumor y de situarse en la escena.
Avanzada la campaña y cuando se dio cuenta de que el caballo ganador era Laporta, se acercó a él por indicación de su buen amigo Javier Tebas. Laporta no había pensado en Alemany aunque sabía perfectamente quién era, pero entre que Tebas le pidió el favor, y que no tenía a nadie más para el cargo -en su inconcebible improvisación permanente- lo incorporó inmediatamente. A diferencia de Alemany, Jordi Cruyff, Xavi y Jaume Giró sí se habían aproximado antes a Víctor Font, y acabaron igualmente con Laporta.
Alemany había trabajado antes en el Valencia y en el Mallorca. Nunca en un equipo grande como el Barça. Pero conoce el mercado, sabe de fútbol, tiene buena relación con Tebas y prestigio en el sector. A diferencia de Jordi Cruyff es un gran trabajador, y sigue los temas hasta que consigue su propósito.
En este mundo los dineros van y vienen, pero la corrupción no le define especialmente, tal vez porque suele estar muy bien pagado. Su salario en el Barça, contando todos los incentivos, está sobre el millón doscientos mil euros. Además, no es ostentoso. Vive muy bien, en un piso de alquiler en el edificio Walden de Sant Joan Despí, todas las comodidades incluidas, como asistenta y la planchadora, pero sin ostentaciones absurdas ni demostraciones de gran poder. No derrocha.
En lo deportivo, entre los mediocres y aprovechados del entorno de Laporta, ha aplicado el sentido común y el conocimiento. Pero de ahí a llamarle 'Padremany', como si fuera un genio, hay un camino de difícil recorrido. Se le atribuye la supuesta genialidad de haber traído gratis a Lewandowski, cuando en realidad al polaco le estamos pagando la jubilación que no quiso pagarle el Bayern. Además no ha sido capaz de librarse de Busquets, de Alba, de Sergio Roberto, ni de liberar por lo tanto masa salarial, que es lo que más el club necesita. Pero es verdad que no ha metido la pata en nada importante, y eso es mucho en este Barça.
Se va porque se ha cansado de que Laporta, Mendes y Zahavi interfieran en todo y operen a su conveniencia. Se dice que su abrupta salida también se debe a que le hayan obligado a traer a Messi de vuelta. Es verdad que Alemany no quiere a Messi de vuelta, porque le considera el pasado superado. Pero primero: no está claro que Messi vuelva.
Segundo: hoy lo más probable parece que acabe jugando en Arabia Saudí, cobrando un millón neto de euros al día, y que allí le acompañen Alba y Busquets.
Y tercero: incluso suponiendo que Messi vuelva contra su voluntad, la principal motivación personal que tiene Alemany para marcharse no es el argentino sino la desgastada relación con el presidente. En la abrupta manera de anunciar su adiós, justo después de la victoria ante el Osasuna, cuando el Barça estaba celebrando que prácticamente se aseguraba la Liga, deja claro que la manera de acabar no ha sido agradable ni limpia.
En el Aston Villa estará junto a sus amigos Unai Emery y a Damià Vidagany, coordinador del área del primer equipo y que fue director de comunicación del Valencia mientras él estuvo. Allí espera Alemany encontrar la excelencia de la Premier, recursos para fichar, personas de su confianza que le dejen trabajar tranquilo y un salario que será cuatro veces superior al sueldo base que le paga el Barça, y rondará (sin contar los incentivos) los tres millones netos anuales.
«Ha aplicado sentido común y conocimiento; pero de ahí a llamarle 'padremany', como si fuera un genio, hay un camino de difícil recorrido»
Hay una anécdota que retrata a Mateu Alemany y es que a principio de 2020, cuando la campaña para las elecciones del Barcelona aún no había sido convocada, pero ya había ambiente electoral, hizo circular a través del canal de televisión balear IB3 que iría en la candidatura de Víctor Font. Ni Víctor Font ni nadie de su equipo habían hablado jamás con él, pero Alemany, que estaba en su casa sin hacer nada, tuvo la habilidad de hacer circular aquel rumor y de situarse en la escena.
Avanzada la campaña y cuando se dio cuenta de que el caballo ganador era Laporta, se acercó a él por indicación de su buen amigo Javier Tebas. Laporta no había pensado en Alemany aunque sabía perfectamente quién era, pero entre que Tebas le pidió el favor, y que no tenía a nadie más para el cargo -en su inconcebible improvisación permanente- lo incorporó inmediatamente. A diferencia de Alemany, Jordi Cruyff, Xavi y Jaume Giró sí se habían aproximado antes a Víctor Font, y acabaron igualmente con Laporta.
Alemany había trabajado antes en el Valencia y en el Mallorca. Nunca en un equipo grande como el Barça. Pero conoce el mercado, sabe de fútbol, tiene buena relación con Tebas y prestigio en el sector. A diferencia de Jordi Cruyff es un gran trabajador, y sigue los temas hasta que consigue su propósito.
En este mundo los dineros van y vienen, pero la corrupción no le define especialmente, tal vez porque suele estar muy bien pagado. Su salario en el Barça, contando todos los incentivos, está sobre el millón doscientos mil euros. Además, no es ostentoso. Vive muy bien, en un piso de alquiler en el edificio Walden de Sant Joan Despí, todas las comodidades incluidas, como asistenta y la planchadora, pero sin ostentaciones absurdas ni demostraciones de gran poder. No derrocha.
En lo deportivo, entre los mediocres y aprovechados del entorno de Laporta, ha aplicado el sentido común y el conocimiento. Pero de ahí a llamarle 'Padremany', como si fuera un genio, hay un camino de difícil recorrido. Se le atribuye la supuesta genialidad de haber traído gratis a Lewandowski, cuando en realidad al polaco le estamos pagando la jubilación que no quiso pagarle el Bayern. Además no ha sido capaz de librarse de Busquets, de Alba, de Sergio Roberto, ni de liberar por lo tanto masa salarial, que es lo que más el club necesita. Pero es verdad que no ha metido la pata en nada importante, y eso es mucho en este Barça.
Se va porque se ha cansado de que Laporta, Mendes y Zahavi interfieran en todo y operen a su conveniencia. Se dice que su abrupta salida también se debe a que le hayan obligado a traer a Messi de vuelta. Es verdad que Alemany no quiere a Messi de vuelta, porque le considera el pasado superado. Pero primero: no está claro que Messi vuelva.
Segundo: hoy lo más probable parece que acabe jugando en Arabia Saudí, cobrando un millón neto de euros al día, y que allí le acompañen Alba y Busquets.
Y tercero: incluso suponiendo que Messi vuelva contra su voluntad, la principal motivación personal que tiene Alemany para marcharse no es el argentino sino la desgastada relación con el presidente. En la abrupta manera de anunciar su adiós, justo después de la victoria ante el Osasuna, cuando el Barça estaba celebrando que prácticamente se aseguraba la Liga, deja claro que la manera de acabar no ha sido agradable ni limpia.
En el Aston Villa estará junto a sus amigos Unai Emery y a Damià Vidagany, coordinador del área del primer equipo y que fue director de comunicación del Valencia mientras él estuvo. Allí espera Alemany encontrar la excelencia de la Premier, recursos para fichar, personas de su confianza que le dejen trabajar tranquilo y un salario que será cuatro veces superior al sueldo base que le paga el Barça, y rondará (sin contar los incentivos) los tres millones netos anuales.
Salvador Sostres: Alemany, Laporta y tres millones de euros
«Ha aplicado sentido común y conocimiento; pero de ahí a llamarle 'padremany', como si fuera un genio, hay un camino de difícil recorrido»
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