Heródoto

Miss Marple

Más allá de la burbuja
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A Heródoto se le conoce desde Cicerón como "el padre de la historia". Su libro ("Las Historias", tradicionalmente divididas en 9 tomos) es practicamente la única fuente para las guerras médicas, con episodios tan famosos como las batallas de Maratón, Termópilas o Salamina. Pero es mucho más: es un compendio de leyendas (desde las serpientes voladoras de Arabia a las hormigas grandes como perros de India), sociología y antropología comparadas (las libertades sensuales de los Tracios o la costumbre persa de considerar todas las decisiones importantes dos veces: primero borrachos y luego sobrios), guía de viajes y cuentos de hadas (las deliciosas historias de los reyes de Egipto). Su tema principal es buscar los motivos detrás de la historia (sean estos altruistas -como la decisión de Leonidas sacrificarse por Esparta- o chismes infames, como el supuesto amorío entre Cleomenes y la mujer de Iságoras que llevó a la breve expulsión de los Alcmenidas de Atenas, la necrofilia de Periandro, o la segunda expulsión de Hipias debido a que se empeñaba en darle a su mujer, otra Alcmenida, por el tercer ojo, para disgusto del padre de ella).

Tradicionalmente los aficionados al helenismo se han dividido en fans de Heródoto y de Tucídides, lo mismo que en fans de Atenas o Esparta, como quien se declara del Barca o del Madrid. Tucídides representa el rigor y el laconismo, mientras que para Heródoto todo lo humano cabe en la historia, y "se non è vero, è ben trovato".

Yo llegué a Heródoto de rebote, tras ver a Ralph Fiennes haciendo de Lazlo Almasy en "El paciente inglés", con Herodoto como única guía en el desierto egipcio. Me leí La Historia hace 13 años, en la excelente traducción al inglés de Robin Waterfield, y no he parado de releerlo desde entonces. Heródoto me descubrió que la economía no es sino una parte del gran todo que es la actividad humana, y que solo cobra sentido vista en su contexto. Ver la expansión del deudalismo y la burbuja inmobiliaria pocos años después fue facilísimo.

Debatamos amigablemente sobre Heródoto, Tucídides o lo que les parezca.
 
Ganó Herodoto y perdió Tucídides, por eso esto es un cachondeo.
 
Maravilloso autor, yo lo traducí en 3º de carrera recuerdo, me gustaba porque se traducía muy rápido y bien. Creo que traducí pasajes sobre la infancia de Alejandro.
 
A Herodoto los historiadores "oficiales" lo tienen de fruta para todo, cuando conviene se le da crédito y cuando no se dice que fabula o que solo tras*mite leyendas y paparruchas.
 
Si tuviera que decir los cinco libros con los que más he disfrutado, sin duda la Historia de Herodoto estaría entre ellos. Incluso con los famosos errores como dudar de la circunnavegación de África por los fenicios, las historias sobre el ave fénix o decir que la crecida del Nilo sucede porque se acerca el sol a la tierra. Pero capítulos como la batalla de maratón o TODO lo que escribió sobre Egipto son relatos magníficos. Por un lado tras*mite todo el exotismo de una época pasada hace más de dos mil años y por el otro consigue convencer que sus protagonistas son seres humanos muy reales. A amigos lectores de verdad siempre les he recomendado este libro y nunca defrauda.

Tucídides también es muy interesante pero entre su estilo tan impersonal y que no pudo acabar el libro (y sus pullas a Herodoto) no me tras*mitió tanto. También es cierto que mantenerse atento al desarrollo de los politiqueos y batallitas entre atenienses y lacedemonios es más exigente que los fun facts de Herodoto. En todo caso el capítulo que trata de la oleada turística ateniense de Sicilia, su posterior derrota y como la noticia se tras*mitió a través de los "muros largos" es de genio absoluto.
 
Maravilloso autor, yo lo traducí en 3º de carrera recuerdo, me gustaba porque se traducía muy rápido y bien. Creo que traducí pasajes sobre la infancia de Alejandro.

:roto2:

Nombre completo Heródoto de Halicarnaso (Ἡρόδοτος Ἁλικαρνᾱσσεύς)
Nacimiento c. 484 a. C.
Halicarnaso, Caria, Anatolia
Defunción c. 425 a. C.
Turios, Calabria o Pella, Macedonia

Ocupación Historiador, geógrafo
Obras notables Historias

Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno (griego: Μέγας Αλέξανδρος, romanización: Mégas Aléxandros)
Rey de Macedonia (336 a 323 a. C.)
Rey de Media y Persia (330 a 323 a. C.)
Faraón de Egipto (332 a 323 a. C.)
Nacimiento 20 o 21 de julio, 356 a. C.
Pella, Macedonia
Fallecimiento 10 o 13 de junio, 323 a. C.
(32 años)
Babilonia


Esa parte del libro de Heródoto me la perdí. Encima de historiador, viajero y embustero era futurólogo.
 
:roto2:




Esa parte del libro de Heródoto me la perdí. Encima de historiador, viajero y embustero era futurólogo.

Estoy hablando de memoria, en el trabajo no tengo mis traducciones, sino fue la infancia de Alejandro tendrá que ser la de Ciro, la infancia de un principe era :D
 
Heródoto al menos intentaba ser objetivo y decía que tal o cual hecho no lo había podido comprobar, en vez de fantasear y darse a la épica. Ya sólo por eso es más que interesante, aparte de por su concepto de "memoria" y por hacer al ser humano protagonista de la historia, aunque las deidades no estén ausentes. Es una historia muy dinámica, siempre con discursos antilógicos: los hombres se mueven por deseo de dominio y miedo a ser dominados, en vez del estatismo que traslucen las obras homéricas

Y sí Georgia, me supongo que sería la de Ciro, escribió mucho sobre los persas :roto2:
 
Estoy hablando de memoria, en el trabajo no tengo mis traducciones, sino fue la infancia de Alejandro tendrá que ser la de Ciro, la infancia de un principe era :D

Ciro, sin duda. Su historia guarda interesantes paralelismos con la de Moisés. Y, anterior a ambos, con la de Sargón de Akkad.

---------- Post added 20-nov-2013 at 20:06 ----------

A Heródoto se le conoce desde Cicerón como "el padre de la historia". Su libro ("Las Historias", tradicionalmente divididas en 9 tomos) es practicamente la única fuente para las guerras médicas, con episodios tan famosos como las batallas de Maratón, Termópilas o Salamina.


Hay una tragedia de Esquilo, titulada 'Los persas', que es anterior a Heródoto. Aunque no sea una obra propiamente histórica también se la puede considerar fuente primaria.

Los persas - Wikipedia, la enciclopedia libre

Los persas (Πέρσαι) es una tragedia de la Antigua Grecia escrita por Esquilo en el año 472 a. C. Está ambientada en la Batalla de Salamina, correspondiente a las Guerras Médicas. Los persas es la obra teatral más antigua que se conserva. También destaca por ser la única tragedia griega conservada basada en hechos contemporáneos.

Se produjo en 472 a. C. junto a otras tres obras, que no sobreviven, pero que probablemente se relacionaban también con las Guerras Médicas. La primera obra, Fineo, se dedicaba aparentemente a la figura mitológica Fineo, quien ayudó a Jasón y los Argonautas a pasar a Asia. Los persas era la segunda parte. La obra destaca especialmente al ser la única tragedia griega que se conserva que se basó en auténticos hechos históricos, básicamente, la Batalla de Salamina. Esa batalla tuvo lugar en el año 480 a. C., sólo ocho años antes de que se representara Los persas. Esquilo había participado en la batalla, y es muy probable que la mayor parte de su público ateniense también participase o se viera afectado directamente por ella. Glauco Potnieo, la tercera parte, parece haber tenido como tema la batalla de Platea de 479 a. C. La cuarta obra, un drama satírico, podía haberse referido a Prometeo.
 
A mí me pasó exactamente lo mismo. Primero compré la edición barata de Edaf que es un auténtico ladrillo muy incómodo ( y la traducción un poco anticuada, creo recordar) y después ya fui a por la de Editorial Gredos.

A Tucídides lo tengo calentando en la banda, con las Helénicas de Jenofonte esperando en el banquillo.

---------- Post added 20-nov-2013 at 20:01 ----------



Avisa antes de escribir esas cosas, que casi me da una lipotimia (Del gr. λιποθυμία).

Pues lo siento, estaba escribiendo y hablando a la vez con alguien, es lo que hay.

---------- Post added 20-nov-2013 at 20:07 ----------

A mí me pasó exactamente lo mismo. Primero compré la edición barata de Edaf que es un auténtico ladrillo muy incómodo ( y la traducción un poco anticuada, creo recordar) y después ya fui a por la de Editorial Gredos.

A Tucídides lo tengo calentando en la banda, con las Helénicas de Jenofonte esperando en el banquillo.

---------- Post added 20-nov-2013 at 20:01 ----------



Avisa antes de escribir esas cosas, que casi me da una lipotimia (Del gr. λιποθυμία).

Pues lo siento, estaba escribiendo y hablando a la vez con alguien, es lo que hay. Tanto pasarme por encima y seguro que no habéis ni traducido a Herodoto en vuestra fruta vida.
 
No sé si seréis conscientes de ello, pero en mi opinión Heródoto ha influido enormemente en la forma de ver el mundo de los europeos.

Su libro es la historia de una guerra permanente entre Europa y Asia. De hecho comienza el libro tratando de explicar los orígenes legendarios de esa enemistad, remontándose para ello a la guerra de Troya


La gente más culta de Persia y mejor instruida en la historia, pretende que los fenicios fueron los autores primitivos de todas las discordias que se suscitaron entro los griegos y las demás naciones. Habiendo aquellos venido del mar Eritreo[5] al nuestro, se establecieron en la misma región que hoy ocupan, y se dieron desde luego al comercio en sus largas navegaciones. Cargadas sus naves de géneros propios del Egipto y de la Asiria, uno de los muchos y diferentes lugares donde aportaron traficando fue la ciudad de Argos[6], la principal y más sobresaliente de todas las que tenía entonces aquella región que ahora llamamos Helada[7]. Los negociantes fenicios, desembarcando sus mercaderías, las expusieron con orden a pública venta. Entre las mujeres que en gran número concurrieron a la playa, fue una la joven Io[8], hija de Inacho, rey de Argos, a la cual dan los persas el mismo nombre que los griegos. Al quinto o sexto día de la llegada de los extranjeros, despachada la mayor parte de sus géneros y hallándose las mujeres cercanas a la popa, después de haber comprado cada una lo que más excitaba sus deseos, concibieron y ejecutaron los fenicios el pensamiento de robarlas. En efecto, exhortándose unos a otros, arremetieron contra todas ellas, y si bien la mayor parte se les pudo escapar, no cupo esta suerte a la princesa, que arrebatada con otras, fue metida en la nave y llevada después al Egipto, para donde se hicieron luego a la vela.

Así dicen los persas que lo fue conducida al Egipto, no como nos lo cuentan los griegos[9], y que este fue el principio de los atentados públicos entre asiáticos y europeos, mas que después ciertos griegos (serían a la cuenta los Cretenses, puesto que no saben decirnos su nombre), habiendo aportado a Tiro en las costas de Fenicia, arrebataron a aquel príncipe una hija, por nombre Europa[10], pagando a los fenicios la injuria recibida con otra equivalente. Añaden también que no satisfechos los griegos con este desafuero, cometieron algunos años después otro semejante; porque habiendo navegado en una nave larga[11] hasta el río Fasis, llegaron a Ea en la Cólquide, donde después de haber conseguido el objeto principal de su viaje, robaron al rey de Colcos una hija, llamada Medea[12]. Su padre, por medio de un heraldo que envió a Grecia, pidió, juntamente con la satisfacción del rapto, que le fuese restituida su hija; pero los griegos contestaron, que ya que los asiáticos no se la dieran antes por el robo de Io, tampoco la darían ellos por el de Medea.

III. Refieren, además, que en la segunda edad[13] que siguió a estos agravios, fue cometido otro igual por Alejandro, uno de los hijos de Príamo. La fama de los raptos anteriores, que habían quedado impunes, inspiró a aquel joven el capricho de poseer también alguna mujer ilustre robada de la Grecia, creyendo sin duda que no tendría que dar por esta injuria la menor satisfacción. En efecto, robó a Helena[14], y los griegos acordaron enviar luego embajadores a pedir su restitución y que se les pagase la pena del rapto. Los embajadores declararon la comisión que traían, y se les dio por respuesta, echándoles en cara el robo de Medea, que era muy extraño que no habiendo los griegos por su parte satisfecho la injuria anterior, ni restituido la presa, se atreviesen a pretender de nadie la debida satisfacción para sí mismos.

IV. Hasta aquí, pues, según dicen los persas, no hubo más hostilidades que las de estos raptos mutuos, siendo los griegos los que tuvieron la culpa de que en lo sucesivo se encendiese la discordia, por haber empezado sus expediciones contra el Asia primero que pensasen los persas en hacerlas contra la Europa. En su opinión, esto de robar las mujeres es a la verdad una cosa que da repelús a las reglas de la justicia; pero también es poco conforme a la cultura y civilización el tomar con tanto empeño la venganza por ellas, y por el contrario, el no hacer ningún caso de las arrebatadas, es propio de gente cuerda y política, porque bien claro está que si ellas no lo quisiesen de veras nunca hubieran sido robadas. Por esta razón, añaden los persas, los pueblos del Asia miraron siempre con mucha frialdad estos raptos mujeriles, muy al revés de los griegos, quienes por una hembra lacedemonia juntaron un ejército numerosísimo, y pasando al Asia destruyeron el reino de Príamo[15]; época fatal del repruebo con que miraron ellos después por enemigo perpetuo al nombre griego. Lo que no tiene duda es que al Asia y a las naciones bárbaras que la pueblan, las miran los persas como cosa propia suya, reputando a toda la Europa, y con mucha particularidad a la Grecia, como una región separada de su dominio.

V. Así pasaron las cosas, según refieren los persas, los cuales están persuadidos de que el origen del repruebo y enemistad para con los griegos les vino de la toma de Troya. Mas, por lo que hace al robo de Io, no van con ellos acordes los fenicios, porque éstos niegan haberla conducido al Egipto por vía de rapto, y antes bien, pretenden que la joven griega, de resultas de un trato nimiamente familiar con el patrón de la nave; como se viese con el tiempo próxima a ser progenitora, por el rubor que tuvo de revelará sus padres su debilidad, prefirió voluntariamente partirse con los fenicios, a da de evitar de este modo su pública deshonra. Sea de esto lo que se quiera, así nos lo cuentan al menos los persas y fenicios, y no me meteré yo a decidir entre ellos, inquiriendo si la cosa pasó de este o del otro modo. Lo que sí haré, puesto que según noticias he indicado ya quién fue el primero que injurió a los griegos, será llevar adelante mi historia, y discurrir del mismo modo por los sucesos de los estados grandes y pequeños, visto que muchos, que antiguamente fueron grandes, han venido después a ser bien pequeños, y que, al contrario, fueron antes pequeños los que se han elevado en nuestros días a la mayor grandeza.

Así pues la división convencional del Viejo Mundo en tres continentes, Europa, Asía y África (a la que llama Libia), así como la oposición entre Oriente y Occidente son ideas que podemos remontar a Heródoto.

Lo cual no quiere decir que esas ideas fueran de su cosecha, antes bien, debían estar bien asentadas en la mentalidad griega desde tiempo atrás, pero sí que fue quizás quien más contribuyó a fijarles en la conciencia colectiva de los pueblos de Europa.
 
Última edición:
No sé si seréis conscientes de ello, pero en mi opinión Heródoto ha influido enormemente en la forma de ver el mundo de los europeos.

Su libro es la historia de una guerra permanente entre Europa y Asia. De hecho comienza el libro tratando de explicar los orígenes legendarios de esa enemistad, remontándose para ello a la guerra de Troya




Así pues la división convencional del Viejo Mundo en tres continentes, Europa, Asía y África (a la que llama Libia), así como la oposición entre Oriente y Occidente son ideas que podemos remontar a Heródoto.

Lo cual no quiere decir que esas ideas fueran de su cosecha, antes bien, debían estar bien asentadas en la mentalidad griega desde tiempo atrás, pero sí que fue quizás quien más contribuyó a fijarles en la conciencia colectiva de los pueblos de Europa.

Me pregunto porqué wikisource no incluye el famoso párrafo inicial, glorioso en su ambición de preservar la memoria eternamente (y que declara como objetivo esa indagación en los motivos del conflicto, asumido en efecto como permanente, entre Oriente y Occidente):

Heródoto de Halicarnaso presenta aquí los resultados de su investigación para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones humanas y que las grandes empresas acometidas, ya sea por los griegos, ya por los bárbaros, no caigan en olvido; da también razón del conflicto que enfrentó a estos dos pueblos.

Lo mejor de Heródoto, para mí, es esa sensación de que escribe en un tiempo en que los mitos están cercanos, aún a medio convertir en leyendas, y que la inteligencia puede extraer la historia detrás de ellos, pero manteniendo aún los nombres casi mágicos de Io, Europa, Medea, Helena, como personajes reales participantes en los hechos.

Heródoto presenta a los persas como sujetos al dominio sin límites de un rey, que puede dar y quitar todo en un capricho; a diferencia de los griegos, donde hasta tiranos y reyes están (a veces) sometidos a las leyes. Y sin embargo el retrato que presenta de los persas es positivo, con su amor por la verdad y la admiración por su capacidad de organización.

Empeñado en guardar la memoria y la gloria de las acciones humanas, Heródoto contribuyó a fomentar el individualismo como rasgo definitorio de la cultura en Occidente; los persas, sin embargo, que hasta ese punto tenían nombre y gentilicio, y hazañas individuales, se fueron diluyendo en su monarquía absoluta, donde no se preservan más nombres que los de los reyes.

Los orígenes de lo que somos, tanto en Oriente como en Occidente, se pueden ver en Heródoto; también hay interesantes insinuaciones de de lo que pudimos haber sido.

En cuanto a Esquilo, el hecho de que se sintiera más orgulloso de haber participado en Maratón que en Salamina, y su capacidad de escribir Los Persas desde el punto de vista del enemigo, siempre me han hecho pensar (aparte de su genialidad) que lo de Salamina debió ser una carnicería atroz. La batalla la ganó Temístocles con su truco de fingirse agente doble (los de Homeland son aprendices a su lado) en cuanto engañó a Jerjes para meterse él solito en la ratonera; lo demás fue casi una ejecución en masa.
 
Casi tan interesante como lo que narra Heródoto es lo que no dice.

En su historia no dice ni una palabra del pueblo hebreo ni de Roma, ignoraba la existencia del Imperio Asirio, cuando apenas había pasado siglo y medio desde la caída de Nínive.
Tampoco conocía los nombres de los últimos reyes del imperio Neobabilonio, Nabopolasar, Nabucodonosor II y Nabonido, que reinaron un siglo antes de Heródoto.
Para los hombre de su época, todo lo acontecido antes de la época de sus abuelos estaba envuelto en la bruma de la leyenda. Sólo existía un conocimiento preciso de aquellos sucesos de los que aún quedaban testigos vivos.
Recordemos que Homero y Hesíodo, el autor de la Teogonía vivieron en la época en la que Asiria se hallaba en su apogeo y que hubo mercenarios griegos sirviendo en los ejércitos asirio, babilonio y egipcio (un hermano del poeta Alceo de Mitilene militó en el ejército de Nabucodonosor y probablemente tomaría parte en el sitio de Jerusalén). Que según la tradición, Roma fue fundada en el año 753 a. C. y que se convirtió en república en el año 509 a. de C.

Sin embargo, el historiador y viajero más famoso del siglo V a. de C. desconocía casi todas esas cosas.
 
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