Black Pepas
Cuñado nija
Me he apuntado al gimnasio el día 1. Y todavía estoy buscando la mejor hora para ir.
El caso es que hoy he ido a la peor. Las 7 de la tarde. Cuando va todo el mundo.
Estaba la sala de musculación hasta la bandera. Todos los bancos cogidos, casi todas las máquinas ocupadas. Y mucha gente mirándose al espejo.
Había muchas charos que salen de Zumba y se van a a la cinta o a las máquinas de esquí.
Mogollón de machacas. Y una titi experta con músculos que lo flipas. Junto a alguna atenttionwhore de gimnasio con mallas imposibles y gluteos como dos Chupachups.
Además han cerrado las ventanas y enchufado el aire, viendo que era imposible mantener el protocolo del cobi19 sin morir la gente (el otro día hubo un desmayo).
En cuanto he visto hueco me he ido al espejo frente a las pesas, después de calentar y sintiéndome fuerte.
He visto unos vídeos en el Youtube que dicen que si haces “el aguilucho” con mancuernas, se te ponen unos pectorales de acero. Y como tengo un poco de tetitas, he decidido darle duro. He cogido dos pesas de 15 kg y me he puesto frente al espejo en la posición del ave levantando el vuelo, de pie y con el cuerpo agachado a unos 45º y el ojo ciego hacia afuera, para tirar con fuerza y castigar pectorales y deltoides.
Pues en la primera repetición, dándolo todo, se me ha escapado un cuesco.
Uno tipo trueno de descarga intensa, con un poquito de pedorreta y final en silbido.
Si lo intento a posta no me sale.
¡Qué pedazo de pedo!
Me he puesto colorado instantáneamente y no sabía dónde meterme. Era evidente que he sido yo. Y se ha oído un “¡arrea!”, un “joooder” y el comienzo de unas risas.
Así que atenazado por la vergüenza y para intentar minimizar los efectos, he soltado lo primero que se me ha pasado por la cabeza. Que ha sido “¡OS LO BRINDO!”.
…
Y me temo que no he acertado y ha sido incluso peor.
La gente se ha apartado de la zona cero, deduzco que al olor de la proteína. Se ha oído algún “¡guarrooo!”. Y ha venido una monitora a decirme que “si quiero ser un lechón que lo sea en mi casa” y abrir la ventana.
Ahí estaba rojo como un pimiento. Sin saber qué hacer ni dónde meterme. De la vergüenza he dejado las mancuernas, me he ido a la cinta, que está de cara a la ventana y no se te ve, y me he pasado un buen rato corriendo hasta que he pensado que se habría ido todo el mundo.
Ahora estoy pesando que si no vuelvo, al menos he amortizado medio mes.
El caso es que hoy he ido a la peor. Las 7 de la tarde. Cuando va todo el mundo.
Estaba la sala de musculación hasta la bandera. Todos los bancos cogidos, casi todas las máquinas ocupadas. Y mucha gente mirándose al espejo.
Había muchas charos que salen de Zumba y se van a a la cinta o a las máquinas de esquí.
Mogollón de machacas. Y una titi experta con músculos que lo flipas. Junto a alguna atenttionwhore de gimnasio con mallas imposibles y gluteos como dos Chupachups.
Además han cerrado las ventanas y enchufado el aire, viendo que era imposible mantener el protocolo del cobi19 sin morir la gente (el otro día hubo un desmayo).
En cuanto he visto hueco me he ido al espejo frente a las pesas, después de calentar y sintiéndome fuerte.
He visto unos vídeos en el Youtube que dicen que si haces “el aguilucho” con mancuernas, se te ponen unos pectorales de acero. Y como tengo un poco de tetitas, he decidido darle duro. He cogido dos pesas de 15 kg y me he puesto frente al espejo en la posición del ave levantando el vuelo, de pie y con el cuerpo agachado a unos 45º y el ojo ciego hacia afuera, para tirar con fuerza y castigar pectorales y deltoides.
Pues en la primera repetición, dándolo todo, se me ha escapado un cuesco.
Uno tipo trueno de descarga intensa, con un poquito de pedorreta y final en silbido.
Si lo intento a posta no me sale.
¡Qué pedazo de pedo!
Me he puesto colorado instantáneamente y no sabía dónde meterme. Era evidente que he sido yo. Y se ha oído un “¡arrea!”, un “joooder” y el comienzo de unas risas.
Así que atenazado por la vergüenza y para intentar minimizar los efectos, he soltado lo primero que se me ha pasado por la cabeza. Que ha sido “¡OS LO BRINDO!”.
…
Y me temo que no he acertado y ha sido incluso peor.
La gente se ha apartado de la zona cero, deduzco que al olor de la proteína. Se ha oído algún “¡guarrooo!”. Y ha venido una monitora a decirme que “si quiero ser un lechón que lo sea en mi casa” y abrir la ventana.
Ahí estaba rojo como un pimiento. Sin saber qué hacer ni dónde meterme. De la vergüenza he dejado las mancuernas, me he ido a la cinta, que está de cara a la ventana y no se te ve, y me he pasado un buen rato corriendo hasta que he pensado que se habría ido todo el mundo.
Ahora estoy pesando que si no vuelvo, al menos he amortizado medio mes.
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