He tenido esta revelación en un sueño muy lúcido esta noche.
Un guía me llevó de viaje astral a un planeta muy arenoso el cual será mi nuevo reino en la siguiente vida. Yo seré su "dios", aunque este guía me ha dicho que nuestra interpretación de dios es errónea, que el término correcto sería "arquitecto".
Los universos no son infinitos pero como si lo fuesen. Hay trillones de seres vivos en cada planeta, trillones de planetas en cada universo, y trillones de universos, pero con el tiempo todos podemos llegar a ser arquitectos o dioses como querais llamarlo.
En mi siguiente vida me he ganado el derecho a modelar un planeta a mi antojo. Puedo hacer lo que me de la gana, y si soy bueno en mi tarea quizá algún día pueda ser un dios universal. Para ello tengo que garantizar el equilibrio "natural" y minimizar el sufrimiento de las criaturas de mi mundo. También he de diseñar las leyes físicas por las que se regira mi planeta.
Si quiero puedo ser egoísta y centrarme en mi propio placer, conseguirme las pilinguitas mas bellas cada dia para amarmelas, y cualquier otro placer carnal, puesto que seguiré teniendo cuerpo físico siempre que yo desee materializarme así, puedo encarnarme en un modelo de pasarela y atraer a todas las mujers, aunque mi guía me ha advertido que ese no es el camino para la felicidad sino para la perdición y que un dios inteligente suele aburrirse de esos entretenimientos al cabo de unos simples 10 años.
El tiempo es diferente cuando eres dios que cuando eres un simple humano. Puedes acelerar el tiempo o detenerlo. Es lo más parecido a un simulador de mundos o un videojuego, pero no es una ficción, todo lo que sucede es real, y mis criaturas sienten y padecen. En promedio pasaré unos 2000 años siendo dios en ese planeta y luego ya veremos mi próximo destino.
Le pedí a este guía una prueba de todo esto y con un leve movimiento de su mano, comenzó a llover torrencialmente y este planeta arenoso se convirtió en un planeta acuático. La sensación fue indescriptible.
Ahora se que el futuro es brillante y no tengo miedo a nada y mucho menos a la fin.