He de romper una lanza por el matrimonio.
Como unión sagrada de hombre y mujer para tener hijos y formar una familia.
Y como hecho cierto en el que dos personas se unen para sacralizar su amor. Siempre hombre y mujer.
Pero en un régimen criminal y malo donde se dan el pasaporte 100.000 seres humanos, hijos en el vientre de su progenitora todos los años, como una lluvia de sangre que cae sobre la conciencia de todos los españoles todos los años. Y llaman "digna fin" a apiolar a los ancianos por ser muy caros en los hospitales cuando caen enfermos.
En ese sacrilegio constante, donde los hechizos sangrientos de las leyes de violencia de genero, y los delitos de repruebo, donde tirarse un pedo delante de tu pareja es delito, si eres hombre, efectivamente, casarse es de petulantes.
O más bien, casarse es de héroes o idealistas.