La alianza entre Rusia y España durante la guerra de los siete años (1756-1763) permitió que esta última tuviera un embajador ante la corte de San Petersburgo. En 1761. el marqués de Almodóvar, embajador español en Rusia, proporcionó los primeros informes sobre la presencia de cazadores-comerciantes rusos en el extremo noroccidental de América. Almodóvar aseguraba que los campamentos y las aldeas rusas no tenían solidez y no amenazaban la frontera de la Nueva España. Exploraciones posteriores demostraron que la región controlada por los rusos estaba muy alejada de los límites del imperio español.
Sin embargo, en 1764, el vizconde de la Herrería, sustituto de Almodóvar, informó al gobierno de las nuevas incursiones autorizadas por la zarina Catalina II (1762-1796). La corte española tuvo temor ante la fragilidad de su frontera septentrional en América en caso de que los rusos las invadieran. En consecuencia, por Real Cédula del 30 de noviembre de 1767 ordenó la ocupación del puerto de Monterrey como una medida estratégica para defender al virreinato. En mayo de 1768 el virrey Francisco Marqués de Croix y el visitador general de la Nueva España, José de Gálvez, solicitaron un permiso para proceder a la colonización de Alta California con el fin de proteger a las poblaciones del noreste del virreinato. Por lo tanto, en los últimos 30 años del siglo XVIII, la metrópoli promovió expediciones de exploración y reconocimiento para precisar los límites de la colonia y fortificar las poblaciones fronterizas.
Los cazadores rusos, por su parte, reorganizaron la captura de nutrias, focas y morsas y, para asegurar sus dominios, consiguieron la protección del zar. En 1799, Pablo I aceptó a la América Rusa como una colonia de la corona y aprobó la creación de la Compañía Ruso Americana. Una de sus tareas primordiales consistió en establecer asentamientos fijos que permitieran una política de expansión comercial y territorial encaminada a consolidar las posesiones rusas.
Al final, las guerras napoleónicas acapararon la atención de ambos imperios y el interes ruso empezó a diluirse. No obstante, el problema de la presión de la Compañía Ruso Americana fue una amenaza que heredó el gobierno mexicano tras su independecia de España que finalmente resolvió el expansionismo de los Estados Unidos.