¿Habéis notado que los turrones son más finos?

Me parece increíble que a estas alturas y en este foro de Consumo Responsable aún haya gente que compre turrones en diciembre.

Señores, los turrones, los panetones y los roscones de reyes se compran a partir del 7 de enero, o mejor a partir del 15, o incluso en febrero.
 
Apenas consumo turrón, no me gusta especialmente.

De hecho es un producto que pagas a precio de ternera de la buena, igual que el roscón de reyes, que lo pagas a precio de gamba roja prácticamente y por eso se tiran 3 meses dando la matraca con los dulces de navidad de los corazones...

Y el turrón hay una marca (no le daré publicidad) que ha abierto en los principales centros turísticos de España para intentar vender tabletas a 12 euros cada una... y hay iluso que compran eso jaja meparto: meparto: meparto:
 
Pero aún hay gente que come esa porquería? Todos los años se ponen en la mesa turrones, polvorones y demás miércoles que nadie come por su sano juicio el resto del año. Lo único decente son los higos y frutos secos
 
Fui al super y me he comprado turrones de chocolate crujiente y son muy finos, 110 gr, cuando el año pasado eran 160 gr, la anterior 200 g, la anterior 260 gr y la anterior 300 gr, como sigan así bajando sera tan fina que la sostendrás en horizontal y por el peso de la gravedad se partirá en dos.

Antes en la era pre-esa época en el 2020 de la que yo le hablo eran así, mirar que grosor, un pedazo de turrón, que tardabas en comértelo dos días o 1 hora según lo goloso que seas, 300 gr de chocolate crujiente.

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Ver archivo adjunto 2175347

Ahora.

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No os vais a poner rellenitos, casi 3 veces menos por el mismo precio.
Si arrancan almendrales para plantar placas solares es lo que tiene

En la culpa le echarán la culpa a pilinguin y santas pascuas.

Y ni eso, porque por ahora ya han visto que mientras cueste lo mismo ya pueden adulterarlo todo lo que se pueda que la gente sigue comprando.

La patidifusez la vemos hasta en burbuja, donde se abren hilos quejándose de que no se qué producto ha subido de precio… claro porque los pocos productores honestos suben el precio en lugar de reducir la calidad.

Sin embargo nos hemos vuelto peor que ganado, y así nos tratan las multinacionales
 
Pillaba a veces alguna tableta de Milka caramelo y ahora paso, se han subido no ya a un guindo, se han subido hasta Suiza vaya

Y bastante más pequeño

Muchos milkas hay que comer para pagar las frutas a todos ellos
Que les amen, una tarta de queso o de nata con galletas y canela van a ser los turrones en mi casa estas navidades y reyes.
 
Analicemos lo de siempre
1 sube luz
2 suben impuestos
3 sube salario mínimo
4 suben materias primas, como aceites, harinas, azúcar
5 suben transportes y logísticas
6 sube impuesto a plásticos
7 aumentan los impuestos de soga verde ecológica
8 los políticos de España y unión europea se dedican a enriquecerse, no a servir al pueblo
9 el 44% del pib es expoliado por el Estado

Eso hace que suba el el producto final y, para disimularlo, se reduzca el producto

Matemática socialista sencilla
 
Hace ya algún año que lo veo. Y no sólo eso, sino que van cargados de azúcar para compensar, supongo, la calidad menguante de sus ingredientes.

Me pregunto si es así en todos los casos o si la calidad se mantiene en las primeras marcas (Antiu Xixona, 1880,...)
 
Apenas consumo turrón, no me gusta especialmente.

De hecho es un producto que pagas a precio de ternera de la buena, igual que el roscón de reyes, que lo pagas a precio de gamba roja prácticamente y por eso se tiran 3 meses dando la matraca con los dulces de navidad de los corazones...

Y el turrón hay una marca (no le daré publicidad) que ha abierto en los principales centros turísticos de España para intentar vender tabletas a 12 euros cada una... y hay iluso que compran eso jaja meparto: meparto: meparto:

Son dos marcas

Los catalanes de Turrons Vicens y los alicantinos de 1880.
 
Analicemos lo de siempre
1 sube luz
2 suben impuestos
3 sube salario mínimo
4 suben materias primas, como aceites, harinas, azúcar
5 suben transportes y logísticas
6 sube impuesto a plásticos
7 aumentan los impuestos de soga verde ecológica
8 los políticos de España y unión europea se dedican a enriquecerse, no a servir al pueblo
9 el 44% del pib es expoliado por el Estado

Eso hace que suba el el producto final y, para disimularlo, se reduzca el producto

Matemática socialista sencilla
Y de paso los grandes ganan más.
 

¿Qué es la reduflación y cómo es posible protegerse de ella?​

En periodos de alta inflación, algunos productos disminuyen su contenido en lugar de aumentar su precio de venta, de forma que el consumidor pasa a recibir menos por el mismo precio. Se trata de una práctica legal, una manera (en ocasiones no del todo transparente) de mantener el margen de beneficio del productor. Los expertos le han asignado una etiqueta llamativa: reduflación.
¿Qué es la reduflación y cómo es posible protegerse de ella?
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El concepto se atribuye a la economista estadounidense de origen británico Philippa ‘Pippa’ Malmgren, experta en geopolítica y economía tecnológica. La asesora en su momento de presidentes como George W. Bush o Barack Obama lo bautizó como ‘shrinkflation’: una combinación del término inflación con el verbo ‘shrink’ (contraer). En España se intentó traducir en un primer momento como “inflación por contracción”, pero la equivalencia que ha acabado haciendo fortuna, de uso común últimamente en prensa y estudios académicos, es reduflación.
¿Qué quiere decir reduflacion?
Los analistas se refieren a este fenómeno como “la inflación invisible”. En esencia, consiste en reducir la cantidad de producto que se vende al consumidor manteniendo (o incluso elevando, en algunos casos) su precio. Es una práctica que se viene realizando desde hace décadas, pero que se ha sistematizado y sofisticado en los últimos años.

Un concepto intuitivo y con profundas implicaciones​

En su libro ‘Signals: How Everyday Signs Can Help Us Navigate the World’s Turbulent Economy’ (‘Señales: Cómo los signos cotidianos pueden ayudarnos a lidiar con las turbulencias de la economía popular’), Malmgren lo definió en términos muy sencillos e intuitivos: “Hablamos de reduflación cuando un producto reduce su tamaño, su cantidad o el número de unidades que se venden en un mismo envase sin que esa reducción repercuta en una bajada de precio”. Es dar menos por lo mismo.
En los últimos años, la economista, muy activa en redes sociales, se ha referido al concepto en términos humorísticos: “La reduflación es el extraño caso del producto menguante”. Como suele decirse del colesterol, “un malo silencioso”. Y su principal víctima es la economía de muchos hogares, porque impacta en los ingresos familiares y en las finanzas personales y afecta sobre todo a productos de consumo muy frecuente, como los alimentos envasados.
Salud financiera

Inflación: estas son las causas y herramientas para combatirla

Hay pocos conceptos más intuitivos en economía que la inflación. La literatura económica es muy clara: existe inflación cuando se produce un incremento general de los precios al comparar dos periodos de tiempo. Afecta a bienes y servicios y, con el tiempo, reduce el valor de la moneda. Es decir, con la misma cantidad de dinero se pueden pagar menos cosas.
Esta práctica de “contracción” interesada del volumen de producto que se vende se ha vuelto muy común en periodos de inflación alta. La investigación académica ha demostrado que los consumidores son muy reticentes a aceptar aumentos de precios explícitos, pero, en cambio, tienden a asumir de manera pasiva las reducciones de volumen, tamaño o cantidad que no implican un cambio de precio incluso cuando les resultan perceptibles a simple vista.
Algunos expertos hablan de reduflación táctica o sibilina en los casos en que esta merma interesada pasa desapercibida. Por lo general, ocurre cuando la reducción se mueve en la franja entre el 5% y el 10% del volumen total de producto.

Francia toma la iniciativa y prohibirá la reduflación​

El Gobierno de Francia ha tomado medidas para intentar acabar con la reduflación. En marzo de 2023 llegó a un acuerdo con los grupos de distribución, que aceptaron reducir sus márgenes con una cesta de productos alimentarios y de primera necesidad al más bajo precio posible. Dicha medida fue conocida como el 'trimestre antiinflación', pero la presión de los precios ha obligado al país galo a ampliar esta medida y a tomar otra para frenar la reduflación. Es decir, precio por un lado y cantidad por otro.
"Vamos a prohibirla. Desde noviembre, todos los productos sujetos a cambios de cantidad tendrán que señalarlo en las etiquetas para no engañar más al consumidor", avanzó la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, en una entrevista publicada en el diario Le Parisien.
Además, la principal cadena de distribución del país galo, Carrefour, ha colocado un cartel en casi una treintena de productos que, según el supermercado, han reducido la cantidad de producto en sus envases pero no el precio. "El objetivo al estigmatizar estos productos es poder pedir a los fabricantes que reconsideren su política de precios", precisó Stefen Bompais, director de comunicación con el cliente de Carrefour en declaraciones recogidas por la BBC británica.
¿Qué es la reduflación y cómo es posible protegerse de ella?

Legal, pero no del todo popular​

Para el fabricante, este tipo de contracciones interesadas sirve para aumentar el margen de beneficio de manera significativa sin asumir la pérdida de competitividad y el coste asociado en términos de imagen de marca, que con frecuencia implica un incremento de precio.
Aunque analistas como la propia Pippa Malmgren han descrito esta práctica como “cínica” y “fundamentalmente deshonesta”, en comparación con el aumento de precios derivado de la inflación, que no deja de ser un efecto natural de la evolución de la economía, lo cierto es que la reduflación es legal siempre que se comunique de manera correcta y explícita el volumen de producto que se pone a la venta.
Otro tema es cómo lo perciban los consumidores. En España, por ejemplo, seis de cada diez consumidores consideran esta práctica "inaceptable", según datos del Monitor Global de Inflación de Ipsos. Los snacks (52%), pan, pasta y arroz (39%), dulces y chocolates (37%) y comida precocinada (36%), son los productos donde la gente dice haber percibido más la reduflación.

Cómo protegerse de la mengua de tamaño​

Si una docena de cigotos se convierte en decena manteniendo su precio inicial, basta con que en el envase se indique de manera apropiada que lo que se está comprando es una decena. La responsabilidad de comprobar qué cantidad de cigotos está comprando y cuánto está pagando por ella recaería así en el que compra.
No obstante, la reduflación puede convertirse en un arma de doble filo. Por una parte, puede dar réditos económicos a corto plazo, en periodos de alta inflación en que tanto la subida de precio como el cambio de composición o de ingredientes del producto resultan estrategias difíciles de implementar o contraproducentes. Sin embargo, cuando el consumidor percibe que se ha echado mano de este recurso, puede sentirse engañado, perder confianza en la marca y buscar alternativas.

Las cuentas claras​

Como medida de protección básica, los expertos recomiendan consultar siempre la información disponible sobre el tamaño, peso o número de unidades de cada producto que adquirimos. A partir de ahí, hay que recurrir a una sencilla regla de tres para calcular qué porcentaje de reducción se ha practicado y compararlo con la subida de precios de competidores que no han recurrido a la reduflación y determinar con precisión cuánto producto se está adquiriendo por un determinado precio.
En muchas circunstancias, penalizar a las marcas cuyo producto se contrae en exceso puede ser, además de un repudio explícito a una práctica empresarial que muchos perciben como poco transparente, una práctica rentable para la economía doméstica.
Un cierto grado de inflación explícita en el precio final del producto puede ser preferible a un porcentaje superior de inflación oculta o subrepticia. En palabras de Pippa Malmgren, “somos los consumidores quienes debemos trasladar a las marcas el mensaje de que no todo vale, que no todas las estrategias comerciales nos parecen igual de aceptables o legítimas”.



En vez de subir precios, haciendo que un producto no se venda, le bajan el contenido. Lleva pasando desde la famosa guerra de Ucrania. Mismamente en Supeco yo compro un queso fresco de 1kg a 4.75€. Pues ahora ya no es de 1kg, sino 900gr. Así con muchos productos.
 
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