Pues en ese atentado murió una mujer que pasaba por allí.
Los daños colaterales, es decir: nosotros; no es que no seamos importantes sino que no importamos.
Ni siquiera nos importamos entre nosotros mismos. Bueno, más bien es que no nos fiamos y ya todos bajamos la voz y miramos hacia los lados, como se hacía en el país Vasco en los años de plomo, cuando decimos algo políticamente incorrecto.
Nunca sabe uno debajo de qué maceta puede haber escondido un policía de balcón o un chivato de las muchas brigadillas antibulos que hay desplegadas en nuestra sociedad
y cobrando.
A ver si mencionando el dinero hacemos que pierdan voluntarios y espontáneos que lo hacen de gratis porque les han dicho que hay que frenar a la ultraderecha, o provocamos un cisma entre sus filas o una huelga hasta que les paguen con buen dinero Baldomero, aunque sean 20 centimillos, y no con parabienes y palmaditas en la espalda en la logia o en la agrupación.
___________________
FREE ZOUHAM o abandonad toda esperanza.