Religión: Gudari Eguna

Gudari Eguna

Publicado en Domingo, 29 septiembre 2013

El viernes se celebró en el cementerio de Zarauz el Gudari Eguna, con un acto de homenaje ante las tumbas de Txiki y Otaegi, dos militantes de ETA fusilados el 27 de septiembre de 1975, junto a los miembros del FRAP Humberto Baena, José Luis Sánchez-Bravo y Ramón García Sanz. En el homenaje estuvieron representantes institucionales como Markel Olano, Txema Urkijo y víctimas del terrorismo etarra, como Maixabel Lasa, viuda de Juan Mari Jáuregui, y el periodista Gorka Landaburu.

Este asunto, que ayer recogía la portada de Gara, presenta algunos elementos de interés: el primero, que representantes cualificados de la sociedad vasca participen en un homenaje a dos terroristas. Es cierto que la dictadura franquista los condenó a fin en sendos consejos de guerra durante aquellos terribles meses de agosto y septiembre de 1975, en los que se exhumaron decretos-leyes derogados para serles aplicados con efecto retroactivo.

La vulneración de sus propias leyes sirve para descalificar al franquismo, pero no para exaltar las actividades terroristas de Txiki y Otaegi. La injusticia nunca debe tras*formar al criminal en héroe, salvo, naturalmente, en el caso de que éste haya triunfado, porque serán él y su organización quienes escriban la historia. En el caso de ETA, mientras se repite por todas partes que ha sido derrotada (lo cual es incontestable en el plano policial) las instituciones aceptan el relato de sus albaceas políticos.

Otra muestra de de lo mismo: Ayer, el diario ‘Deia’ dio noticia de los hechos, aceptando como propio el santoral laico del día, ese ‘Gudari Eguna’ instituido por la izquierda abertzale, cuando deberían haber denunciado la etiqueta como apropiación indebida. Así lo escribí en la columna que publiqué ayer en El Mundo del País Vasco que nadie citó ayer, aunque venía bien al caso https://docs.google.com/document/d/1IW3SqIrok8IstwBI-bghdiwHbjBwjXBONqkq7a_J9uc/edit. Cualquier jeltzale debería objetar: no es el gudari eguna, sino el aniversario de los últimos fusilamientos del franquismo. Los gudaris no mataban a nadie disparándole en la nuca.

No hay dos sin tres. Siempre he sostenido el derecho de las víctimas a hacer su duelo con total libertad. No les impondré yo el rito, pero no deja de resultarme turbadora su presencia en un ‘homenaje’ a dos activistas de la organización que:

a) Asesinó a su marido en un caso y produjo graves mutilaciones en el otro.

b) Se reclama continuadora de la obra de aquellos. “Sin ellos no estaríamos aquí”, dice Sortu.​

Verán, no creo que el diputado general de Guipúzcoa actúe en justa compensación y vaya a manifestarse el 15 de mayo ante la casa de Landaburu en Zarauz y el 29 de julio ante el frontón de Tolosa donde asesinaron a Jáuregui. Ningún representante institucional acudió el viernes a los cementerios donde reposan los restos de los tres terroristas del FRAP, a saber: al de Vigo, ante la tumba de Baena; al de Murcia, ante la de Sánchez-Bravo y al cementerio civil de Madrid, donde enterraron a García Sanz. Nadie les hizo un homenaje. Ningún partido de la izquierda ha hecho propios los eslóganes del FRAP, una organización terrorista que sí fue derrotada.

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