_LoKy_
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Y que se conozca también como Zapatero derogó el PHN que contemplaba la presa y la infraestructura que hubiese evitado este desastre. ¡¡Que lo sepa todo el mundo!!
La DANA ocasiona las peores inundaciones en lo que va de siglo en España.
Los mayores del lugar aún recuerdan la gran riada de Valencia. Tuvo lugar el 14 de octubre de 1957: a las 4:15 de la madrugada, el casco histórico de la ciudad recibió una cresta de agua de 2.700 metros cúbicos por segundo; a las 13:15, una segunda andanada de 3.700 metros cúbicos terminó por destruir buena parte de la ciudad. En las primeras horas fallecieron más de 81 personas, a las que hay que sumar otros dos centenares que nunca fueron encontradas.
El desastre hizo comprender a la dictadura de la necesidad de desviar el cauce del Turia, evitando su paso por el centro de Valencia. Franco, que acudió a ver los efectos de la riada diez días después, prometió a los vecinos una solución definitiva para los constantes desbordamientos del río. El proyecto final se aprobó en 1962, estuvo durante 13 años en construcción y tomó el nombre de Plan Sur. Se trata de un megaproyecto que, ajustando la inflación, hoy habría costado más de 4.000 millones de euros.
El nuevo cauce del Turia, según se construyó en el Plan Sur. (Efe)
A grandes rasgos, el Plan Sur se materializó en una enorme zanja de 12 kilómetros de longitud y 200 de ancho, que parte Valencia por la mitad. Durante la mayor parte del tiempo es un espacio vacío, lleno de matojos y objetos abandonados, pero se vuelve crucial cuando llueve más de dos días seguidos. Es entonces cuando la zanja toma valor y, como ha sucedido en la reciente DANA, libra a los valencianos de encontrarse con una situación como la de 1957.
Sin embargo, en Valencia tardaron en apreciar la intervención del Estado. Hay varios motivos. Los vecinos de municipios como Alfafar, Sedaví, Massanasa o Silla vieron cómo se les cortaba el acceso a la ciudad, lo que ha generado que la vertiente sur no prospere al mismo ritmo que el resto de Valencia. Además, eran los dueños de las huertas del sur, destruidas por la maquinaria urbanística, unas tierras fértiles y de alta rentabilidad que a la postre eran su modo de subsistencia. Y, por último, todos los valencianos sufrieron durante años gravámenes en los telegramas, las cartas o el consumo de gas con el objeto de financiar la obra.
En apenas unos minutos, el agua se hizo con Valencia
Hoy, nadie duda de que el nuevo cauce salva vidas. Lo han comprobado en numerosas ocasiones: "Desde luego que el cauce del Plan Sur nos ha ayudado", afirma Nahúm Méndez, geólogo y becario en la Universidad de Valencia. "Hay que tener en cuenta que el Turia, a su paso por la ciudad, discurría estrangulado, entre edificios y otras barreras arquitectónicas. El nuevo cauce tiene una capacidad de desagüe de 5.000 metros cúbicos por segundo o, lo que es lo mismo, es capaz de dar salida a dos piscinas olímpicas cada segundo. Sin esta obra, la situación habría sido mucho peor".
Con todo, hoy algunos valencianos recuerdan una parte del Plan Sur que nunca llegó a ejecutarse: el pantano de Vilamarxant. Y eso que Franco, cuando escuchó de sus técnicos que el nuevo cauce no podría por sí sol hacer frente a una riada como la del 57, ordenó que la construcción del pantano se acometiese en la primera fase del proyecto. Se escogieron unos terrenos entre Vilamartxant y Pedralba, a 37 kilómetros de la desembocadura, con capacidad para albergar 164 millones de metros cúbicos de agua.
La idea era sencilla: contener los aguaceros constantes que bajaban de la serranía.
En 2001, la presa fue añadida al Plan Hidrológico Nacional y cinco años después se llegó a presupuestar en 90 milones de euros. El Ejecutivo, a la espera de que se movilizase la iniciativa privada, fue postergando la obra un año tras otro. Fue, de nuevo, la insistencia de los técnicos la que reabrió el debate. Según los expertos, Valencia, se había realizado una ingente inversión para proteger a la ciudad de las riadas, si bien se había dejado sin acometer una actuación crucial que no alcazaba el 10% del presupuesto. "Es verdad que falta una infraestructura, que es la presa de Vilamarxant. Pero se va a hacer, se va a completar el esquema diseñado en la ley del Plan Sur. El Gobierno tiene voluntad de hacerlo. De hecho, está incluido en los proyectos urgentes del Ministerio de Medio Ambiente. Las obras hidráulicas cuestan mucho. Se van decidiendo conforme a los acontecimientos", explicaba en 2004 Teodro Estrela, jefe de la Oficina de Planificación Hidrográfica.
Vehículos amontonados en una calle tras las intensas lluvias.
La última en reivindicar el pantano de Vilamarxant fue la alcaldesa Rita Barberá, que en 2010 intentó movilizar a todos los ayuntamientos de la zona para obligar al Gobierno central a cumplir su promesa del franquismo. "Llevamos 18 años sin una gran riada, pero eso no nos asegura que no se vaya a producir en el futuro. Le pido a Madrid que cumpla con lo recogido en la ley del Plan Sur de 1961 y en el Plan Hidrológico Nacional", explicó la regente a los medios de comunicación. Tampoco consiguió que la escuchasen en Madrid.
"Es demasiado pronto para saber si el pantano habría ayudado en esta DANA. Todavía quedan zonas incomunicadas, sin electricidad ni cobertura móvil, en las que realmente no sabemos qué ha pasado", explica el geólogo Méndez. "En cualquier caso, una vez hayamos superado esta tragedia, deberíamos reflexionar sobre la forma en la que construimos. En unos tiempos en los que se pueden hacer simulaciones del discurrir del agua, seguimos creando barreras como edificios, carreteras o vías de tren, que son las que luego están detrás de las inundaciones".
De 1957 a hoy: el pantano del Plan Sur que no vio la luz y habría paliado la gran riada
Pese a que fue considerada "urgente" por varios gobiernos antes y después de llegar la democracia, la infrastructura nunca se llevó a cabo. Ayer fue necesaria
La DANA ocasiona las peores inundaciones en lo que va de siglo en España.
Los mayores del lugar aún recuerdan la gran riada de Valencia. Tuvo lugar el 14 de octubre de 1957: a las 4:15 de la madrugada, el casco histórico de la ciudad recibió una cresta de agua de 2.700 metros cúbicos por segundo; a las 13:15, una segunda andanada de 3.700 metros cúbicos terminó por destruir buena parte de la ciudad. En las primeras horas fallecieron más de 81 personas, a las que hay que sumar otros dos centenares que nunca fueron encontradas.
El desastre hizo comprender a la dictadura de la necesidad de desviar el cauce del Turia, evitando su paso por el centro de Valencia. Franco, que acudió a ver los efectos de la riada diez días después, prometió a los vecinos una solución definitiva para los constantes desbordamientos del río. El proyecto final se aprobó en 1962, estuvo durante 13 años en construcción y tomó el nombre de Plan Sur. Se trata de un megaproyecto que, ajustando la inflación, hoy habría costado más de 4.000 millones de euros.
El nuevo cauce del Turia, según se construyó en el Plan Sur. (Efe)
A grandes rasgos, el Plan Sur se materializó en una enorme zanja de 12 kilómetros de longitud y 200 de ancho, que parte Valencia por la mitad. Durante la mayor parte del tiempo es un espacio vacío, lleno de matojos y objetos abandonados, pero se vuelve crucial cuando llueve más de dos días seguidos. Es entonces cuando la zanja toma valor y, como ha sucedido en la reciente DANA, libra a los valencianos de encontrarse con una situación como la de 1957.
Sin embargo, en Valencia tardaron en apreciar la intervención del Estado. Hay varios motivos. Los vecinos de municipios como Alfafar, Sedaví, Massanasa o Silla vieron cómo se les cortaba el acceso a la ciudad, lo que ha generado que la vertiente sur no prospere al mismo ritmo que el resto de Valencia. Además, eran los dueños de las huertas del sur, destruidas por la maquinaria urbanística, unas tierras fértiles y de alta rentabilidad que a la postre eran su modo de subsistencia. Y, por último, todos los valencianos sufrieron durante años gravámenes en los telegramas, las cartas o el consumo de gas con el objeto de financiar la obra.
En apenas unos minutos, el agua se hizo con Valencia
Hoy, nadie duda de que el nuevo cauce salva vidas. Lo han comprobado en numerosas ocasiones: "Desde luego que el cauce del Plan Sur nos ha ayudado", afirma Nahúm Méndez, geólogo y becario en la Universidad de Valencia. "Hay que tener en cuenta que el Turia, a su paso por la ciudad, discurría estrangulado, entre edificios y otras barreras arquitectónicas. El nuevo cauce tiene una capacidad de desagüe de 5.000 metros cúbicos por segundo o, lo que es lo mismo, es capaz de dar salida a dos piscinas olímpicas cada segundo. Sin esta obra, la situación habría sido mucho peor".
Con todo, hoy algunos valencianos recuerdan una parte del Plan Sur que nunca llegó a ejecutarse: el pantano de Vilamarxant. Y eso que Franco, cuando escuchó de sus técnicos que el nuevo cauce no podría por sí sol hacer frente a una riada como la del 57, ordenó que la construcción del pantano se acometiese en la primera fase del proyecto. Se escogieron unos terrenos entre Vilamartxant y Pedralba, a 37 kilómetros de la desembocadura, con capacidad para albergar 164 millones de metros cúbicos de agua.
La idea era sencilla: contener los aguaceros constantes que bajaban de la serranía.
No hay dinero
El proyecto tardó tres años en diseñado y, para cuando iban a empezar a excavar, el régimen se quedó sin dinero. A la crisis del Plan de Estabilización se unieron los gastos derivados de la Guerra de Ifni, en jovenlandia; el pantano se metió en un cajón de El Pardo del que no saldría nunca más. A lo largo de los años, numerosos expertos han recordado que el pantano era una parte crucial del Plan Sur, dado que sin él la obra perdía parte de su eficacia, pero no fue hasta la llegada de Aznar al Gobierno que se retomaría la idea.En 2001, la presa fue añadida al Plan Hidrológico Nacional y cinco años después se llegó a presupuestar en 90 milones de euros. El Ejecutivo, a la espera de que se movilizase la iniciativa privada, fue postergando la obra un año tras otro. Fue, de nuevo, la insistencia de los técnicos la que reabrió el debate. Según los expertos, Valencia, se había realizado una ingente inversión para proteger a la ciudad de las riadas, si bien se había dejado sin acometer una actuación crucial que no alcazaba el 10% del presupuesto. "Es verdad que falta una infraestructura, que es la presa de Vilamarxant. Pero se va a hacer, se va a completar el esquema diseñado en la ley del Plan Sur. El Gobierno tiene voluntad de hacerlo. De hecho, está incluido en los proyectos urgentes del Ministerio de Medio Ambiente. Las obras hidráulicas cuestan mucho. Se van decidiendo conforme a los acontecimientos", explicaba en 2004 Teodro Estrela, jefe de la Oficina de Planificación Hidrográfica.
Vehículos amontonados en una calle tras las intensas lluvias.
La última en reivindicar el pantano de Vilamarxant fue la alcaldesa Rita Barberá, que en 2010 intentó movilizar a todos los ayuntamientos de la zona para obligar al Gobierno central a cumplir su promesa del franquismo. "Llevamos 18 años sin una gran riada, pero eso no nos asegura que no se vaya a producir en el futuro. Le pido a Madrid que cumpla con lo recogido en la ley del Plan Sur de 1961 y en el Plan Hidrológico Nacional", explicó la regente a los medios de comunicación. Tampoco consiguió que la escuchasen en Madrid.
"Es demasiado pronto para saber si el pantano habría ayudado en esta DANA. Todavía quedan zonas incomunicadas, sin electricidad ni cobertura móvil, en las que realmente no sabemos qué ha pasado", explica el geólogo Méndez. "En cualquier caso, una vez hayamos superado esta tragedia, deberíamos reflexionar sobre la forma en la que construimos. En unos tiempos en los que se pueden hacer simulaciones del discurrir del agua, seguimos creando barreras como edificios, carreteras o vías de tren, que son las que luego están detrás de las inundaciones".