Diosa-Harley
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En menos de media hora, Britney Spears relató en su demanda de liberación los 13 años de abusos a los que ha sido sometida por sus tutores. Suplicando a la jueza Brenda Penny que le permitiera deshacerse de la tutela. Aseguró estar «traumatizada» por su familia y exigió que le devolvieran su vida sin ser evaluada de nuevo.
Tras años de silencio, la artista dio un testimonio escalofriante que destapa el calvario vivido a manos de su progenitor, Jamie Spears. «La gente que me ha sometido, no debería escapar fácilmente», comenzó diciendo antes de explicar que sus tutores le han obligado a trabajar día tras día durante años, sin descanso, sin vacaciones, bajo la amenaza de no ver a sus hijos o de verse ingresada en una institución psiquiátrica. «Tuve que hacer la gira de 2018 por miedo a mi mánager y a mi padre. Empecé a ensayar, pero era muy duro porque estaba cansada. Ensayaba cuatro días a la semana, dirigía el show, hacía la coreografía, y aun así, me decían que no estaba dando lo suficiente y me obligaron a tomar litio por las mañanas. Yo no quería la medicación», relató.
Aunque les dijo que no podían tratarla así, como una esclava, no le hicieron caso: «Si tomo mucha medicación puedo quedar mentalmente discapacitada, necesito tener cuidado». Para asegurarse de que siguiese el tratamiento, le vigilaban hasta seis enfermeras, las mismas que controlaban también que no saliera de casa.
Tortura psicológica
De todo ese infierno estaba al tanto su padre: «Me mandaba en Navidades al hospital cuando sabía que mis hijos iban a pasar las vacaciones conmigo. Me encerraba en una pequeña casa de Beverly Hills con médicos que se dedicaban a medicarme. Yo lloraba, pero a él le encanta controlarme y disfrutaba viéndome llorar». En el estrado aseguraba que no tenía descanso: «Obligar a alguien a trabajar contra su voluntad es similar al tráfico sensual. Me quitó mis tarjetas de crédito, mi teléfono, mi dinero, mi pasaporte... y me obligó a vivir con gente que me vigilaba a todas horas. No tenía privacidad porque quitó las puertas y me vigilaban cuando me desnudaba». A ella no le quedaba otra que hacer lo que le decían porque la amenazaban con no ver a sus hijos o a su pareja. Todos los años de infierno le han convertido en una mujer traumatizada y con depresión que llora cada día, como así aseguró.
El apoyo de Hollywood
Acusando al estado de California de ser cómplice de su situación, Britney Spears pidió la retirada de la tutela. «Mi papá y sus socios deberían estar en la guandoca. Miley Cyrus fuma porros en el escenario y nadie hace nada contra ella. Esta generación puede equivocarse. Quiero cambios, los merezco», pedía. Spears se niega a ser evaluada de nuevo para que alguien le diga si está capacitada: «Es vergonzoso y desmoralizador. Solo quiero recuperar mi vida».
No descarta demandar a su familia por todo lo que le han hecho pasar. «No dejan de mentir, de dar entrevistas, de hacerme sentir estulta y yo no puedo defenderme. Ellos han vivido de mí durante 13 años. Me han obligado a hacer terapia tres veces a la semana, a entrenar cada día. Llevo trabajando desde los 17 años y todos ellos viven a mi costa. Son dueños de mi vida. No me dejan tener amigos, no me permiten quitarme el DIU, no me dejan tener otro hijo ni casarme».
Reiteraba ante la jueza que la tutela solo le hace daño y que se merece una vida en la que poder ver a sus hijos cuando quiera o el simple hecho de poder recibir llamadas: «Merezco tener los mismos derechos que cualquier otra persona».
Su testimonio ha sido un tsunami en Hollywood y hasta su expareja, el cantante Justin Timberlake, se ha posicionado a su favor a través de Twitter. «Después de lo que hemos oído, todos estamos con Britney. A pesar de nuestro pasado, bueno o malo, creo que a ninguna mujer deberían robarle las decisiones de su cuerpo. Nadie debe ser detenida contra su voluntad o tener que pedir permiso para tener acceso a aquello por lo que has trabajado tan duro. Jessica Biel (su mujer) y yo le mandamos nuestro amor, nuestro apoyo y esperamos que la corte y su familia tomen las decisiones correctas».
Tras años de silencio, la artista dio un testimonio escalofriante que destapa el calvario vivido a manos de su progenitor, Jamie Spears. «La gente que me ha sometido, no debería escapar fácilmente», comenzó diciendo antes de explicar que sus tutores le han obligado a trabajar día tras día durante años, sin descanso, sin vacaciones, bajo la amenaza de no ver a sus hijos o de verse ingresada en una institución psiquiátrica. «Tuve que hacer la gira de 2018 por miedo a mi mánager y a mi padre. Empecé a ensayar, pero era muy duro porque estaba cansada. Ensayaba cuatro días a la semana, dirigía el show, hacía la coreografía, y aun así, me decían que no estaba dando lo suficiente y me obligaron a tomar litio por las mañanas. Yo no quería la medicación», relató.
Aunque les dijo que no podían tratarla así, como una esclava, no le hicieron caso: «Si tomo mucha medicación puedo quedar mentalmente discapacitada, necesito tener cuidado». Para asegurarse de que siguiese el tratamiento, le vigilaban hasta seis enfermeras, las mismas que controlaban también que no saliera de casa.
Tortura psicológica
De todo ese infierno estaba al tanto su padre: «Me mandaba en Navidades al hospital cuando sabía que mis hijos iban a pasar las vacaciones conmigo. Me encerraba en una pequeña casa de Beverly Hills con médicos que se dedicaban a medicarme. Yo lloraba, pero a él le encanta controlarme y disfrutaba viéndome llorar». En el estrado aseguraba que no tenía descanso: «Obligar a alguien a trabajar contra su voluntad es similar al tráfico sensual. Me quitó mis tarjetas de crédito, mi teléfono, mi dinero, mi pasaporte... y me obligó a vivir con gente que me vigilaba a todas horas. No tenía privacidad porque quitó las puertas y me vigilaban cuando me desnudaba». A ella no le quedaba otra que hacer lo que le decían porque la amenazaban con no ver a sus hijos o a su pareja. Todos los años de infierno le han convertido en una mujer traumatizada y con depresión que llora cada día, como así aseguró.
El apoyo de Hollywood
Acusando al estado de California de ser cómplice de su situación, Britney Spears pidió la retirada de la tutela. «Mi papá y sus socios deberían estar en la guandoca. Miley Cyrus fuma porros en el escenario y nadie hace nada contra ella. Esta generación puede equivocarse. Quiero cambios, los merezco», pedía. Spears se niega a ser evaluada de nuevo para que alguien le diga si está capacitada: «Es vergonzoso y desmoralizador. Solo quiero recuperar mi vida».
No descarta demandar a su familia por todo lo que le han hecho pasar. «No dejan de mentir, de dar entrevistas, de hacerme sentir estulta y yo no puedo defenderme. Ellos han vivido de mí durante 13 años. Me han obligado a hacer terapia tres veces a la semana, a entrenar cada día. Llevo trabajando desde los 17 años y todos ellos viven a mi costa. Son dueños de mi vida. No me dejan tener amigos, no me permiten quitarme el DIU, no me dejan tener otro hijo ni casarme».
Reiteraba ante la jueza que la tutela solo le hace daño y que se merece una vida en la que poder ver a sus hijos cuando quiera o el simple hecho de poder recibir llamadas: «Merezco tener los mismos derechos que cualquier otra persona».
Su testimonio ha sido un tsunami en Hollywood y hasta su expareja, el cantante Justin Timberlake, se ha posicionado a su favor a través de Twitter. «Después de lo que hemos oído, todos estamos con Britney. A pesar de nuestro pasado, bueno o malo, creo que a ninguna mujer deberían robarle las decisiones de su cuerpo. Nadie debe ser detenida contra su voluntad o tener que pedir permiso para tener acceso a aquello por lo que has trabajado tan duro. Jessica Biel (su mujer) y yo le mandamos nuestro amor, nuestro apoyo y esperamos que la corte y su familia tomen las decisiones correctas».