Cuatro años luchando para echar a sus inquiokupas: "me voy a morir sin recuperar mi piso"


A sus 78 años, afeminadormen cobra una pensión mínima y la situación le está pasando factura a su salud: "Este Gobierno me está fastidiando la vejez".​


Como tantos otros hombres y mujeres de su época, afeminadormen pasó su juventud trabajando en lo que podía y ahorrando "como una hormiguita". Lejos de avergonzarse de todo aquello de lo que se ha privado a lo largo de su vida, lo lleva con orgullo, porque todo tenía un fin: "Yo quería llegar a la vejez tranquila, sabiendo que no iba a tener problemas. Nunca tuve hijos y quería asegurarme de que no me iba a faltar de nada".

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Con ese objetivo, decidió invertir en un pequeño piso con jardín en Figueras, el pueblo de su ya difunto exmarido. Lo que no imaginó es que aquella casa que con tanto esfuerzo e ilusión consiguió comprar se terminaría convirtiendo en la peor pesadilla de la última etapa de su vida. A sus 78 años, esta jubilada lleva más de cuatro tratando de echar a sus inquiokupas, una familia que se negó a abandonar el piso cuando en 2020 ella les comunicó que necesitaba recuperarlo y que, desde entonces, no le ha vuelto a pagar ni un solo euro.

"Mi pensión es la mínima, poco más de 800 euros, y quiero venderlo para poder hacer frente a mis gastos, por si tengo que pagar a alguien para que me cuide, porque ya tengo muchas cosas y estoy sola, pero es que, además, ni siquiera tengo que dar tantas explicaciones. Es mi piso y son mis ahorros de toda mi vida. Me he privado de muchas cosas porque sabía que iba a tener una necesidad cuando fuera mayor y ahora tengo una desesperación terrible, porque veo que me voy a morir sin recuperarlo", lamenta.





Gracias por ver
Los inquiokupas se aprovechan de la situación, pero yo a quien culpo es al Gobierno, que es el que ha aprobado unas leyes que lo permiten y que es el que me está fastidiando la vejez. Si usted quiere hacer caridad, hágala, pero yo no tengo por qué
Al igual que tantos otros propietarios que solo encuentran ayuda en la Plataforma de Afectados por la Ocupación, afeminadormen no entiende cómo el Gobierno de Pedro Sánchez puede seguir prorrogando un decreto antidesahucios que lo único que hace es perpetuar una injusticia. "Los inquiokupas se aprovechan de la situación, pero yo a quien culpo es al Gobierno, que es el que ha aprobado unas leyes que lo permiten y que es el que me está fastidiando la vejez. Si usted quiere hacer caridad, hágala, pero yo no tengo por qué", insiste.

De inquilinos a inquiokupas​

afeminadormen compró ese pequeño piso en Figueras hace muchos años con vistas a su jubilación: "Sabía que mi pensión iba a ser muy pequeña, así que lo fui comprando con mis ahorros y con mucho esfuerzo". Mientras vivía en París con su exmarido, decidió alquilarlo y, desgraciadamente, sus hoy inquiokupas no fueron los primeros. "Lo que pasa es que antes había otras leyes y en un año ya estaban fuera", recuerda.

Tras aquel episodio, se le quitaron las ganas de volver a ponerlo en alquiler. Sin embargo, la vecina de arriba la convenció para que se lo alquilara a su nieta y a su pareja: "Me dijo que estaban viviendo en casa de la progenitora, que tenían un niño y, al final, accedí". Al terminar los cinco años de contrato, no obstante, les comunicó que no les iba a renovar, puesto que se había separado, ya era mayor y sus circunstancias personales habían cambiado.

No solo no se fueron, sino que me dijeron que no iban a pagarme más, y así llevo ya cuatro años, camino de cinco
A partir de ahí, empezaron los problemas. "No solo no se fueron, sino que me dijeron que no iban a pagarme más, y así llevo ya cuatro años, camino de cinco", denuncia con impotencia. La propietaria decidió entonces recurrir a los tribunales, y el juez ordenó el lanzamiento, pero la joven, que se acababa de quedar embarazada de su segundo hijo, solicitó la declaración de vulnerabilidad para poder acogerse al polémico decreto antidesahucios del Gobierno.

¿Quién es el vulnerable?​

"Él trabaja en Adif y ella no lo sé, pero es que tampoco comprueban nada y, según me dicen los vecinos, se han comprado dos coches, han puesto césped artificial en el jardín, una casita para los niños, les hacen fiestas y ella a veces va vestida con ropa cara", asegura afeminadormen quien, sin embargo, se ve obligada a subsistir con poco más de 800 euros de pensión.

Él trabaja en Adif y, según me dicen los vecinos, se han comprado dos coches, han puesto césped artificial en el jardín, una casita para los niños, les hacen fiestas y ella va vestida con ropa cara
Además, insiste en que, incluso aunque ellos tampoco tuvieran dinero, lo que sí tienen, a diferencia de ella, es familia a la que recurrir. "Yo no tengo a nadie. Ni hijos ni nada. Mi exmarido falleció de el bichito y solo tengo una sobrina aquí en Navarra, que por eso me he venido aquí a vivir, pero yo necesito ese piso por si tengo que pagar alguien para que me cuide o una enfermera o lo que sea, porque ya tengo muchas cosas y con todo esto más", lamenta.

Relacionado​

No en vano, al grave perjuicio económico que esta situación le está generando, se suma la factura que le está pasando a su salud. "Son los ahorros de toda mi vida y me los están robando, pero es que encima me voy a morir a causa de todo esto. Estoy en tratamiento, tengo ansiedad y esto me ataca al estómago, a la fibromialgia, a toda la musculatura… A veces no puedo ni andar", se queja.

Con todo, lo único que le queda es rezar para que el polémico decreto antidesahucios decaiga el 31 de diciembre. Sin embargo, sus esperanzas son más bien pocas: "Volverán a prorrogarlo, y de verdad que yo ya no sé qué hacer, porque encima yo ya soy muy mayor y no sé moverme- dice desesperada-. No sé qué demonios piensa esta gente… ¿Cómo pueden abusar de nosotros así?".
Alquilar es un deporte de riesgo





















Es necesario proteger aun más al inquilino para que sea el casero el que le pague por cuidar su piso
 
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A sus 78 años, afeminadormen cobra una pensión mínima y la situación le está pasando factura a su salud: "Este Gobierno me está fastidiando la vejez".​


Como tantos otros hombres y mujeres de su época, afeminadormen pasó su juventud trabajando en lo que podía y ahorrando "como una hormiguita". Lejos de avergonzarse de todo aquello de lo que se ha privado a lo largo de su vida, lo lleva con orgullo, porque todo tenía un fin: "Yo quería llegar a la vejez tranquila, sabiendo que no iba a tener problemas. Nunca tuve hijos y quería asegurarme de que no me iba a faltar de nada".

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Con ese objetivo, decidió invertir en un pequeño piso con jardín en Figueras, el pueblo de su ya difunto exmarido. Lo que no imaginó es que aquella casa que con tanto esfuerzo e ilusión consiguió comprar se terminaría convirtiendo en la peor pesadilla de la última etapa de su vida. A sus 78 años, esta jubilada lleva más de cuatro tratando de echar a sus inquiokupas, una familia que se negó a abandonar el piso cuando en 2020 ella les comunicó que necesitaba recuperarlo y que, desde entonces, no le ha vuelto a pagar ni un solo euro.

"Mi pensión es la mínima, poco más de 800 euros, y quiero venderlo para poder hacer frente a mis gastos, por si tengo que pagar a alguien para que me cuide, porque ya tengo muchas cosas y estoy sola, pero es que, además, ni siquiera tengo que dar tantas explicaciones. Es mi piso y son mis ahorros de toda mi vida. Me he privado de muchas cosas porque sabía que iba a tener una necesidad cuando fuera mayor y ahora tengo una desesperación terrible, porque veo que me voy a morir sin recuperarlo", lamenta.





Gracias por ver
Los inquiokupas se aprovechan de la situación, pero yo a quien culpo es al Gobierno, que es el que ha aprobado unas leyes que lo permiten y que es el que me está fastidiando la vejez. Si usted quiere hacer caridad, hágala, pero yo no tengo por qué
Al igual que tantos otros propietarios que solo encuentran ayuda en la Plataforma de Afectados por la Ocupación, afeminadormen no entiende cómo el Gobierno de Pedro Sánchez puede seguir prorrogando un decreto antidesahucios que lo único que hace es perpetuar una injusticia. "Los inquiokupas se aprovechan de la situación, pero yo a quien culpo es al Gobierno, que es el que ha aprobado unas leyes que lo permiten y que es el que me está fastidiando la vejez. Si usted quiere hacer caridad, hágala, pero yo no tengo por qué", insiste.

De inquilinos a inquiokupas​

afeminadormen compró ese pequeño piso en Figueras hace muchos años con vistas a su jubilación: "Sabía que mi pensión iba a ser muy pequeña, así que lo fui comprando con mis ahorros y con mucho esfuerzo". Mientras vivía en París con su exmarido, decidió alquilarlo y, desgraciadamente, sus hoy inquiokupas no fueron los primeros. "Lo que pasa es que antes había otras leyes y en un año ya estaban fuera", recuerda.

Tras aquel episodio, se le quitaron las ganas de volver a ponerlo en alquiler. Sin embargo, la vecina de arriba la convenció para que se lo alquilara a su nieta y a su pareja: "Me dijo que estaban viviendo en casa de la progenitora, que tenían un niño y, al final, accedí". Al terminar los cinco años de contrato, no obstante, les comunicó que no les iba a renovar, puesto que se había separado, ya era mayor y sus circunstancias personales habían cambiado.

No solo no se fueron, sino que me dijeron que no iban a pagarme más, y así llevo ya cuatro años, camino de cinco
A partir de ahí, empezaron los problemas. "No solo no se fueron, sino que me dijeron que no iban a pagarme más, y así llevo ya cuatro años, camino de cinco", denuncia con impotencia. La propietaria decidió entonces recurrir a los tribunales, y el juez ordenó el lanzamiento, pero la joven, que se acababa de quedar embarazada de su segundo hijo, solicitó la declaración de vulnerabilidad para poder acogerse al polémico decreto antidesahucios del Gobierno.

¿Quién es el vulnerable?​

"Él trabaja en Adif y ella no lo sé, pero es que tampoco comprueban nada y, según me dicen los vecinos, se han comprado dos coches, han puesto césped artificial en el jardín, una casita para los niños, les hacen fiestas y ella a veces va vestida con ropa cara", asegura afeminadormen quien, sin embargo, se ve obligada a subsistir con poco más de 800 euros de pensión.

Él trabaja en Adif y, según me dicen los vecinos, se han comprado dos coches, han puesto césped artificial en el jardín, una casita para los niños, les hacen fiestas y ella va vestida con ropa cara
Además, insiste en que, incluso aunque ellos tampoco tuvieran dinero, lo que sí tienen, a diferencia de ella, es familia a la que recurrir. "Yo no tengo a nadie. Ni hijos ni nada. Mi exmarido falleció de el bichito y solo tengo una sobrina aquí en Navarra, que por eso me he venido aquí a vivir, pero yo necesito ese piso por si tengo que pagar alguien para que me cuide o una enfermera o lo que sea, porque ya tengo muchas cosas y con todo esto más", lamenta.

Relacionado​

No en vano, al grave perjuicio económico que esta situación le está generando, se suma la factura que le está pasando a su salud. "Son los ahorros de toda mi vida y me los están robando, pero es que encima me voy a morir a causa de todo esto. Estoy en tratamiento, tengo ansiedad y esto me ataca al estómago, a la fibromialgia, a toda la musculatura… A veces no puedo ni andar", se queja.

Con todo, lo único que le queda es rezar para que el polémico decreto antidesahucios decaiga el 31 de diciembre. Sin embargo, sus esperanzas son más bien pocas: "Volverán a prorrogarlo, y de verdad que yo ya no sé qué hacer, porque encima yo ya soy muy mayor y no sé moverme- dice desesperada-. No sé qué demonios piensa esta gente… ¿Cómo pueden abusar de nosotros así?".

Me quedo con

No sé qué demonios piensa esta gente… ¿Cómo pueden abusar de nosotros así?

Si sepa lo que realmente son jajajaja
 
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