Da Grappla Reloaded
Madmaxista
- Desde
- 19 May 2012
- Mensajes
- 28.007
- Reputación
- 55.877
Original ->AQUÍ<-
(fuentes, enlaces, etc)
El estudio de los hechos históricos, su establecimiento como veraces, la necesidad de contarlo a las generaciones posteriores a lo sucedido, se encuentra con una serie de versiones contradictorias especialmente cuando el periodo en cuestión es causa y consecuencia de trauma y es producto y a su vez productor de una serie de bandos enfrentados entre sí.
La primera víctima de una guerra es La Verdad
Esquilo, autor de teatro de la Grecia Clásica
Aún con los ecos del siglo XX sonando fuerte, con sus ideologías derrotadas que finalmente son prohibidas, va tocando no obstante por aquellos que no tenemos vinculación sentimental con las tragedias y los horrores del pasado el poner orden, desterrar las visiones propagandísticas y hacer un balance desapasionado, frío y objetivo en la medida de lo posible. Si Julio César fue un genocida, un *******asta, un adúltero y un dictador, no dejó de ser un conquistador, un reformista político, un hombre de altísima capacidad y visión y un excelente escritor.
El 20 de noviembre de este año, harán 40 años de la fin del dictador Francisco Franco Bahamonde, autoproclamado Caudillo y si queremos ser concretos, Jefe del Estado desde 1939 hasta 1975. Es decir, ha tras*currido más tiempo desde su fallecimiento que el que estuvo en el poder
Es momento de aplicar este método a la Historia de España reciente, Historia que aún está viva y deformada puesto que cada cual no puede evitar contar la película que vivió.
Todo lo relacionado con Francisco Franco y su regimen es tratado de forma propagandística, sea por sus detractores (mayoría) o sus defensores (minoría) dificultándose encontrar testimonios honestos en su intencionalidad. Me he encontrado buscando testimonios y opiniones tanto en la vida real como en Internet con una tendencia de los considerados de izquierdas en despreciar todo hecho objetivo y tachar cualquier posible logro de su mandato como "casual" o "producto de malas intenciones" mientras que entre los de derechas he encontrado algo más de ecuanimidad sin dejar de observar un evidente mecanismo de selección de la verdad. Esto es lisa y llanamente manipulación.
No he de pasar sin agradecer por su empeño en ser honesta a una joven católica que si bien defendía el Franquismo frente a la II República, no dejaba de lamentar la represión del bando autodenominado nacionalista e igualmente a una señora ya muy anciana que vivió tanto el Terror Rojo como el Terror Blanco, 89 años, que confesándose de izquierda-centro (votante de UCD o PSOE) decía que "si Franco fue un mal bicho se puso a ganarse a los pobres mejorándolos mucho más que los gente de izquierdas de antes de la guerra".
Estos dos testimonios aparte, propaganda, posicionamiento ideológico y fe antes que razón
Un lugar común por parte de la Izquierda es considerar a Franco como fistro, mediocre, malo, mezquino, taimado, o militarmente inútil.
Esto es un error y por partida doble.
Franco no destacó por nada bueno en su infancia o adolescencia. Ni tampoco especialmente malo. Se le podría definir por lo que nunca pudo ser y para ello enumeraré una serie de características limitantes que le afectarán desde su entrada en razón; fisicamente feo, escasa estatura, muy delgado y no intelectualmente brillante.
Desde muy pequeño y formando parte de una familia militar en el Ferrol, provincia gallega de la Coruña, Franco está inmerso en los ambientes castrenses y un acontecimiento del que se hablará antes, durante y sobre todo, después de que se consumara; la pérdida de las provincias de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunas islas menores en el Caribe y Pacífico. Los últimos y prósperos restos del Imperio Español que hacían aún a España una potencia aunque de segundo orden, sí tras*continental y bien abastecida de materias primas y puestos estratégicos para el comercio y la industria se perdían para siempre a manos de una potencia emergente que ya había destruido a otros imperios en el pasado; los Estados Unidos de América
Franco manifiesta, y tampoco parece que se le encaminara en otra dirección, vocación castrense. Quiere ser marino y desprecia a su padre que si bien llega a ser Almirante, no deja de serlo de Intendencia además de ser masón, libertino, adúltero y represor de sus hijos a los que menosprecia constantemente mientras éstos buscan refugio entre las faldas de su progenitora. Poco sospecharía que sus hijos serían de una fama imperecedera, tanto para bien como para mal; Francisco sería un personaje clave del siglo XX y Ramón un aviador de fama mundial que cruzó el Atlántico en la hazaña del Plus Ultra.
Franco falla el acceso a la Academia Naval y entonces se dirige a Toledo para formar parte de la Infantería. Ahí ya dejará constancia por escrito de tener un profundo sentido propio de la Justicia al expresar su desagrado por el abuso de los compañeros mayores a los recién llegados sometiéndoles a humillantes novatadas. Franco siendo ya veterano cadete no inflingiría estos castigos extra oficiales a los nuevos. Igualmente manifiesta una ambición enorme al llegar siempre el primero a clase y sentarse en primera fila según lo recordaban sus compañeros, que le ridiculizaban apodándole "Cerillito", "Franquito" y demás diminutivos no precisamente elogiosos.
Egresará de la academia con una nota mediocre, por lo que le costará conseguir el destino que ansía; África.
En África tiene España su nuevo y modestísimo imperio; Guinea y Fernando Poo, la provincia de Sahara y el Rif bajo el nombre de Protectorado Español de jovenlandia. Éste último consecuencia de la victoria brillante de Juan Prim medio siglo antes contra jovenlandia y conquistando Tetuán y progresivamente el Rif. Los bereberes, rifeños, tienen tantas ganas de sufrir un dominio europeo como árabe, por lo que combatirán tanto a jovenlandia como a Francia o España.
Es en África donde un joven oficial puede probar su capacidad en una guerra descarnada donde no existe piedad ni misericordia y tanto los jóvenes oficiales españoles como los bisoños reclutas mueren a docenas cada día.
Finalmente Franco consigue que se le destine a África y tras una serie de puestos sin importancia, comienza a destacarse en combate al mando de una tropa semi mercenaria, los Regulares Indígenas.
Esto llama la atención de los bereberes, hace ganarse el respeto de amigos y enemigos y sobre todo provoca que se fije en él un tipo peculiar, mitad loco mitad genio, a veces generoso a veces un orate; Millán-Astray.
El brazo, el ojo y parte de la mandíbula quedaron en jovenlandia
Éste, que funda bajo permiso de Alfonso XIII un cuerpo de choque profesional a imitación de la Legión Extranjera de Francia, piensa en Franco para comandar una de las unidades, denominada "Bandera". Los primeros legionarios son presidiarios a los que Millán Astray, devoto del Bushido (código samurai) les dice que se han levantado de entre los muertos para morir otra vez. En esta ocasión lo harán por España y se ganarán su redención. Tipos alistados con nombre falso, con pasado criminal, carne de horca. Adictos a las drojas de venta común en farmacias de la época (cocaina, morfina, laudano...) prestos a cortar cabezas, rebañar cuellos y decirle al enemigo jovenlandés que pueden ser mucho más salvajes que ellos.
Franco comanda a esos legionarios con olor a patíbulo a lomos de un caballo blanco para distinguirse en combate donde no faltan suicidas cargas a la bayoneta montaña arriba, entradas a cuchillo y machete en las kabilas rifeñas y en general cualquier desagradable ocurrencia que una guerra cruel pudiera ofrecer. La Legión, merced a su efectividad, violencia y mística se convierte inmediatamente en una unidad de combate legendaria que deja impresionados incluso a los propios franceses creadores del concepto original. Franco comanda a esos legionarios con olor a patíbulo a lomos de un caballo blanco para distinguirse en combate donde no faltan suicidas cargas a la bayoneta montaña arriba, entradas a cuchillo y machete en las kabilas rifeñas y en general cualquier desagradable ocurrencia que una guerra cruel pudiera ofrecer. La Legión, merced a su efectividad, violencia y mística se convierte inmediatamente en una unidad de combate legendaria que deja impresionados incluso a los propios franceses creadores del concepto original. La fama de La Legión, originalmente llamada "Tercio de Extranjeros" recuperando el espíritu y las armas de los antiguos tercios españoles, llegó a ser tan grande...¡que en Francia hicieron una película en la que un grupo de franceses se alista en La Legión Española!
Millán Astray y Franco tienen a una tropa que se siente presta para la redención "los Novios de la fin", dispuesta a todo, bien abastecida, rápida para formar y desplegarse, apta para los rigores climáticos y geográficos del árido norte de África y sometida a una rigurosísima disciplina consistente en los más duros castigos y los más excesivos agasajos que puedan existir dentro del ejército.
...y no tolera insubordinaciones; un legionario que arroja comida a un oficial es fusilado a sus órdenes y sus compañeros obligados a desfilar delante de su cadaver. El escritor Arturo Barea, participante activo y destacado en la Guerra de jovenlandia manifiesta en su obra "La forja de un rebelde" varias veces el terror que le inspiraron los legionarios desde el primer momento. ¿Conseguiría un fistro pusilánime el respeto de estos hombres hechos al crimen, la delincuencia, el navajeo, portadores de cicatrices en cuerpos y almas? La respuesta es más que evidente. Los legionarios le seguirán a donde sea necesario sin titubear.
En esta época Franco se ganará incluso la adoración supersticiosa por parte del nativo; dicen que posee baraka, buena fortuna. Es cierto, le hieren varias veces y no muere. También ganará fama de hermético, disciplinadísimo, muy interesado por todos los conocimientos tácticos, estratégicos y técnicos de su profesión así como la de la motivación de los hombres, el abastecimiento y la logística.
Igualmente lleva una serie de anotaciones que se publicarán como libro bajo el título de Diario de una bandera. No es una narración brillante, sí cuenta las cosas con rigor, objetividad (no faltan episodios crueles como el disparo a una jovenlandesa embarazada que provoca las risas de los legionarios) y una prosa cuidada. Franco no es un escritor de talento, sí es un buen relator de sucesos al estilo de aquellos militares que participaron en la Conquista de América como Bernal Díaz del Castillo.
Mostrando disciplina y autodisciplina, sabiendo dirigir a los hombres, siempre arrojado en combate y participando, liderando más bien, la liberación de Melilla asedidada por los jovenlandeses que ya se encontraban en sus calles, posteriormente el Desembarco de Alhucemas entre otras acciones; Franco acaba por obtener un ascenso tras otro gracias a su méritos de guerra que le hace a ser nombrado el general más joven de Europa desde Napoleón hace un siglo antes
Es un error considerar fistro, pusilánime, inútil o mediocre a alguien así dado que o se tiene una distorsionada imagen de los hechos por ceguera ideológica o animadversión personal, o el rasero por el cual se mide la valía, la valentía y la excelencia es desmesuradamente alto.
Y es un error por partida doble en el que incurren sus detractores siempre prestos a desechar cualquier atisbo de razón o argumentación; si de veras fuese eso, todos sus enemigos serían algo más bajo. No se puede menospreciar a Francisco Franco bajo esas acusaciones cuando es demasiado fácil contrastar su valor personal con la cobardía exhibida por los mandatarios republicanos que mientras pedían heróicos sacrificios a su pueblo, ellos se exiliaban en México o París.
Última edición: