Fernando VI, el Borbón que se comía su propia cosa

david53

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El hijo de Felipe V, que duró solo trece años en el trono, se comía sus propias heces.

La historia de los Borbones da para mucho. Y su vida privada, todavía más. Hoy nos centramos en la figura de Fernando VI, que gobernó España entre 1746 y 1759. Su poca duración en el trono le han llevado a permanecer en la sombra de la historiografía de su padre Felipe V o de su hermanastro Carlos III, predecesor y sucesor en el reino.

Sin embargo, con su reinado dio comienzo una tendencia liberal continuada por Carlos III. Tras firmar la Paz de Aquisgrán en 1748, España vivió años de neutralidad en los conflictos externos, lo que dio algo de tranquilidad y estabilidad al territorio. Además, el marqués de Ensenada, su mano derecha, impulsó múltiples reformas y creó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Un año fatídico

Sin embargo, todo se torció en 1758, año en el que falleció la reina Bárbara de pantaletanza, mujer de Fernando VI. La fin de la reina dejó muy tocado al monarca, que comenzó a desaparecer de los actos públicos y a encerrarse en una minúscula habitación, donde ni siquiera dormía en la cama, sino en dos sillas. Se iniciaba de esta forma el conocido como 'año sin rey'.

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"La fin de Bárbara de pantaletanza cambió la vida del monarca"

Las crónicas de la época relataban con todo lujo de detalles los problemas del monarca, algo impensable hoy en día. Gracias a ellas, sabemos que Fernando VI, entre otras cosas, intentaba morder a los que le visitaban, apenas comía, tenía tendencias suicidas e incluso alguna vez creyó que era un fantasma y pululaba por los pasillos con una sábana en la cabeza.

Sin un profesional a su alrededor que le analizase correctamente, la situación cada vez era más compleja. El rey comenzó a orinar y defecar en la cama. Lo mejor de todo es que no dejaba que lavaran las sábanas, así que el olor debía de ser curioso. Llegó a tal punto la probada demencia del monarca que, en la recta final de su vida, optó por la coprofagia, es decir, que se comía sus propias heces.

Como hemos comentado, Fernando VI podía estar días sin comer. Y, cuando accedía a tomar algo, lo acompañaba de la ocre que se acumulaba en la cama. Este curioso estilo de vida finalizó en 1759, menos de doce meses después de la fin de su esposa, cuando una apoplejía acabó con él. Para entonces, la demencia y la depresión que sufría ya eran insostenibles.


Fernando VI, el Borbón que se comía su propia cosa - Los Replicantes
 
Cagaba a pelo sobre sí mismo y no salia de su cueva. Sólo le faltan los doritos.

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y reformando los arsenales y la armada..armada que luego el frances villeneuve dedtrozaria rn trafalgar
 
Bárbara de pantaletanza, yo la amo...
 
En 1810, Jorge III se puso peligrosamente enfermo, siendo la causa posible de esta brusca recaída la fin de su adorada hija menor, la princesa Amelia, víctima de erisipela o de porfiria. El envenenamiento por arsénico es también una causa verosímil de su fin. Para 1811, Jorge III había quedado permanentemente loco y se decidió confinarlo en el castillo de Windsor hasta su fin. Algunas veces hablaba sin pausa durante horas, decía que conversaba con los ángeles y saludó una vez a un roble que según él era el rey Federico Guillermo III de Prusia. Sus doctores le administraron el "Polvo de James" (una combinación de calomel y emético tártaro) y lo sangraron regularmente. También aconsejaron que se bañara en el mar, lo cual llegó a hacer delante de su pueblo.

El Parlamento aprobó en 1811 el Acta de Regencia, en la cual el asentimiento real fue concedido por los Lores Comisionados (quienes fueron designados bajo el mismo procedimiento irregular que fue adoptado en 1788). El príncipe de Gales actuó desde entonces como Regente durante el resto de la vida de Jorge III.

Spencer Perceval fue asesinado en 1812 (siendo el único primer ministro británico en tener este final) y sustituido por Robert Banks Jenkinson, II conde de Liverpool. Lord Liverpool supervisó la victoria británica en las guerras napoleónicas. El subsecuente Congreso de Viena dio aumentos territoriales significativos para Hannover, que fue elevada de electorado a reino (12 de octubre de 1814).

Mientras tanto, la salud de Jorge III se deterioraba. En la Navidad de 1819, sufrió otro ataque de locura y habló incoherencias durante 58 horas, al final de las cuales entró en coma. El 29 de enero de 1820 murió Jorge III, ciego, sordo y loco, en el castillo de Windsor, a los 81 años de edad. Fue sepultado el 16 de febrero en la Capilla de San Jorge, en Windsor.
 
Menudas berzazas tenía la pantaletanza. Como para no acabar devorando tu cosa en la doritocueva.
 
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