Boris l de Andorra
Rey por la Gª de Nuestra Señora de Meritxell
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El proceso de descentralización de la educación finaliza en el año 2000, pero eso resulta puramente anecdótico.
En nacionalismo, con toda su inmensa carga de perversión ideológica e intelectual, se nutre de la exacerbación de las lenguas locales. Para el caso de las vascongadas, abandonada la vía orate asesina, pura mafia de extorsión canalla, trasmuta, decididamente, al ámbito lingüístico, asimilando la vía catalana.
A partir de ahí, aparecen todos los posibles negocios lingüísticos habidos o por haber, ya no solo vasco, catalán, gallego, valenciano, mallorquín, otros intentan abrirse paso en este negocio como el bable o incluso el "podemita" andaluz....
No hay un modelo cultural vivo, hay un modelo de barreras lingüísticas destinadas a realizar una asimetría en el acceso a deseados puestos de la administración, así como construir barreras a malvados mitológicos de mentes desquiciadas.
Las televisiones, gracias a la tecnología, han pasado a mejor vida, y ya no son ni la sombra de lo que fueron, de esto nos hemos librado. Las teles autonómicas ya es un problema de pura malversación de fondos públicos, tirados a la sarama en una actividad totalmente obsoleta.
Y lo que tenemos es esa articulación del monopolio de la violencia, quebrando las naturales economías de opción, en el ámbito de la función pública y educación. Y sin economía de opción no hay cultura, no hay tradición, no hay nada que merezca la pena, hay sólo una pandilla de parásitos sin escrúpulos.
Al nacionalismo le quitas estas monstruosas maquinarias, y se convierte en localismo menor.
Y esto lo sabe cualquiera con dos dedos de frente, y que además se preocupe en utilizarlos.
Las emanaciones gnósticas de los viejos fueros se escapa del debate.
Acusas de nacionalistas a los demás, a los que ninguneas usando sofismas que ocultan una realidad: tu desprecio hacia la construcción nacional de vascos y catalanes.
Háblales de economía de opción a los mallorquines que compiten con sueldos españoles por mantener su espacio vital en unas islas en las que media Europa quiere vivir. Mallorquines que, al carecer de fuero, no pueden establecer leyes que conviertan las Islas en un Mónaco, que es lo que deberían ser si el Banco de España no las hubiera saqueado brutalmente desde los años 60.
España es grande y por lo tanto diversa, y su gobierno natural es la Monarquía Federal Asimétrica.