2º parte (donde se mete en harina):
La energía hidráulica supone el 20% de la energía total del país. Para este tipo de energía son necesarias las presas, que están hechas por el Estado y donde las empresas eléctricas solo ponen su estructura industrial y las turbinas, concediéndoles concesiones por muchos años a precios muy baratos, y además
usan un bien público “el agua” para un beneficio privado, sin pagar nada.
El Estado español es uno de los pocos europeos que no tiene un impuesto por el uso público del agua por las eléctricas. :
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Si España siguiera el modelo impositivo alemán con el agua, las eléctricas españolas deberían pagar unos 1.200 millones de euros anuales.
El megavatio eléctrico hidráulico tiene un coste para las empresas de 9 euros y lo cobran a 40 euros, es decir, el beneficio es de 31 euros. El negocio es redondo.
La energía nuclear supone el 20 % de la energía producida en el país, su coste de producción es de 18 euros el megavatio hora, con lo cual sacan un beneficio de 22 euros.
Nuevamente el negocio es redondo para las eléctricas,
así se explica el porque buscan el alargamiento de la vida de las centrales nucleares ya obsoletas y que hace años que ya están amortizadas, con lo cual su beneficio aumenta exponencialmente.
La energía renovable supone también el 20% de la del país (el 18% de eólicas, el 2% de solar….).
El impacto de estas energías limpias es muy importante para el empleo pues da trabajo a unas 110.000 personas y además tenemos una tecnología muy desarrollada a la cabeza del mundo, siendo grandes exportadores.
La energía eólica evitó, en el año 2008, la importación de combustibles fósiles por 3.600 millones de euros y a cambio recibió subvenciones por 1.600 millones de euros.
La energía solar solo supone el 2% del total, existiendo más de 4.000 plantas solares, que han producido una gran especulación y que ha generado subvenciones exageradas. Es evidente, que
este sector presenta un gran futuro, pero el desarrollo que se ha llevado a cabo, ha estado mal diseñado, sobre todo al albur de las subvenciones estatales. Estas deben de ser revisadas totalmente.
La energía de ciclo combinado (gas y fuel) son un 25%. Su precio varía en función del mercado internacional del gas.
En España se ha producido una expansión irracional de este tipo de centrales. En el año 2002 se abrió la primera central de ciclo combinado y en 2011 hay una producción de 23.000 megavatios (la potencia de 22 reactores medios nucleares).
Está claro que las empresas se equivocaron. La utilización media anual debería de ser de unas 5.000 horas. En el año 2009 sólo funcionaron 3.500 horas y Red Eléctrica prevé que en el año 2014 alcanzarán solo las 2.300 horas anuales y sólo 1.700 horas en el años 2016.
Esto provoca que se pidan subvenciones y su interés pasa por no desarrollar más las energías renovables.
La energía térmica proveniente del carbón representa el 8% del total. Son muy contaminantes y producen fuertes daños medio ambientales. Su nivel de subvenciones es de unos 1.400 millones de euros anuales a los que hay que añadir una importante cantidad por la compra de emisión de CO2.
Hoy tenemos un parque eléctrico sobredimensionado, que duplica nuestra capacidad de consumo, por lo que llevamos varios años en que nuestra balanza eléctrica nos es muy favorable y sería mucho mayor si hubiera interconexiones con la red europea y con el norte de África.
Este extenso parque eléctrico nos puede permitir cerrar las centrales nucleares cuando se acabe su ciclo de vida y no alargarlas de forma irresponsable.
Cerrar nuestras centrales térmicas de carbón muy contaminante y nada respetuoso con el medio ambiente. El dinero con el que se subvenciona esta energía debe destinarse a reindustrializar estas zonas como ya se hizo con otros sectores y en otras épocas.
Se calcula en unos 5.000 millones de euros anuales lo que pagamos de más en los recibos de la luz y que año tras año se llevan las eléctricas, suponiendo aproximadamente el 15% del precio que pagamos.
El precio de nuestra factura debe ser revisado y ser nuevamente recalculado con otros criterios más justos y donde cada energía, no se remunere como la más cara, sino a su precio real.
Esto sería posible si se fijara un precio fijo razonable a la energía hidráulica y nuclear para que sus beneficios no suban escandalosamente cuando suba mucho el petróleo. Como dice García Breva ex director general de ahorro y renovables del gobierno de Zapatero “las nucleares son las huchas de las eléctricas”.
Si el PP fue el que impuso este modelo de coste eléctrico, que beneficia como vemos a las empresas y perjudica a los consumidores,
es dudoso que cuando lleguen al poder lo modifiquen. De los ministros de industria del PSOE mejor no hablar, desde el desaparecido Montilla al inepto Sebastián.
Debe llegarse a un acuerdo con la empresas eléctricas para que estas no cobren el desfase tarifario a cambio del uso público del agua por veinte años de sus centrales hidráulicas. Si no aceptan, se debería crear un impuesto por el uso público del agua por unos 1.200 millones de euros anuales.
Hay un refrán chino que dice “para salir del hoyo, lo primero que hay que hacer es dejar de cavar hacia abajo”. Los consumidores tenemos en nuestras manos el salir del hoyo y ello pasa por meditar a quién votar, si se vota por PSOE y PP ya saben que cada vez pagarán más por
un sistema de facturación eléctrica inmoral e injusto o votar a otros que planteen modelos de justicia social, económica y medio ambiental sostenible.
Está explicado de PM pero una vez más, a pesar de la nueva ley me temo nos la van a meter doblada..
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La injusta factura eléctrica - Edmundo Fayanas Escuer - Artículos de Opinión Diario digital Nueva Tribuna