“Hemos asumido que los neandertales eran caníbales de forma relativamente habitual, dado que se han encontrado pruebas de estas prácticas en yacimientos como el de El Sidrón, en Asturias, el de Krapina, en Croacia, y otros”, explica Agustí. Los investigadores interpretan que esta especie mataba a miembros de tribus rivales y los devoraban, no por ritual, sino por simple necesidad nutritiva, lo que en la jerga de los paleoantropólogos se llama “canibalismo gastronómico”. “Se trataba de un tema de pura supervivencia”, relata Agustí. “En una situación de competencia intergrupal acabas comiéndote al vecino”, añade. En cambio, se ha asumido que los primeros sapiens que llegaron a Europa no practicaban ese canibalismo, porque “hasta el momento no hay ninguna prueba de ello en esa época”, detalla Agustí. Los primeros indicios de canibalismo entre sapiens, dice Agustí, surgen mucho después de la extinción de los neandertales, en especial durante la aparición de la agricultura en el Neolítico.
Chris Stringer, investigador del Museo de Historia Natural de Londres y experto en evolución humana, destaca que no es la primera vez que se propone esta teoría. Desde 2004, varios estudios han especulado que, dado que los neandertales se comían el cerebro de miembros de su propia especie, pudieron contraer la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, conocida por la crisis de las “vacas locas” y que un estudio llegó a calificar de “la enfermedad de los neandertales locos”.