Exhaustivo seguimiento de agresiones nancy-fascistas en España.

Comunicado de Mavi, progenitora de Carlos Palomino

Comunicado de Mavi, progenitora de Carlos Palomino

En nombre mío, y en el de mi hijo Carlos Javier Palomino Muñoz, asesinado el 11-11-07, en el metro de Legazpi (Madrid), por el militar neonazi Josué Estebanez de la Hija...
Mavi | Kaos. Antifascismo | 1-12-2008 | 370 lecturas | 3 comentarios
KAOSENLARED.NET -- Comunicado de Mavi, progenitora de Carlos Palomino
Madrid 25 noviembre 2008-11-28

Mº Victoria Muñoz (Mavi)

En nombre mío, y en el de mi hijo Carlos Javier Palomino Muñoz, asesinado el 11-11-07, en el metro de Legazpi (Madrid), por el militar neonazi Josué Estebanez de la Hija, sin ningún tipo de provocación, ni mediación de palabra, le asestó a Carlos una puñalada profesional en el costado, que le punzó el corazón, por lo cual y ante toda la asistencia por recuperar sus constantes vitales, por personal del Namur, fue imposible, debido a la gravedad de la herida producida por este soldado profesional, de nombre, Josué Estebanez de la Hija.

Y ahora llegando a mi conocimiento que el próximo día 29 de noviembre del 2008, se pretende realizar en la Cistérniga, un pueblecito lindante a Valladolid, un concierto y concentración, promovido por grupos de ideología nancy, para sacar fondos a favor de Josué Estebanez de la Hija, considero de pésimo gusto que las autoridades pertinentes consientan dicho acto cuando la realidad es que es totalmente denunciable el solo pensamiento de realizar conciertos u otros tipos de eventos a favor de un militar malo, de ideología nancy.

¿Donde están los derechos de las personas justas y que quieren el bien de su pueblo? ¿Desde cuando un malo ha pasado a ser víctima? ¿Desde cuando las víctimas han pasado a ser verdugos? A las autoridades competentes, y por mediación de este comunicado que deseo sea leído en mi nombre, a no encontrarme en estado anímico suficientemente capacitada para asistir a Valladolid deseo: que sea leído y manifestada mis más incondicional condena, si se les permite a estos grupos de nazis realizar algún tipo de evento de este calibre. Me resulta aberrante, ofensivo y una falta de respeto a la memoria de mi hijo Carlos Javier, asesinado por la mano ejecutora de Josué Estebanez de la Hija.

Lo que también deseo hacer constancia, que en el supuesto hecho de que este acto se lleve a término, me veré obligada a poner la correspondiente denuncia contra los organismos pertinentes que la permitan. Por permitir que este caldo de cultivo de ideologías asesinas sigan saliéndose con la suya, y permitiéndoles este tipo de eventos que por ley deberían estar totalmente prohibidos, al mancillar el nombre de una persona que fue asesinada y sobre todo para sacar fondos económicos para la defensa de un malo, que merece pudrirse entre rejas. Seamos maduros y preguntémonos ¿donde vamos a llegar si ahora pedimos la libertad de asesinos nazis? Por dios que país este, menudos patriotas de pacotilla están hechos estos simples, que sólo se esconden bajo el escudo para asesinar a sus anchas.

En deseo de su recapacitación ante los hechos y por mediación de este escrito, sea escuchada la voz de una progenitora, que le han arrebatado a su hijo, por luchar para conseguir un mundo más justo e igualitario para tod@s, como es el antirracismo. Ruego sea escuchada mi petición de la prohibición de ese concierto y concentración a favor del malo de Carlos.

Gracias también a tod@s l@s ciudadan@s del pueblo de la Cistérniga, pues por conocimiento sé que son de un gran apoyo, muchas gracias Cistérniga.

Atentamente

Mavi.

Así murió Carlos Javier
• Son las imágenes más buscadas. Las que muestran la fin del menor antifascista Carlos Javier Palomino en el metro de Madrid el 11 de noviembre de 2007. Grupos nazis dicen que el militar ultra actuó en defensa propia, y la familia de la víctima habla de asesinato y puñalada profesional.

Reportaje por: Alberto GAYO
Fotografías por: 12/01/09
Son apenas tres minutos; dos minutos y 57 segundos, para ser más exactos. Veintinueve fotogramas en tonalidad que se han convertido en la prueba de cargo clave contra Josué Estébanez de la Hija, el militar y simpatizante ultraderechista de 26 años que el 11 de noviembre de 2007 acabó de una certera puñalada en el corazón con la vida del antifascista de 16 años Carlos Javier Palomino en un vagón de metro de la estación del barrio madrileño de Legazpi.

Todos reclaman ver ese vídeo, por muy crudo que sea. Los neonazis y ultras quieren verlo porque aseguran que el militar actuó para defender su vida ante una turba de guarros –bajo este término engloban a anarquistas, okupas, antisistema y cabezas rapadas de extrema izquierda–; algunos compañeros de cuartel sostienen en foros de internet que el vídeo debe ver la luz porque no se creen que el militar actuase premeditadamente, y la progenitora y los amigos de la víctima también quieren que se haga público para demostrar que el presunto malo preparó la acción y apuñaló a Carlos sin apenas mediar palabra. El vídeo no se verá hasta esta primavera, cuando se celebre el juicio.

interviú tiene en su poder el acta de visionado que agentes del Grupo 6 de Homicidios de la Brigada Provincial de Policía Judicial realizaron tras analizar el contenido de las cuatro cámaras que grababan aquel 11 de noviembre del 2007 el vestíbulo y el interior del vagón donde se produjo el apuñalamiento. A las pocas horas del suceso, el jefe de seguridad de Metro de Madrid facilitó a los investigadores policiales dos discos compactos. En uno de ellos, en cuya carátula aparece la inscripción Nº ORDEN 372, están contenidos los apenas tres minutos que tras*currieron desde la llegada del convoy a Legazpi hasta que el presunto malo, tras clavar la navaja a Carlos, se va hacia la cabecera del convoy.

Han pasado casi catorce meses desde aquel suceso. El 11 de noviembre, Carlos Javier Palomino, un joven vallecano de 16 años, había decidido explotar junto con decenas de militantes antifascistas una manifestación del partido ultraderechista Democracia Nacional (DN) contra la inmi gración autorizada por la Delegación del Gobierno. Palomino nunca llegó a la contramanifestación, murió desangrado en el andén de la estación de Legazpi.

Desde aquel día, páginas web neonazis y de extrema derecha esgrimen el derecho que tenía Josué a defender su vida, han abierto una cuenta en un banco para recoger fondos en su ayuda, e incluso han organizado conciertos de apoyo. En el otro lado, Mavi Muñoz, la progenitora del joven muerto lo deja claro: “Cuando el vídeo se reproduzca en el juicio, se demostrará que ese militar ultra no se defendió de nadie, atacó a apiolar. Menos mal que había cámaras en el metro; si no las hubiera habido, hablarían de defensa propia, de reyerta, de pelea, de tumulto”.

El acta de visionado, en poder del juez que investiga el caso, se firmó a las ocho horas del 12 de noviembre, apenas veinte horas después del suceso. Las cámaras 3069/1 y 3068/2, dos de las tres que iban en el interior del vagón, lo grabaron todo. Se ve a Josué Estébanez de la Hija en el interior del convoy, “con una sudadera de tonalidad azul marino en la que se puede leer la inscripción ‘Three Stroke Productions’, un pantalón de chándal con rayas rojas verticales en los laterales y unas zapatillas deportivas blancas”. El militar, que tenía por entonces 24 años, va solo “y saca un arma blanca del bolsillo izquierdo de su pantalón”.

Cuando el convoy entra en la estación, Josué “observa a las personas que hay en el andén” y, “precipitado”, se dirige hacia una de las puertas del vagón “con el arma oculta en la cara posterior del antebrazo”. El metro se detiene en la estación de Legazpi, se abren las puertas. En los fotogramas 7 y 8 se observa cómo el presunto malo se coloca el arma en la mano derecha y “se sitúa junto a una de las puertas del vagón mientras observa a las personas que se introducen en el mismo”.

Entre los que acceden al vagón va un joven con una gorra roja y una sudadera de tonalidad oscuro. Es Carlos Javier Palomino. Él y sus compañeros se distribuyen por el vagón. Se dirigen a Usera, a explotar la manifestación de los ultras. En su primera declaración, el propio Josué reconoce que acudía a una manifestación patriótica. En las siguientes tres declaraciones ha cambiado su testimonio, según fuentes judiciales. Asegura que iba a ver a unos amigos, que decenas de antisistema entraron en el vagón, que Carlos Javier le pidió la absorbe y le golpeó.

Según las cámaras, Carlos se sitúa frente a Josué, “con quien parece intercambiar algunas palabras”. “Asimismo parece que el joven de la gorra roja (Carlos) le hace algún comentario acerca del jersey que viste el varón que porta el arma (Josué)”, relatan los policías que ven el vídeo. Según la progenitora de Carlos, los testigos aseguran que sólo dijo algo así como “mira esa camiseta” mientras señalaba la prenda de Josué.

La maldita camiseta que parece desencadenar todo era de la marca The Three Stroke Productions, una marca inglesa que los propios neonazis consideran como una de sus prendas favoritas.

Sin mediar palabra, y así se ve en las grabaciones, Josué arremete con un rápido movimiento contra Carlos, “asestándole una puñalada a la altura del corazón, dejándole sin capacidad de reacción”. Carlos intenta zafarse de su agresor, que le consigue expulsar fuera del vagón. Muchos de los amigos de Carlos ni se han percatado de lo ocurrido. En el andén les confiesa que ha recibido un navajazo. Sangra a borbotones. La defensa del militar ha llegado a asegurar públicamente que 20 jóvenes rodearon e insultaron al militar y que por eso sacó una navaja, “una navaja de maniobras que se utiliza para cortar fruta”. El acta de visionado no dice nada de eso.

En los siguientes fotogramas se ve al agresor desafiante en el interior del vagón ante la mirada del resto de viajeros, que inmediatamente salen despavoridos del convoy. Josué se queda en su interior paseando de un extremo a otro. Un testigo de los hechos aseguró a esta revista que el presunto homicida blandía el arma como si retase a alguno de los amigos de Carlos a que se acercase. “Parecía decir: «A ver quién es el siguiente»”, dijo el testigo, que no ha querido identificarse por miedo.

Segundos después, un joven se mete en el vagón y va al encuentro de Josué. Era Alex, un amigo de Carlos. Al final del vagón, los dos se enzarzan. No se ve con claridad, pero este chaval también recibió una puñalada. A las 12 horas, el militar camina hacia la parte del vagón más próxima a la cabecera. Su imagen desaparece. El abogado de Josué sostiene que posteriormente el militar recibió una brutal paliza, y asegura que la víctima y sus amigos “no eran hermanitos de la caridad”.


Mientras todos esperan el juicio, que presumiblemente se celebrará con jurado esta primavera, Madrid ha vuelto a ser escenario de un suceso similar con personajes parecidos: la semana pasada, un joven antifascista de 16 años era apuñalado en la zona de Tribunal por un grupo de cabezas rapadas neonazis. Pasó tres días en la UCI por una cuchillada en el pulmón y en el bazo. La policía teme lo peor.