DR TRUTH
Libertad o fin Gnóstico Antiposmoderno
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ESTRATEGIA PARA LA ACCIÓN
Ante el asunto el bichito-19 y lo que vendrá
Félix Rodrigo jovenlandesa
“El mérito de la virtud reside en la acción”
Cicerón
La “lucha contra el cobi19” que está realizando el Estado y el gobierno español de la izquierda es
un tan gigantesco como atroz proyecto de ingeniería social dirigido a destruir nuestra sociedad y a
destruirnos como personas. A medicalizar y sobreenfermar aún más al país y a cada individuo. A
devastar la economía. A superatomizar al cuerpo social. A aniquilar las libertades individuales,
incluso las formales, y las colectivas, fascistizando el país. A establecer una dictadura política total.
A empobrecer radicalmente al 70% de la población. A saquearnos con un sistema tributario
insaciable. A concentrar la propiedad en muy pocos individuos inmensamente ricos y en las más
grandes empresas, instaurando un inhumano régimen de mega-capitalismo. A llevar el Estado
policial y la represión a un nivel máximo. A realizar impunemente una matanza de improductivos,
ancianos y enfermos crónicos, quizá nueve millones en diez años, lo que es un gerontocidio nunca
antes acaecido. A establecer jornadas de trabajo de 12-14 horas diarias con salarios míseros. A
imponernos la tecnología liberticida y destructiva que interesa al poder. A hacer del
adoctrinamiento totalitario, con abolición de la libertad de expresión y la libertad de conciencia, el
todo de la actividad política, educativa y cultural. A enriquecer desmesuradamente a la casta
partitocrática, de izquierda, centro y derecha. A aculturarnos ya definitivamente. A imponer a cada
persona la tristeza, el miedo, la humillación, el rechazo al otro y la depresión, para hacernos, al
mismo tiempo, tullidos anímicos y criaturas inmorales. A triturar nuestra salud con un régimen de
banderillas obligatorias de naturaleza genocida.
Es, por tanto, un proyecto de EXTERMINIO DE LOS PUEBLOS IBÉRICOS1, planeado y realizado
desde las instituciones estatales. En él, la esa época en el 2020 de la que yo le hablo es, en lo principal, un pretexto2. El poder
constituido se propone realizar esta operación durante 7-10 años. Para lograrlo está dispuesto a
todo.
HAY QUE DISEÑAR UNA ESTRATEGIA DE ACCIÓN POPULAR PROLONGADA
Estamos en una sociedad muerta con un individuo polidegradado, pasivo, no-pensante, sumiso y
fistro. Pero aun así la respuesta popular está siendo apreciable, y crece. Se han ido celebrando
concentraciones populares masivas de protesta y repulsa3. Y lo que es más importante, en
numerosos barrios y pueblos cada día hay más individuos y grupos dispuestos a sumarse a la
resistencia, a la pelea.
Así pues, necesitamos una estrategia de larga duración para la acción, el combate y la victoria.
La base de ello ha de ser una comprensión realista de la situación. Para contribuir a explicarla, he
escrito el libro “Autoaniquilación. El hundimiento de las sociedades de la última
modernidad”. Expone que el agregado, enorme e interrelacionada, de las tras*formaciones
realizada en los años 60 del siglo pasado, ha resultado ser un laberinto de disfuncionalidades
irremediables, nocividades abrumadoras y contradicciones irresolubles, que están estrangulando a
la sociedad. Para “remediar” a todo ello desde sus intereses, los Amos del Universo han diseñado un
plan de intervención político-médica único por su brutalidad y enloquecimiento. Se proponen hacer
tabla rasa de todo, destruirlo todo para luego construir sobre las ruinas la sociedad mega-dictatorial
y el sujeto hiper-servil que desean y que, sobre todo, necesitan absolutamente. De ahí su extrema
destructividad.
Ello significa que: 1) No estamos ante una cuestión ni menor ni pasajera, no se reduce a la
obligatoriedad de la mascarilla y las banderillas sino que es algo muchísimo más enredado, peligroso,
amplio y tenebroso, 2) No habrá vuelta a la “normalidad” anterior al Estado de alarma, pues la actual
es la nueva “normalidad”, que se agrava día a día, 3) La respuesta institucional, represiva, a la
oposición popular ya es visible, pero será muchísimo más dura en el futuro inmediato.
Necesitamos pensar y planear a 7-10 años vista, para hacer frente a una situación extrema, sin
precedentes históricos. Tenemos que afrontar lo que está sucediendo y, más aún, a lo que va a
suceder, sin temor ni pesimismo, considerándolo en primer lugar como una oportunidad para crear
una sociedad nueva y mejor, y un ser humano nuevo y mejor. Cuando todo el sistema de dominación
1 Me ha facilitado la comprensión de “la operación esa época en el 2020 de la que yo le hablo” el haber previamente estudiado la
demografía y biopolítica mundial actual, que tiene como consecuencia el exterminio de la humanidad (no
hay exageración en tal afirmación, sólo valoración objetiva). Lo expongo en mi libro, editado en junio de
2019, “Erótica creadora de vida. Propuestas ante la crisis demográfica”. Es triste que las personas
adheridas a “la nueva rebeldía” nada tengan que decir sobre la catástrofe demográfica, que es la primera
y principal de todos los sucesos muy nocivos en desarrollo propios de nuestro tiempo. 2 Al respecto, consultar mi libro, “Sé el mejor médico de ti mismo. Yatrogenia, cobi19 y pandemias”.
Empero, hay que ofrecer una solución razonable a la realidad médica, pandémica, de la actual
intervención política institucional, pues están muriendo decenas de miles de personas. Lo hago en el
mencionado trabajo. 3 Yo fui uno de los primeros en sostener que la acción popular contra el confinamiento/encarcelamiento tenía que rebasar el marco de la protesta verbal individual dispersa y realizarse masivamente en la calle.
Lo hice desde el principio, y ya de manera explícita en mi video del 24 de abril de 2020 titulado “Hay que
ganar la calle ya”.y envilecimiento se está desmoronando por autoaniquilamiento, la posición de todas las personas de bien es celebrarlo. Y, sobre todo, preparar su sustitución revolucionaria.
CONSTRUIR LA RESPUESTA POPULAR
Lo que ha habido hasta ahora son acciones personalizadas y de pequeños grupos organizadores,
valiosas en un primer momento, pero ya insuficientes. La réplica al proyecto genocida políticosanitario tiene que ser popular masiva.
Contenido y Programa Básico. Los puntos mínimos programáticos para la acción
multitudinaria, en el presente, deben ser: 1) Por la salud natural, 2) Por la libertad individual y
colectiva, 3) Por la verdad, 4) Por la supervivencia económica, 5) Por el optimismo y la esperanza,
6) Por la recuperación de la convivencia y la amistad con nuestros iguales, 7) Por rehacer la
confianza en nosotros mismos, como personas y como comunidad popular.
Eso equivale a ir contra la política del gobierno español, sustentada en sobreenfermarnos, negar
nuestras libertades naturales, mentir y adoctrinar, arruinar intencionadamente la economía del país,
meter miedo y ansiedad patológicas, aislarnos presentándonos al otro como quien nos contagia y
enferma, aniquilar nuestra autoconfianza, argüir que son la medicina estatal, la tecnología, los
expertos y los profesionales sanitarios quienes nos pueden curar, pero no, en lo principal, nosotras
y nosotros mismos.
Autoorganización. La acción individual, creativa y combativa, es y será siempre decisiva,
pero se requiere además una respuesta colectiva, multitudinaria.
Así pues, la meta es constituir un movimiento popular de abajo a arriba, autoorganizado,
para derrotar la estrategia institucional de aniquilación múltiple en curso con acciones de toda
naturaleza, también en la calle, durante años.
Para ello hay que comenzar por la base de la sociedad. En cada barrio, pueblo, centro de trabajo,
universidad, instituto, etc. se han de formar grupos para el compromiso y la acción. Si es posible
en asambleas, si no lo es por el momento, en tertulias, conversaciones informales, actos públicos,
etc. El segundo paso es contactar con los grupos similares que pueda haber en la propia ciudad,
pueblo, comarca, etc. El tercero, coordinarse en el marco provincial. El cuarto, hacer lo mismo en
cada territorio, Castilla, Andalucía, Euskal Herria, Aragón, Murcia, Extremadura, Cataluña, País
Valenciano, Galicia, Asturias, Canarias, etc.
Lo antes posible es necesario convocar una asamblea de portavoces (no de representantes) de todas
las provincias (por ejemplo, tres personas por provincia), elegidos por ellas, para designar y
constituir: a) una Junta de Unificación y Acción, compuesta por 9 personas, que estaría en funciones
durante un año, b) unos Grupos de Trabajo, con un número variable de personas cada uno,
verbigracia: Análisis Estratégico y Táctico, Comunicación e Información, Denuncia de los Bulos
Institucionales y Señalamiento Público de Sus Creadores y Difusores, Autoprotección frente a la
Represión, Formación Personal y Grupal, Operaciones de Resistencia Popular Masiva en la Calle,
Relación con Movimientos de Otros Países, Salud Natural y Autocuración, Critica de la Medicina
Institucional, la Tecnología, la Ciencia y los Expertos, Sanación Psíquica, Asistencia Legal y otros.
Cada uno de estos colectivos debe responder ante las bases, estando subordinados a ellas por el
mandato imperativo, y será de actuación anual. Cada uno de ellos ha de redactar unas breves Normas
de Funcionamiento, con naturaleza estatutaria. Esos organismos deben funcionar por el principio
de mayorías y minorías, vale decir, por medio del debate libre y unitario, tomando luego las
decisiones por mayoría simple. Después, la minoría cumple lo acordado por la mayoría, y ésta
respeta a la minoría.
A tales grupos puede acceder cualquiera que las bases designen, con independencia de sus creencias,
ideología política, etc., con una excepción, los afiliados a partidos políticos o similares.
Para tales actividades serán preferidas personas con una jovenlandesalidad, ética y valores probadas en la
práctica. Los criterios jovenlandesales y axiológicos deben ser preferidos a cualquiera otros en la
designación de personas para tomar responsabilidades. La autoorganización es, en primer lugar, un
asunto convivencia y relacional, así como una expresión de virtud cívica y espíritu de servicio
desinteresado. En consecuencia, un hecho jovenlandesal, y sólo secundariamente un asunto técnico y de
efectividad.
Resistencia popular combativa. Movilizar es una de las grandes metas. Hay que
convocar concentraciones y manifestaciones. Es necesario organizar jornadas de desobediencia civil
multitudinaria, así como encuentros masivos para, por ejemplo, liberarse de las mascaras y
quemarlas. Se hace preciso planear la toma de ambulatorios para extinguir su subordinación al
Ministerio de Sanidad y, tras modificarlos cualitativamente, ponerlos, con su equipo y personal, al
servicio de la Medicina Popular. Conviene lanzar desafíos de variada naturaleza, desde la negativa a
pagar impuestos hasta el boicot a cadenas de televisión particularmente embusteras. Sería
conveniente convocar, cuando la situación económica este en su peor momento, una huelga general
contra la manipulación política totalitaria de nuestra salud y sus letales consecuencias económicas.
Hay que movilizarse contra la represión y el Estado policial. El estudio estratégico y táctico de las
diversas formas de acción, oposición, resistencia y lucha debe ser constante, y su aplicación a la
práctica ha de ser regular.
Pero no puede olvidarse que la acción popular, en todas sus manifestaciones, tiene que desarrollarse
en el plano local, en el barrio o pueblo, en la ciudad y la comarca. La verdadera democracia es,
antes que otra cosa, un acontecimiento local, municipal, y sólo secundariamente supralocal. Por
eso la resistencia a la destructividad yatrogénica gubernamental ha de ser sobre todo descentralizada.
Conviene tenerlo todo preparado para el periodo del máximo enfrentamiento, que se dará,
probablemente, en dos años o poco más, hacia 2022, o 2023, que será cuando la combinación de
todas las agresiones estructurales y gubernamentales en curso se hará máxima, y con ella la oposición
de la gente común.
Pero no basta con movilizar en la calle. Los partidos políticos lo hacen, pues sacan de cuando en
cuando a “las masas” al asfalto y luego las mandas a casa, y eso es todo. No. La autoorganización en
el plano barrial, local, comarcal y provincial es lo decisivo, así como el compromiso individual. Y
la acción en el ámbito local es fundamental.
Hay que convocar una magna concentración-manifestación unitaria para todo el país un día de los
meses de noviembre o diciembre de 2020. Y luego convocar una y otra vez durante los años
próximos cada 3 o 4 meses.
Las banderillas son el punto débil del poder. La resistencia popular espontánea a los
horrores de la medicalización y a la política sanitaria actual se está centrando en el repudio ya
masivo, pero aun así creciente, a la banderillación. Ya la rechazan unos 3 millones de personas, al
mismo tiempo que otros 11 tienen muchas dudas respecto a la bondad y utilidad de ser medicados.
Estos últimos pueden ser ganados en poco tiempo, con lo que se lograría una masa ingente de
personas, 14 millones en nuestro país, dispuestas a ir al choque por esta cuestión.
La meta, hay que decirlo, no puede ser simplemente conseguir la libertad de banderillación sino
cuestionar la totalidad de la medicina institucional. La totalidad. No sólo los procedimientos, el
trato a los pacientes, su carácter yatrogénico, la arrogancia insufrible de médicos, expertos,
matasanos y cirujanos, sino también y sobre todo su estructura institucional.
Hay que repudiar íntegramente al Ministerio de Sanidad, ese ente monstruoso que en 2019 manejó
un presupuesto colosal, de 3.200 millones de euros, a los que hay que añadir el presupuesto de las
Comunidades Autónomas y el de la Unión Europea. Ahí está el culpable número uno de la sociedad
de la medicación global, los médicos-policías, las banderillas-que-enferman y la yatrogenia universal.
Hay que desmantelar la medicina estatal enfermante y hay que negarse a pagar impuestos para
mantenerla. Con los recursos así ahorrados las clases populares podrán establecer una medicina de
la libertad, la verdad sustentada en la experiencia, el saber cierto y la eficacia curativa.
No sólo está el Ministerio de Sanidad sino los Colegios de Médicos y de Farmacéuticos, esas
liberticidas entidades corporativas que actúan en régimen de monopolio, imponiendo sus teorías,
dogmatismos e intereses, y persiguiendo a los disidentes y heterodoxos. Lo mismo cabe decir de las
Facultades de Medicina y otras instituciones “educativas” similares, que imponen, sin respetar la
libertad de conciencia, la libertad de expresión, el libre debate y la libertad de investigación, un
modo de concebir y practicar el acto de atender y curar al enfermo que, quizá en un 80% de sus
contenidos, resulta experiencialmente falso y desacertado, enfermante y yatrogénico. Y además
padecemos a las multinacionales farmacéuticas, las únicas empresas gran-capitalistas que jamás
entran en crisis y que nunca tienen beneficios en descenso, lo que muestra la monstruosidad que ha
llegado a ser el asunto de la salud. Su expropiación sin indemnización en el plano comarcal,
provincial y territorial, haciéndolas instituciones democráticas, es la solución estratégica para ellas.
Hay que poner fin al dogmatismo y teoricismo, al escolasticismo, verborragia y fanatismo de la
medicina ortodoxa actual, que es medicina-política ejercida por unos muy codiciosos y vividores
médicos-policías. La meta es lograr una MEDICINA AUTOCONSTRUIDA, EXPERIENCIAL,
HUMANIZADA, EFECTIVA, LIBRE, MÍNIMA Y POPULAR. Con todo, esa medicina tiene que
ser auxiliar y secundaria respecto a las fuerzas naturales curativas de cada persona (“vis medicatrix
naturae”) y a la potencia de autoconservación personal, también llamada instinto global de
supervivencia. Reforzar éstas sin disminuirlas o dañarlas (como hace la medicina del Estado de
bienestar), ha de ser el meollo mismo de todo sistema sanativo admisible.
Félix Rodrigo jovenlandesa
Nota. - Ruego se dé difusión a esta Declaración.
ESTRATEGIA PARA LA ACCIÓN Ante el asunto el bichito-19 y lo que vendrá
Ante el asunto el bichito-19 y lo que vendrá
Félix Rodrigo jovenlandesa
“El mérito de la virtud reside en la acción”
Cicerón
La “lucha contra el cobi19” que está realizando el Estado y el gobierno español de la izquierda es
un tan gigantesco como atroz proyecto de ingeniería social dirigido a destruir nuestra sociedad y a
destruirnos como personas. A medicalizar y sobreenfermar aún más al país y a cada individuo. A
devastar la economía. A superatomizar al cuerpo social. A aniquilar las libertades individuales,
incluso las formales, y las colectivas, fascistizando el país. A establecer una dictadura política total.
A empobrecer radicalmente al 70% de la población. A saquearnos con un sistema tributario
insaciable. A concentrar la propiedad en muy pocos individuos inmensamente ricos y en las más
grandes empresas, instaurando un inhumano régimen de mega-capitalismo. A llevar el Estado
policial y la represión a un nivel máximo. A realizar impunemente una matanza de improductivos,
ancianos y enfermos crónicos, quizá nueve millones en diez años, lo que es un gerontocidio nunca
antes acaecido. A establecer jornadas de trabajo de 12-14 horas diarias con salarios míseros. A
imponernos la tecnología liberticida y destructiva que interesa al poder. A hacer del
adoctrinamiento totalitario, con abolición de la libertad de expresión y la libertad de conciencia, el
todo de la actividad política, educativa y cultural. A enriquecer desmesuradamente a la casta
partitocrática, de izquierda, centro y derecha. A aculturarnos ya definitivamente. A imponer a cada
persona la tristeza, el miedo, la humillación, el rechazo al otro y la depresión, para hacernos, al
mismo tiempo, tullidos anímicos y criaturas inmorales. A triturar nuestra salud con un régimen de
banderillas obligatorias de naturaleza genocida.
Es, por tanto, un proyecto de EXTERMINIO DE LOS PUEBLOS IBÉRICOS1, planeado y realizado
desde las instituciones estatales. En él, la esa época en el 2020 de la que yo le hablo es, en lo principal, un pretexto2. El poder
constituido se propone realizar esta operación durante 7-10 años. Para lograrlo está dispuesto a
todo.
HAY QUE DISEÑAR UNA ESTRATEGIA DE ACCIÓN POPULAR PROLONGADA
Estamos en una sociedad muerta con un individuo polidegradado, pasivo, no-pensante, sumiso y
fistro. Pero aun así la respuesta popular está siendo apreciable, y crece. Se han ido celebrando
concentraciones populares masivas de protesta y repulsa3. Y lo que es más importante, en
numerosos barrios y pueblos cada día hay más individuos y grupos dispuestos a sumarse a la
resistencia, a la pelea.
Así pues, necesitamos una estrategia de larga duración para la acción, el combate y la victoria.
La base de ello ha de ser una comprensión realista de la situación. Para contribuir a explicarla, he
escrito el libro “Autoaniquilación. El hundimiento de las sociedades de la última
modernidad”. Expone que el agregado, enorme e interrelacionada, de las tras*formaciones
realizada en los años 60 del siglo pasado, ha resultado ser un laberinto de disfuncionalidades
irremediables, nocividades abrumadoras y contradicciones irresolubles, que están estrangulando a
la sociedad. Para “remediar” a todo ello desde sus intereses, los Amos del Universo han diseñado un
plan de intervención político-médica único por su brutalidad y enloquecimiento. Se proponen hacer
tabla rasa de todo, destruirlo todo para luego construir sobre las ruinas la sociedad mega-dictatorial
y el sujeto hiper-servil que desean y que, sobre todo, necesitan absolutamente. De ahí su extrema
destructividad.
Ello significa que: 1) No estamos ante una cuestión ni menor ni pasajera, no se reduce a la
obligatoriedad de la mascarilla y las banderillas sino que es algo muchísimo más enredado, peligroso,
amplio y tenebroso, 2) No habrá vuelta a la “normalidad” anterior al Estado de alarma, pues la actual
es la nueva “normalidad”, que se agrava día a día, 3) La respuesta institucional, represiva, a la
oposición popular ya es visible, pero será muchísimo más dura en el futuro inmediato.
Necesitamos pensar y planear a 7-10 años vista, para hacer frente a una situación extrema, sin
precedentes históricos. Tenemos que afrontar lo que está sucediendo y, más aún, a lo que va a
suceder, sin temor ni pesimismo, considerándolo en primer lugar como una oportunidad para crear
una sociedad nueva y mejor, y un ser humano nuevo y mejor. Cuando todo el sistema de dominación
1 Me ha facilitado la comprensión de “la operación esa época en el 2020 de la que yo le hablo” el haber previamente estudiado la
demografía y biopolítica mundial actual, que tiene como consecuencia el exterminio de la humanidad (no
hay exageración en tal afirmación, sólo valoración objetiva). Lo expongo en mi libro, editado en junio de
2019, “Erótica creadora de vida. Propuestas ante la crisis demográfica”. Es triste que las personas
adheridas a “la nueva rebeldía” nada tengan que decir sobre la catástrofe demográfica, que es la primera
y principal de todos los sucesos muy nocivos en desarrollo propios de nuestro tiempo. 2 Al respecto, consultar mi libro, “Sé el mejor médico de ti mismo. Yatrogenia, cobi19 y pandemias”.
Empero, hay que ofrecer una solución razonable a la realidad médica, pandémica, de la actual
intervención política institucional, pues están muriendo decenas de miles de personas. Lo hago en el
mencionado trabajo. 3 Yo fui uno de los primeros en sostener que la acción popular contra el confinamiento/encarcelamiento tenía que rebasar el marco de la protesta verbal individual dispersa y realizarse masivamente en la calle.
Lo hice desde el principio, y ya de manera explícita en mi video del 24 de abril de 2020 titulado “Hay que
ganar la calle ya”.y envilecimiento se está desmoronando por autoaniquilamiento, la posición de todas las personas de bien es celebrarlo. Y, sobre todo, preparar su sustitución revolucionaria.
CONSTRUIR LA RESPUESTA POPULAR
Lo que ha habido hasta ahora son acciones personalizadas y de pequeños grupos organizadores,
valiosas en un primer momento, pero ya insuficientes. La réplica al proyecto genocida políticosanitario tiene que ser popular masiva.
Contenido y Programa Básico. Los puntos mínimos programáticos para la acción
multitudinaria, en el presente, deben ser: 1) Por la salud natural, 2) Por la libertad individual y
colectiva, 3) Por la verdad, 4) Por la supervivencia económica, 5) Por el optimismo y la esperanza,
6) Por la recuperación de la convivencia y la amistad con nuestros iguales, 7) Por rehacer la
confianza en nosotros mismos, como personas y como comunidad popular.
Eso equivale a ir contra la política del gobierno español, sustentada en sobreenfermarnos, negar
nuestras libertades naturales, mentir y adoctrinar, arruinar intencionadamente la economía del país,
meter miedo y ansiedad patológicas, aislarnos presentándonos al otro como quien nos contagia y
enferma, aniquilar nuestra autoconfianza, argüir que son la medicina estatal, la tecnología, los
expertos y los profesionales sanitarios quienes nos pueden curar, pero no, en lo principal, nosotras
y nosotros mismos.
Autoorganización. La acción individual, creativa y combativa, es y será siempre decisiva,
pero se requiere además una respuesta colectiva, multitudinaria.
Así pues, la meta es constituir un movimiento popular de abajo a arriba, autoorganizado,
para derrotar la estrategia institucional de aniquilación múltiple en curso con acciones de toda
naturaleza, también en la calle, durante años.
Para ello hay que comenzar por la base de la sociedad. En cada barrio, pueblo, centro de trabajo,
universidad, instituto, etc. se han de formar grupos para el compromiso y la acción. Si es posible
en asambleas, si no lo es por el momento, en tertulias, conversaciones informales, actos públicos,
etc. El segundo paso es contactar con los grupos similares que pueda haber en la propia ciudad,
pueblo, comarca, etc. El tercero, coordinarse en el marco provincial. El cuarto, hacer lo mismo en
cada territorio, Castilla, Andalucía, Euskal Herria, Aragón, Murcia, Extremadura, Cataluña, País
Valenciano, Galicia, Asturias, Canarias, etc.
Lo antes posible es necesario convocar una asamblea de portavoces (no de representantes) de todas
las provincias (por ejemplo, tres personas por provincia), elegidos por ellas, para designar y
constituir: a) una Junta de Unificación y Acción, compuesta por 9 personas, que estaría en funciones
durante un año, b) unos Grupos de Trabajo, con un número variable de personas cada uno,
verbigracia: Análisis Estratégico y Táctico, Comunicación e Información, Denuncia de los Bulos
Institucionales y Señalamiento Público de Sus Creadores y Difusores, Autoprotección frente a la
Represión, Formación Personal y Grupal, Operaciones de Resistencia Popular Masiva en la Calle,
Relación con Movimientos de Otros Países, Salud Natural y Autocuración, Critica de la Medicina
Institucional, la Tecnología, la Ciencia y los Expertos, Sanación Psíquica, Asistencia Legal y otros.
Cada uno de estos colectivos debe responder ante las bases, estando subordinados a ellas por el
mandato imperativo, y será de actuación anual. Cada uno de ellos ha de redactar unas breves Normas
de Funcionamiento, con naturaleza estatutaria. Esos organismos deben funcionar por el principio
de mayorías y minorías, vale decir, por medio del debate libre y unitario, tomando luego las
decisiones por mayoría simple. Después, la minoría cumple lo acordado por la mayoría, y ésta
respeta a la minoría.
A tales grupos puede acceder cualquiera que las bases designen, con independencia de sus creencias,
ideología política, etc., con una excepción, los afiliados a partidos políticos o similares.
Para tales actividades serán preferidas personas con una jovenlandesalidad, ética y valores probadas en la
práctica. Los criterios jovenlandesales y axiológicos deben ser preferidos a cualquiera otros en la
designación de personas para tomar responsabilidades. La autoorganización es, en primer lugar, un
asunto convivencia y relacional, así como una expresión de virtud cívica y espíritu de servicio
desinteresado. En consecuencia, un hecho jovenlandesal, y sólo secundariamente un asunto técnico y de
efectividad.
Resistencia popular combativa. Movilizar es una de las grandes metas. Hay que
convocar concentraciones y manifestaciones. Es necesario organizar jornadas de desobediencia civil
multitudinaria, así como encuentros masivos para, por ejemplo, liberarse de las mascaras y
quemarlas. Se hace preciso planear la toma de ambulatorios para extinguir su subordinación al
Ministerio de Sanidad y, tras modificarlos cualitativamente, ponerlos, con su equipo y personal, al
servicio de la Medicina Popular. Conviene lanzar desafíos de variada naturaleza, desde la negativa a
pagar impuestos hasta el boicot a cadenas de televisión particularmente embusteras. Sería
conveniente convocar, cuando la situación económica este en su peor momento, una huelga general
contra la manipulación política totalitaria de nuestra salud y sus letales consecuencias económicas.
Hay que movilizarse contra la represión y el Estado policial. El estudio estratégico y táctico de las
diversas formas de acción, oposición, resistencia y lucha debe ser constante, y su aplicación a la
práctica ha de ser regular.
Pero no puede olvidarse que la acción popular, en todas sus manifestaciones, tiene que desarrollarse
en el plano local, en el barrio o pueblo, en la ciudad y la comarca. La verdadera democracia es,
antes que otra cosa, un acontecimiento local, municipal, y sólo secundariamente supralocal. Por
eso la resistencia a la destructividad yatrogénica gubernamental ha de ser sobre todo descentralizada.
Conviene tenerlo todo preparado para el periodo del máximo enfrentamiento, que se dará,
probablemente, en dos años o poco más, hacia 2022, o 2023, que será cuando la combinación de
todas las agresiones estructurales y gubernamentales en curso se hará máxima, y con ella la oposición
de la gente común.
Pero no basta con movilizar en la calle. Los partidos políticos lo hacen, pues sacan de cuando en
cuando a “las masas” al asfalto y luego las mandas a casa, y eso es todo. No. La autoorganización en
el plano barrial, local, comarcal y provincial es lo decisivo, así como el compromiso individual. Y
la acción en el ámbito local es fundamental.
Hay que convocar una magna concentración-manifestación unitaria para todo el país un día de los
meses de noviembre o diciembre de 2020. Y luego convocar una y otra vez durante los años
próximos cada 3 o 4 meses.
Las banderillas son el punto débil del poder. La resistencia popular espontánea a los
horrores de la medicalización y a la política sanitaria actual se está centrando en el repudio ya
masivo, pero aun así creciente, a la banderillación. Ya la rechazan unos 3 millones de personas, al
mismo tiempo que otros 11 tienen muchas dudas respecto a la bondad y utilidad de ser medicados.
Estos últimos pueden ser ganados en poco tiempo, con lo que se lograría una masa ingente de
personas, 14 millones en nuestro país, dispuestas a ir al choque por esta cuestión.
La meta, hay que decirlo, no puede ser simplemente conseguir la libertad de banderillación sino
cuestionar la totalidad de la medicina institucional. La totalidad. No sólo los procedimientos, el
trato a los pacientes, su carácter yatrogénico, la arrogancia insufrible de médicos, expertos,
matasanos y cirujanos, sino también y sobre todo su estructura institucional.
Hay que repudiar íntegramente al Ministerio de Sanidad, ese ente monstruoso que en 2019 manejó
un presupuesto colosal, de 3.200 millones de euros, a los que hay que añadir el presupuesto de las
Comunidades Autónomas y el de la Unión Europea. Ahí está el culpable número uno de la sociedad
de la medicación global, los médicos-policías, las banderillas-que-enferman y la yatrogenia universal.
Hay que desmantelar la medicina estatal enfermante y hay que negarse a pagar impuestos para
mantenerla. Con los recursos así ahorrados las clases populares podrán establecer una medicina de
la libertad, la verdad sustentada en la experiencia, el saber cierto y la eficacia curativa.
No sólo está el Ministerio de Sanidad sino los Colegios de Médicos y de Farmacéuticos, esas
liberticidas entidades corporativas que actúan en régimen de monopolio, imponiendo sus teorías,
dogmatismos e intereses, y persiguiendo a los disidentes y heterodoxos. Lo mismo cabe decir de las
Facultades de Medicina y otras instituciones “educativas” similares, que imponen, sin respetar la
libertad de conciencia, la libertad de expresión, el libre debate y la libertad de investigación, un
modo de concebir y practicar el acto de atender y curar al enfermo que, quizá en un 80% de sus
contenidos, resulta experiencialmente falso y desacertado, enfermante y yatrogénico. Y además
padecemos a las multinacionales farmacéuticas, las únicas empresas gran-capitalistas que jamás
entran en crisis y que nunca tienen beneficios en descenso, lo que muestra la monstruosidad que ha
llegado a ser el asunto de la salud. Su expropiación sin indemnización en el plano comarcal,
provincial y territorial, haciéndolas instituciones democráticas, es la solución estratégica para ellas.
Hay que poner fin al dogmatismo y teoricismo, al escolasticismo, verborragia y fanatismo de la
medicina ortodoxa actual, que es medicina-política ejercida por unos muy codiciosos y vividores
médicos-policías. La meta es lograr una MEDICINA AUTOCONSTRUIDA, EXPERIENCIAL,
HUMANIZADA, EFECTIVA, LIBRE, MÍNIMA Y POPULAR. Con todo, esa medicina tiene que
ser auxiliar y secundaria respecto a las fuerzas naturales curativas de cada persona (“vis medicatrix
naturae”) y a la potencia de autoconservación personal, también llamada instinto global de
supervivencia. Reforzar éstas sin disminuirlas o dañarlas (como hace la medicina del Estado de
bienestar), ha de ser el meollo mismo de todo sistema sanativo admisible.
Félix Rodrigo jovenlandesa
Nota. - Ruego se dé difusión a esta Declaración.
ESTRATEGIA PARA LA ACCIÓN Ante el asunto el bichito-19 y lo que vendrá