El sol que iluminó a John Wayne, Errol Flynn, Charlton Heston, Russell Crowe, Al Pacino o a Alfredo Landa en sus múltiples películas es el mismo sol que nos ilumina a nosotros... El mismo sol que calentó a los hijos del hombre de Neanderthal y mató a todos los que alguna vez se perdieron en el desierto. Todos los seres vivos conocen el día y la noche y eso hace que me sienta extrañamente hermanado con ellos.