Rescatador
Madmaxista
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Os deseo pocos o ningún problema de salud. Cuando "usas" la sanidad te das cuenta del problemón cuando ya no puedes elegir porque todos los médicas son exactamente iguales, mismo patrón, todo incluido que no hace falta repetir más. Es espeluznante a lo que se está llegando. El que pueda que emigre porque a fecha de hoy es para estar acojonado y lo que viene por delante es es neցro. Negrísimo.
La generación TikTok lleva el caos a los hospitales
La medicina ha avanzado mucho en las últimas décadas, pero yo diría que por el camino se ha perdido el respeto a la autoridad de los doctores exactamente igual que sucedió con el profesorado. Si a eso le añadimos que ahora enfermería es una carrera universitaria y eso ha acortado distancias entre sanitarios, que la feminización de la Sanidad da pie a un colegueo igualitario y que la generación tiktok no puede concentrarse para leer tres minutos seguidos, tenemos la tormenta perfecta.
Y, salvo el personal veterano, eso es lo que he encontrado yo: enfermeras/os que tardan tres días en seguir las instrucciones de las doctoras, provocando con ello el empeoramiento del paciente —o sea, yo—; que se bloquean cuando les señalas que han cometido un error y, en lugar de acudir al informe para rectificar, mienten tanto al médico como al enfermo; electrocardiogramas que se dejan sin hacer porque les da pereza volver al control a comprobar si hay que hacerlo; pautas de medicación que no se respetan hasta que el enfermo lo reclama… Eso sí, todo el mundo te llama “cariño”, “cielo” y hasta “bombón”, que ahora lo importante es lo afectivo. A los tres días de descontrol, las doctoras dieron un golpe en la mesa y me pidieron perdón por el caos, pero, en ausencia de la clásica autoridad que antes emanaba de los médicos, no parecía que pudieran hacer mucho más.
No sé qué habría pasado si yo hubiera sido una persona dependiente o, simple y sencillamente, alguien que no distingue médicos de celadores, pero os daré un consejo: si ingresáis en un hospital, estad atentos. No os pongáis a ciegas en manos de otros.
Y, salvo el personal veterano, eso es lo que he encontrado yo: enfermeras/os que tardan tres días en seguir las instrucciones de las doctoras, provocando con ello el empeoramiento del paciente —o sea, yo—; que se bloquean cuando les señalas que han cometido un error y, en lugar de acudir al informe para rectificar, mienten tanto al médico como al enfermo; electrocardiogramas que se dejan sin hacer porque les da pereza volver al control a comprobar si hay que hacerlo; pautas de medicación que no se respetan hasta que el enfermo lo reclama… Eso sí, todo el mundo te llama “cariño”, “cielo” y hasta “bombón”, que ahora lo importante es lo afectivo. A los tres días de descontrol, las doctoras dieron un golpe en la mesa y me pidieron perdón por el caos, pero, en ausencia de la clásica autoridad que antes emanaba de los médicos, no parecía que pudieran hacer mucho más.
No sé qué habría pasado si yo hubiera sido una persona dependiente o, simple y sencillamente, alguien que no distingue médicos de celadores, pero os daré un consejo: si ingresáis en un hospital, estad atentos. No os pongáis a ciegas en manos de otros.