No voy a afirmar nada, pero el lector inteligente enseguida podrá entender qué quiero decir. El cuento que voy a contar sucede en un reino imaginario de un planeta distante. Serviría tal planeta como ejemplo para una película de Hollywood, aunque al paso que vamos es fácilmente reproducible aquí y ahora.
Las redes sociales están ahí para que todos demos nuestra opinión. Un like por aquí, un "dislike" por allá. Un canal de Youtube al que nos suscribimos, una firma "a favor de algo" que enviamos, dinero de apoyo que mandamos por PayPal... y todas nuestras acciones en redes van a parar a unos repositorios o contenedores de números, unos y ceros, que a simple vista no son más que "datos", sin mayor trascendencia a ojos de nuestra percepción "humana". Y sin embargo, esos datos (big data) tienen más trascendencia de lo que pensamos.
Las redes sociales permiten recabar grandes cantidades de datos muy específicos de millones de usuarios. Esta información recopilada, si se trata con herramientas de big data adecuadas, permite trazar perfiles con un nivel de detalle que el marketing tradicional no había conseguido. Tan alto es el nivel de detalle que, llegado el momento y con la intencionalidad adecuada, se le puede decir a la Inteligencia Artificial (IA) o al operador humano que esté manejando esos datos: "identifica a este grupo de personas...incómodas".
Una vez identificado tal grupo, no es necesario (ni posible) hostigarlo mediante los tribunales o la policía, porque esas personas no han cometido delito alguno, es más, se han dedicado única y exclusivamente a hacer uso de la libertad que le confieren las leyes y el ordenamiento jurídico. Al ser libres tan sólo actúan conforme a la ley, pero en ese planeta distante, en ese reino de película, hay otros intereses que son diametralmente opuestos a lo que dice la ley. Y casualmente quienes manejan la IA y los big data también tienen en sus manos las empresas de suministro que prestan servicio a muchas de estas personas "molestas".
¿Cómo hostigar al grupo disidente?... se puede hacer mediante sistemas informáticos, de la misma manera que fueron detectados, ahora pueden ser "bombardeados" a diestro y siniestro sin que nadie se de cuenta. Podría hacerlo la IA, no lo dudo, pero es mucho más fácil que lo haga un grupo de sicarios a sueldo: identificar uno por uno a los disidentes en cada empresa de suministro de la que hacen uso: teléfono, electricidad, gas, etc... y someter a estas personas a un martirio diario a base de facturas exageradas de consumo que costará meses "demostrar" que son erróneas. Cortes de suministro, gastos extras, incomodidades variadas que convierten la vida en un terreno minado. Imaginen que en ese planeta distante estas personas no se conocen entre sí, pero todas están sufriendo el mismo problema.
¿Es posible que esta situación se dé en nuestro mundo?... yo creo que esto está sucediendo, pero casi nadie lo sabe porque ninguno ha puesto esta situación en común con los demás... de forma completa. Para que todos caigamos en la cuenta de que estamos en el mismo grupo de hostigamiento, debemos hablar de ese tema con aquellos con los que compartimos intereses comunes... pero ¿quien comenta en el grupo de antivacunas que Iberdrola le ha metido una factura extra de 7.000 Kwh por dos meses?... ¿quien habla de un litigio con Gas Natural o con Telefónica en un chat contra el pasaporte el bichito?... Os digo que va a empezar a ser necesario hablar de estas cosas porque es muy posible que el acoso se esté produciendo ya sin que se ponga en común y todos lo estemos sufriendo en silencio.