Entrevista a Girauta: "Nunca ha sido tan increíble el espectáculo de la sumisión como lo es hoy"

wintermute81

Fuego, movimiento y choque.
Desde
19 Dic 2013
Mensajes
8.629
Reputación
20.993
Juan Carlos Girauta: "Nunca ha sido tan increíble el espectáculo de la sumisión como lo es hoy"
En Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos, el exdiputado analiza para la juventud las corrientes culturales hegemónicas que imperan hoy.

Una larga carta. Así se dirige Juan Carlos Girauta (Barcelona, 1961) al joven que fue y, de paso, a todos los jóvenes que hoy son. De ellos admira su energía, pero al mirarlos no puede dejar de verse a sí mismo, hace unas décadas, y siente la tentación universal de regresar para pegarse un par de gritos. Quiere advertirse, pero no puede, así que escoge advertirles a aquellos que son como fue él. Su experiencia puede ayudarles a esquivar errores innecesarios, a enfocar sus energías en caminos edificantes. No quiere que se extravíen por la senda equivocada. En Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos (Sekotia), el exdiputado de Ciudadanos analiza el páramo cultural sobre el que se desenvuelve la juventud actual y se dirige a aquellos que quieran escucharle para brindarles la oportunidad de despertar su espíritu crítico. Tal vez así, desde la base, puedan formarse los cimientos de una respuesta sólida contra la hegemonía ideológica que, en última instancia, está vaciando de significado los valores que sustentan nuestras democracias liberales. Hablamos con él:

Pregunta: ¿Cómo ve a la juventud de hoy en día?

Respuesta:
La juventud de hoy en día no es culpable de estar sometida a un sistema educativo diseñado para la mediocridad. No tiene culpa de que le hayan malogrado su talento en pos de una educación para el adoctrinamiento y para la igualación por abajo. No hay otro igualitarismo en la educación que ese. No existe la posibilidad de igualar por arriba. En la pedagogía contemporánea, y sobre todo en la pedagogía pogre, cualquier cosa que huela a competencia es erradicada. Se considera malvada. Estamos en la época del fútbol sin contabilizar los goles. La época de no corregir con bolígrafo rojo para no traumatizar al estudiante. Y todavía peor que eso. La época de los docentes que manipulan sentimentalmente a los niños con causas ideológicas que no tienen edad de comprender. Lo que sí que pueden es sentir mucha pena o mucho miedo por las cosas que les cuentan. Y los profesores lo saben. Ya se ha localizado un trastorno nuevo, la ‘ecoansiedad’, detectado en los niños de forma muy particular. La única ventaja que le veo a la juventud es precisamente su condición de joven. Conserva todavía una naturaleza dúctil para poder corregirse. Pero eso sólo se puede conseguir a base de leer mucho. Mucho. Y de no dejarse manipular sentimentalmente tanto.

P: ¿Qué condiciona más al alumno, la educación "en valores" o la manipulación ideológica directa sobre el temario?

R:
Yo es que niego que se esté llevando a cabo una educación "en valores". Se disfraza de educación en valores, pero es una educación centrada exclusivamente en el adoctrinamiento ideológico. Se reduce a fórmulas verbales, solamente. Consignas. Sentimientos. Hay que sentirse de cierta manera. Por esa vía se introduce todo lo demás. Y lo hacen con niños porque son quienes todavía no han desarrollado los anticuerpos adecuados que les protejan de los sinvergüenzas. Es la palabra más suave para definirlos. Sinvergüenzas que embaucan a la juventud a través de las "buenas intenciones". De buenas intenciones está empedrado el infierno.

P: ¿El adoctrinamiento es definitivo? ¿No mata siempre cada generación a la anterior? ¿No hemos cuestionado a nuestros padres siempre, llegados a cierta edad?

R:
Pero fíjate que hoy se da una circunstancia que no se había dado nunca. Esta es la primera vez en que la juventud se cree rebelde mientras defiende punto por punto lo mismo que el poder. Político, financiero, económico y mediático. El batiburrillo de causas que tienen en la cabeza los jóvenes pogre —es decir, los jóvenes que acaban de salir del colegio y que no han tenido la suerte de tener unos padres que les pongan libros adecuados en las manos, para ver las cosas de otra manera—, los términos con que defienden ese batiburrillo de causas, son exactamente los mismos utilizados por el Foro Económico Mundial, la ONU, la Comisión Europea, el Gobierno de turno, la publicidad de los bancos, de las eléctricas y de las empresas del Ibex. Nunca ha sido tan increíble el espectáculo de la sumisión como lo es hoy. ¿Dónde está la rebeldía? No es que no maten al padre en el sentido freudiano, es que son esclavos del poder. Sumisos repetidores de las consignas de los poderosos, mientras se creen que luchan contra lo establecido. Es una cosa sorprendente.
Los rebeldes de hoy no es que no maten al padre en el sentido freudiano, es que son esclavos del poder

P: ¿En eso consiste la famosa hegemonía de la que hablaba Laclau, que usted desgrana en el libro?

R:
Es la manifestación extrema de la hegemonía. Lo que demuestra hasta qué punto se ha impuesto. La hegemonía es precisamente que tus adversarios piensen como tú quieres. La hegemonía por la vía de Laclau sigue una estrategia muy inteligente y muy nueva. Es postmarxista porque ya no opera en el ámbito de las clases sociales. Pero todos sus referentes son marxistas. Lo que propugna de forma abierta y descarada es hacerse con todas las luchas diversas que se dan en una sociedad compleja y desarrollar un discurso que las articule. Así se puede dar este hecho completamente nuevo en la historia: el de una juventud que se considera rebelde reproduciendo exactamente el discurso del poder. No creo que nunca haya existido una hegemonía así. Es el resultado de la toma de las conciencias, implementado gracias a unas plataformas tecnológicas que tampoco habían existido antes. Normal. El fenómeno de tener tantas horas al día a los jóvenes metidos en plataformas que te colocan su ideología por las vías más inverosímiles es completamente actual. Tienen un poder de penetración que no había existido nunca.

P: ¿Qué quiere decir eso de la "radicalizacion de la democracia"? ¿Qué proponía exactamente Laclau?

R:
Quiere decir exactamente eso. ¿Cómo se radicaliza la democracia? Radicalizando cada una de esas causas. Laclau dice que se pueden respetar las reglas de juego de la democracia liberal. Y a continuación dice que hay que radicalizar esa democracia. Pero no dice cuándo hay que parar la radicalización.

P: ¿Pero por qué? ¿Qué se persigue exactamente? Antes, al menos, un marxista quería imponer un sistema propio, contrario a la democracia liberal capitalista. ¿Ahora?

R:
Ahora se busca el poder por el poder. Nada más y nada menos que eso. Laclau ya no se molesta en declarar los fines que habían declarado los marxistas. No le interesa eso. El suyo es un populismo consciente, en la medida en que lo que se propone en realidad es tergiversar los fundamentos de la democracia liberal hasta convertirlos en irreconocibles. La prueba está en que el concepto de igualdad que se maneja hoy ya no tiene nada que ver con el de las democracias de siempre, que es el de la igualdad de derechos. Como ese principio es fundacional, les resulta incómodo. Así que lo van cambiando por el de equidad, es decir, la igualdad que digan ellos. Ya no existe igualdad ante la ley, ya no existe el principio de la carga de la prueba. Tampoco existe la libertad de expresión. Hay una espiral de silencio colosal. En cada causa hay especialistas. Y quienes no comulgan con la visión pogre son censurados. Sus carreras se abortan. No obtienen becas, ni promoción. Y eso en las ciencias duras, eh, no ya sólo en las ciencias blandas. Hace poco cancelaron a un profesor francés por revisar el pensamiento queer desde una visión biológica evolucionista y sostener que va en contra de Darwin. Estamos ante un nuevo oscurantismo. Los jóvenes pogre no son los hijos de las luces, precisamente. Por eso no pueden tolerar las evidencias que les lleven la contraria.
Ahora se busca el poder por el poder. Laclau ya no se molesta en declarar los fines que habían declarado los marxistas. No le interesa eso ya.

P: ¿Cómo puede convertirse en hegemónico un discurso tan contradictorio? ¿No debe tener un mínimo de verdad detrás, para que tanta gente lo secunde?

R:
El discurso se convierte en hegemónico porque el acceso a las mentes se hace a través de las vías sentimentales, y no por las racionales. Ahí la contradicción ni siquiera se percibe, porque todo es autorreferencial. Lo que incitan quienes lo promulgan es a asumir el papel de que los buenos son ellos y los malos los demás. Colocan una dicotomía simplicísima que debe prolongarse hasta el infinito. Lo único que se conserva igual detrás de cada una de esas causas fragmentarias es el esquema del opresor y el oprimido. En ese sentido son más deudores de Foucault que de Marx. El postmarxismo es eso. Ya no sólo hay una lucha. Hay muchas luchas. Y lo que tienen en común es ese esquema. No te basta con que la mujer deba ser igual, necesitas que el hombre sea malvado. No te basta con que los tras*exuales deban ser aceptados, necesitas que los cisgénero sean puestos en cuestión. No precisas que haya un consenso sobre que existe un cambio climático y que emitir menos CO2 es bueno en sí, sin más, necesitas decir que el mundo se va a acabar y que quien no esté dispuesto a asumir terribles sacrificios que arruinarán a las generaciones actuales es un malvado. Ese es el común denominador. Es lo único que comparten. Y todo eso ha accedido a las mentes por la vía sentimental. El miedo es un sentimiento muy utilizado. Rosling relató cómo Al Gore le instó a manipular sus gráficas para pintar siempre el peor escenario climático imaginable. Y eso lo único que demuestra es que la izquierda actual no tiene que ver con la de hace treinta años. Es de una naturaleza distinta. Además es gratis. Sólo hace falta indignarse mucho para situarse en ella. No necesitas leer, ni arriesgar nada. Su batalla es la de la reafirmación personal, encontrando refugio en el grupo. La gente necesita eso. La consecuencia, claro, es que de esa forma también se diluye la responsabilidad. La igualdad ha muerto. Ya no juzgas a dos personas de la misma forma por los mismos hechos. Lo que juzgarás será cómo han sido influidas por sus identidades y, por tanto, en qué medida son víctimas. Ser víctima te exime del delito. Y además depende de tu propia percepción. Te exime de responsabilidades. A mí, por ejemplo, la única etiqueta que podría catalogarme como víctima es que soy catalán. Y un catalán puede delinquir, porque está oprimido. Si me persiguiesen por delinquir, estarían persiguiendo a todos los catalanes. Así funciona. Es una cosa profundamente reaccionaria. Como también lo es traficar con el miedo en el tema del clima, o borrar a la mujer con el feminismo de tercera ola, o borrar a los gayses en las escuelas porque ahora lo que les pasa es que han nacido en el sesso equivocado. Y así podríamos seguir. Eso es la izquierda hoy. Lo reaccionario hoy es la izquierda.
juan-carlos-girauta-ld-13.jpg
 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Solo los usuarios registrados pueden ver el contenido de este tema, mientras tanto puedes ver el primer y el último mensaje de cada página.

Regístrate gratuitamente aquí para poder ver los mensajes y participar en el foro. No utilizaremos tu email para fines comerciales.

Únete al mayor foro de economía de España

 
Volver