Compartir las mismas inquietudes y objetivos con tu grupo de iguales facilita el éxito profesional. El cuidado y el apoyo que te prestan tus amigas puede resultar decisivo, hasta el punto de alcanzar hitos que parecían irrealizables en un principio.
Es el caso de María Villarroya Gaudó, licenciada en Ciencias Físicas, doctora en Ingeniera Electrónica y profesora e investigadora de la Universidad de Zaragoza. Entre sus ocupaciones, se dedica a la divulgación científica, en especial entre las niñas.
La Doctora en Ingeniería Electrónica encontró en otras mujeres ingenieras de perfiles diversos la misma preocupación:
el déficit enorme de mujeres estudiantes en carreras de ramas científico-técnicas. María lleva décadas trabajando junto con otras compañeras en pro de la divulgación de las vocaciones STEM en las niñas de la Educación Primaria y de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO): “Hacen falta apoyos familiares y alrededor. También hacen falta referentes, no solo de grandes mujeres y grandes científicas reconocidas, sino próximos”, explica la investigadora.
Generar referentes locales es una de las claves de los proyectos en los que María Villarroya Gaudó está involucrada.
'Girls Day' es una de esas iniciativas que lleva en funcionamiento desde 2008. Se trata de una jornada que
acerca las vocaciones científico-tecnológicas a las alumnas de la ESO y Bachillerato de la mano de mujeres profesionales. Tanto María como sus compañeras descubrieron que muchas chicas tenían lo suficientemente asentada la idea de que no valían para este tipo de carreras desde etapas educativas anteriores.
“En estos momentos no hay unas diferencias explícitas que no te permitan acceder a este tipo de estudios,
pero hay muchos condicionantes sociales que al final pesan. Desde edades tempranas, muchas niñas empiezan a pensar que se les dan mal las matemáticas y eso ocurre a partir de los seis años”, detalla María Villarroya Gaudó. Por este motivo, proyectos prácticos y participativos que difunden profesiones técnicas y científicas como
‘Una ingeniera en cada cole’ son más que necesarios.
EL DESFASE ENTRE NIÑOS Y NIÑAS
Con el sustento de informes internacionales, sus compañeras y ella han trabajado en estudios a nivel local que refrendan que la falsa creencia de que se les dan peor las matemáticas que a los chicos de su edad suele aparecer durante la Educación Primaria. Esto provoca que muchas niñas
enfoquen su futuro profesional a ramas de estudio biosanitarias, de humanidades o de ciencias sociales. Además, el hecho de que en el futuro las mujeres sean una clara minoría en carreras profesionales en ámbitos como la Informática o la Ingeniería provoca, en más ocasiones de las deseadas, que los resultados de los trabajos elaborados por investigadoras tarden más en tenerse en cuenta.
“A veces nosotras tenemos más miedo al fracaso y al error en las aulas y el profesorado debe ser consciente. Nosotras hicimos un estudio en todo Aragón que está publicado en una revista científica en la que encuestamos a 2.000 escolares de primaria y a 200 docentes. Las respuestas de las niñas mostraban que sentían que se les daba peor las matemáticas. Le preguntábamos al profesorado si habían notado que las niñas sentían que se les daban peor las matemáticas y
la respuesta fue ‘Nunca’ o ‘Casi nunca’ en 160 de los 200 casos”, detalla Villarroya Gaudó.
Sin embargo, nuestra voz interior, a raíz de los prejuicios que comienzan a asentarse en los primeros años condiciona sobremanera el número de mujeres en las carreras de ingeniería: “Cuando hablo con el profesorado de Primaria descubro que en muchos casos no son conscientes de la necesidad de que haya más mujeres en Ingeniería. En general, estamos por debajo del 30% y, en algunas ramas, del 20%”, afirma. En este sentido,
‘Una ingeniera en cada cole’ trabaja tanto con el alumnado como con las maestras y los maestros para que “cuando las niñas tomen una decisión, lo hagan contando con toda la información y tengan igualdad de oportunidades”.
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María Villarroya Gaudó leyendo su libro ‘10001 amigas ingenieras’.F. C.
GRAN COLABORACIÓN EN SUS INICIATIVAS
Los resultados de ambos proyectos no han podido ser más gratificantes para María Villarroya Gaudó: “Mujeres maravillosas, con las mismas inquietudes o muy similares a las mías,
me han aportado mucho en las actividades de divulgación. Tener un grupo de iguales con las que trabajar y con las que apoyarte en una carrera profesional en la que eres minoría es muy satisfactorio para mí, al igual que poder llegar a las niñas y poder darles oportunidades que nosotras tuvimos”.
Y junto a ellas, llegó la magia. Una pequeña reseña de ‘Una ingeniera en cada cole’ que les realizó Pilar Perla en
Tercer Milenio, el suplemento de
Heraldo de Aragón, sirvió como reclamo para aumentar el número de ingenieras voluntarias que acabarían formando parte de estas actividades y que se acabarían consolidando como referentes próximos de las estudiantes.
“Buscamos ingenieras voluntarias que acudieran a sus colegios de proximidad, ya sea en el que han estudiado, en el que estudian sus hijos e hijas o el de sus barrios. En vez de ser 4 o 5,
llegamos a ser aproximadamente 30”, indica emocionada la investigadora. Desde entonces, ‘Una ingeniera en cada cole’ ha ido evolucionando hasta más de 500 voluntarias, más de 20.000 escolares y su labor divulgativa llega hasta a entornos rurales de Aragón.
UN TRABAJO CONJUNTO
María Villarroya Gaudó es la promotora de
10001 amigas ingenieras, libro que explica qué es la ingeniería a través de la experiencia de 17 amigas que además proponen cada una de ellas un experimento pensado para niñas y niños a partir de 6 años. Este libro se publicó mientras ella presidía la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas en Aragón (AMIT-ARAGÓN). Esta asociación se fundó con el objetivo de
fomentar la plena incorporación en igualdad de condiciones de las mujeres en el sistema de Ciencias y Tecnología.
María Villarroya Gaudó también dirigió el Observatorio de Igualdad impulsado por la Universidad de Zaragoza. En 2008, en un contexto en el que se acababa de aprobar la ley de igualdad y la reforma de la ley universitaria, aceptó el reto de afrontar un puesto de responsabilidad cuando “no existía ni un primer diagnóstico de la situación.
No teníamos datos desagregados por sexos en la Universidad de Zaragoza”. Por suerte, ahora se está desarrollando el II Plan de Igualdad y diversas acciones que han aflorado de ese trabajo en los primeros años. Y, aunque todavía hay margen de mejora, se siente satisfecha de los hitos logrados desde aquel entonces: “Poco a poco ha ido creciendo, se están dando cada vez más acciones, se hacen cada vez más actividades y creo que estamos en el camino del cambio”.
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María Villarroya Gaudó manipulando material que utilizan las niñas en sus actividades.F. C.
Ese camino está cada vez más vivo gracias al apoyo mutuo, la cooperación, la amistad y las preocupaciones comunes de las investigadoras que conforman AMIT: “Son todo. Todo el camino que has trazado con ellas, las que te animan a presentarte a una plaza, las que te despejan las dudas, las que te dicen ‘claro que puedes’ tras un día en el que sale todo mal,
las que están ahí para tomar un café cuando algo no sale bien y las que están para celebrar. Es muy importante tener un grupo de iguales con el que poder compartir todo lo que nos pasa”.
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Este reportaje forma parte de la tercera temporada de la serie
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Propaganda pagada por CEPSA.... es que es sencillamente acojonante.
Esto es como si en la Unión Soviética apareciesen en prensa reportajes pagados por la COCA-COLA hablando de las bondades del marxismo.