En el otoño de mi vida me doy cuenta de lo que importa

Viejo McLanister IV

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18 Jun 2024
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He escrito esta reflexión sobre lo que es importante para mí y me gustaría compartirla por si puede aportar otra perspectiva a los que sois jóvenes.

Desde que era un niño me dejé guiar por mi padre y lo único importante era sacar adelante la empresa.
Me pasé la vida cortando árboles, hasta jubilarme.
Me casé a los 23 años y ella falleció a los 25.
No tuve hijos y nunca encontré otra mujer con la que tenerlos como yo quería.

Me arrepiento de haberme tomado el trabajo y la vida de forma tan dura.
Me arrepiento de no haber dejado de trabajar antes.
Podría haber vendido la empresa con 44 años y no haber perdido la salud porque la salud es todo.
Pero también pienso que debí cortar muchos más árboles.
Todo lo que nace tiene que sufrir y esos eucaliptos y pinos estaban mejor caídos, convertidos en troncos muertos.
Y el suelo está mejor muerto.

Otro de mis arrepentimientos es haber sido bueno con la gente, aunque suene mal.
La gente anda por la vida sin saber por qué y cargándole a otros sus dolores y egoísmos.
La bondad al final es otro engaño para aguantarnos esta vida.

También me arrepiento de no haber hablado menos.
De joven uno cree que necesita opinar, ahora me parece una pérdida de tiempo, nadie escucha de verdad.
Me hubiera gustado callarme más, pasar más desapercibido.
Ahora que soy viejo y veo cómo la gente habla de la vida no puedo evitar pensar que es una cháchara hueca.

Por último, me arrepiento de lo más importante que es no cuidar la salud lo suficiente.
A uno la salud le suena a médicos o deportistas y la da por hecho pero cuando se va te das cuenta de que es lo único que importa.
Yo de joven dormía bien y no pensaba ni en la espalda ni en las rodillas ni en todo el cuerpo que ahora me duele hasta cuando estoy quieto.
La edad no perdona y cada noche es una tortura que ni con pastillas se me va. Si me quedo sentado duele, si me acuesto duele. Es como si el cuerpo estuviera peleando solo por seguir molestando. La vida al final se convierte en aguantar el dolor sin sentido, una molestia que ni te deja descansar. Hay que cuidarse.
 
Ideas dichas millones de veces por cualquier fulastre. Y los foreros adoran esa filosofía de "nada importa, todo es cosa, los triunfadores no existen, vuestra autoestimita al máximo siendo completamente nulos".

El problema de todo eso, es que a los únicos que les sirven de verdad esas ideas, los empresarios, jamás escucharían a nadie porque sus vidas tratan sobre maniobrar gaiamente buscando autoestima máxima como sea para ya, que es justo lo que lleva a los foreros (ubicados en el sitio contrario) a esas ideas siendo las peores para ellos. Puzzle perfecto.
 
Si hubieras sido malo con la gente habrías sumado otro motivo de insomnio salvo que hubieses aprendido a apiolar tu conciencia, en cuyo caso habrías dejado de ser humano.

Como comprenderás esta es una opinión que no pretende convencer, pero que es conveniente conocer por si te convence. Y para eso es necesario hablar.

Parece que estás sumido en una depresión. Disfruta de la vida que tienes y de lo bueno que tengas, no seas tan caviloso y da gracias a Dios por las personas buenas y los buenos momentos... No todos han tenido la oportunidad de vivir eso, solo han podido hacerlo en sueños. Un saludo y adelante.
 
También me arrepiento de no haber hablado menos.
De joven uno cree que necesita opinar, ahora me parece una pérdida de tiempo, nadie escucha de verdad.
Me hubiera gustado callarme más, pasar más desapercibido.
Ahora que soy viejo y veo cómo la gente habla de la vida no puedo evitar pensar que es una cháchara hueca.

Muy bueno.
Mis dies.
 
Entiendo perfectamente a lo que te refieres porque, entre otras cosas, me veo desgraciadamente reflejado en tu historia, con sus matices. En mi caso de joven fui un estudiante sobresaliente, el número uno de todas mis promociones, becas en el extranjero, y dejé todo para volverme a España a la empresa de mi padre, todo por hacerle caso a él.

Una decisión que acabaría arruinando mi vida, maltratado en todos los sentidos desde el primer día, la persona que menos ganaba de toda la empresa (eso lo veía apropiado) y humillado constantemente por su figura. Yo pensaba que era su forma de entender que yo tenía que pasar uan especie de prueba de fuego para ver si realmente servía para llevar adelante el negocio e iba aguantando pensando que algún día acabaría saliendo el sol y las cosas mejorarían.

Craso error, la cosa se convirtió en una espiral de manipulación en la que cuanto más me bajaba a cumplir sus órdenes mayor era el número de éstas, mientras el salario no me daba ni para pipas y hacía más horas que un reloj. A todo esto la empresa ganando pasta a mansalva, cada vez más.

Acabé desarrollando varias enfermedades crónicas que limitaron mi día a día notablemente, con varias intervenciones quirúrgicas, estancias largas en hospitales, un suplicio que llega a día de hoy. Uno no sabe lo limitante que es en todos los aspectos una mala salud, influenciando hasta la toma de decisiones de las cosas más baladíes.

La parte buena, que acabé descubriendo quién era mi padre, y que en el mundo existen figuras como él que dedican sus energías a arruinar vidas de otros en pro de su ascenso personal, y que para más inri son admiradas por doquier. Lo descubrí demasiado tarde, pero ahora tengo el superpoder de identificar ese perfil psicopático a distancia, no hay mal que por bien no venga...

¡Mucho ánimo!
 
Entiendo perfectamente a lo que te refieres porque, entre otras cosas, me veo desgraciadamente reflejado en tu historia, con sus matices. En mi caso de joven fui un estudiante sobresaliente, el número uno de todas mis promociones, becas en el extranjero, y dejé todo para volverme a España a la empresa de mi padre, todo por hacerle caso a él.

Una decisión que acabaría arruinando mi vida, maltratado en todos los sentidos desde el primer día, la persona que menos ganaba de toda la empresa (eso lo veía apropiado) y humillado constantemente por su figura. Yo pensaba que era su forma de entender que yo tenía que pasar uan especie de prueba de fuego para ver si realmente servía para llevar adelante el negocio e iba aguantando pensando que algún día acabaría saliendo el sol y las cosas mejorarían.

Craso error, la cosa se convirtió en una espiral de manipulación en la que cuanto más me bajaba a cumplir sus órdenes mayor era el número de éstas, mientras el salario no me daba ni para pipas y hacía más horas que un reloj. A todo esto la empresa ganando pasta a mansalva, cada vez más.

Acabé desarrollando varias enfermedades crónicas que limitaron mi día a día notablemente, con varias intervenciones quirúrgicas, estancias largas en hospitales, un suplicio que llega a día de hoy. Uno no sabe lo limitante que es en todos los aspectos una mala salud, influenciando hasta la toma de decisiones de las cosas más baladíes.

La parte buena, que acabé descubriendo quién era mi padre, y que en el mundo existen figuras como él que dedican sus energías a arruinar vidas de otros en pro de su ascenso personal, y que para más inri son admiradas por doquier. Lo descubrí demasiado tarde, pero ahora tengo el superpoder de identificar ese perfil psicopático a distancia, no hay mal que por bien no venga...

¡Mucho ánimo!
Qué fuerte, ¿no? Pero al menos heredarás la empresa algún día.
 
Si hubieras sido malo con la gente habrías sumado otro motivo de insomnio salvo que hubieses aprendido a apiolar tu conciencia, en cuyo caso habrías dejado de ser humano.
La bondad hay que guardarla para unos pocos que conoces y sabes que la merecen. Otros se aprovechan y luego ves que en vez de darles la mano habría sido mejor empujarlos al río.

normalmente, a la gente buena le cuesta pedir nayuda.
Esto es otra cosa que he entendido con el tiempo y me arrepiento de no guardar toda mi generosidad para los que de verdad la merecían.
 
He escrito esta reflexión sobre lo que es importante para mí y me gustaría compartirla por si puede aportar otra perspectiva a los que sois jóvenes.

Desde que era un niño me dejé guiar por mi padre y lo único importante era sacar adelante la empresa.
Me pasé la vida cortando árboles, hasta jubilarme.
Me casé a los 23 años y ella falleció a los 25.
No tuve hijos y nunca encontré otra mujer con la que tenerlos como yo quería.

Me arrepiento de haberme tomado el trabajo y la vida de forma tan dura.
Me arrepiento de no haber dejado de trabajar antes.
Podría haber vendido la empresa con 44 años y no haber perdido la salud porque la salud es todo.
Pero también pienso que debí cortar muchos más árboles.
Todo lo que nace tiene que sufrir y esos eucaliptos y pinos estaban mejor caídos, convertidos en troncos muertos.
Y el suelo está mejor muerto.

Otro de mis arrepentimientos es haber sido bueno con la gente, aunque suene mal.
La gente anda por la vida sin saber por qué y cargándole a otros sus dolores y egoísmos.
La bondad al final es otro engaño para aguantarnos esta vida.

También me arrepiento de no haber hablado menos.
De joven uno cree que necesita opinar, ahora me parece una pérdida de tiempo, nadie escucha de verdad.
Me hubiera gustado callarme más, pasar más desapercibido.
Ahora que soy viejo y veo cómo la gente habla de la vida no puedo evitar pensar que es una cháchara hueca.

Por último, me arrepiento de lo más importante que es no cuidar la salud lo suficiente.
A uno la salud le suena a médicos o deportistas y la da por hecho pero cuando se va te das cuenta de que es lo único que importa.
Yo de joven dormía bien y no pensaba ni en la espalda ni en las rodillas ni en todo el cuerpo que ahora me duele hasta cuando estoy quieto.
La edad no perdona y cada noche es una tortura que ni con pastillas se me va. Si me quedo sentado duele, si me acuesto duele. Es como si el cuerpo estuviera peleando solo por seguir molestando. La vida al final se convierte en aguantar el dolor sin sentido, una molestia que ni te deja descansar. Hay que cuidarse.

Te has planteado el suicidio?
 
La bondad hay que guardarla para unos pocos que conoces y sabes que la merecen. Otros se aprovechan y luego ves que en vez de darles la mano habría sido mejor empujarlos al río.
Es así como dices... pero para saber que merecen la pena, para conocerlos, hay que echarle tiempo a la gente y llevarte decepciones. Es así, y cuando no te esperas nada de las personas y vas con cuidado... pues te lo tomas con tranquilidad. Al menos eso me pasa a mí.

E insisto. No le des muchas vueltas a lo que has hecho mal. Quédate con lo que has hecho bien.
 
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